El futuro del turismo
El futuro del turismo
“Existen ejemplos en casi todo el mundo, donde se identifica el desarrollo turístico como la causa principal de la degradación del medio ambiente.” (Una introducción al turismo, de Leonard J. Lickorish y Carson L. Jenkins.)
EL CRECIMIENTO del turismo no solo representa un peligro potencial para el medio ambiente, sino que puede contribuir a la aparición de otros problemas. Veamos brevemente algunos de ellos, y luego analizaremos las posibilidades futuras de viajar por nuestro hermoso planeta y conocer sus maravillas, en especial sus encantadores habitantes.
Problemas medioambientales
El gran volumen de turistas constituye de por sí una fuente de problemas. Los investigadores Lickorish y Jenkins escriben: “En la India, el Taj Mahal sufre desgaste y deterioro por los visitantes; en Egipto, las pirámides también se ven amenazadas debido al gran número de visitantes”.
Además, los mencionados investigadores añaden que si no se controla el turismo, las multitudes de visitantes pueden destruir o dañar la vegetación mientras caminan por las zonas protegidas. Asimismo se ponen en peligro algunas especies cuando los turistas se llevan objetos como conchas marinas exóticas y pedazos de coral, o cuando los residentes del lugar los recogen para venderlos.
Otro problema es que el turismo contamina, pues según cálculos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada turista genera, como promedio, un kilogramo [2,2 libras] de residuos sólidos al día. Hasta las zonas más remotas parecen verse afectadas. Un informe reciente de la Red de Acción del Bosque Tropical dice: “En las rutas turísticas del Himalaya hay basura a lo largo de los senderos, y los bosques de las montañas [han] quedado diezmados, convertidos en leña para cocinar o para calentar agua con que bañarse”.
Es más, los turistas suelen consumir cantidades desmesuradas de recursos a expensas de los habitantes del lugar. James Mak, en su libro Tourism and the Economy (Turismo y economía), dice lo siguiente: “Los visitantes de la isla de Granada consumen siete veces más agua que los residentes locales”. Y añade: “Directa e indirectamente, el turismo es responsable del 40% del consumo total de energía de Hawai, aunque solo 1 de cada 8 personas sea un visitante”.
Es cierto que los turistas invierten mucho dinero en los viajes a países en vías de desarrollo, pero la mayor parte de ese gasto no beneficia a la población local. El Banco Mundial calcula que solo el 45% de los ingresos procedentes del turismo permanece en el país de destino, pues la mayor parte del dinero regresa a las naciones industrializadas mediante los operadores turísticos y los hoteles de capital extranjero.
Efectos sociales negativos
Los turistas occidentales relativamente pudientes que viajan a países menos adelantados pueden producir otros ligeros —y a veces no tan ligeros— efectos adversos en las culturas locales. Por ejemplo, los turistas llevan consigo artículos caros, objetos con los que los habitantes del lugar ni siquiera sueñan. Muchos de estos llegan a desear tales lujos, pero no pueden obtenerlos a menos que cambien su estilo de vida, cambio que tal vez suponga comportamientos sociales nocivos.
James Mak —a quien citamos antes— también hace mención de otros posibles problemas, pues señala que el aumento del turismo puede “llevar a la pérdida de la identidad cultural y de comunidad, provocar conflictos dentro de sociedades tradicionales sobre cómo usar los terrenos comunitarios y los recursos naturales, y fomentar conductas antisociales como la delincuencia y la prostitución”.
Hoy en día, los turistas se sienten libres de ataduras, de modo que se entregan a actividades de las que se abstendrían si estuvieran en su hogar rodeados de amigos y familiares. La inmoralidad, por tanto, se ha convertido en un problema de grandes proporciones. Subrayando un conocido ejemplo, el mencionado autor dijo: “Cada vez hay más preocupación internacional por el efecto que el turismo tiene en la prostitución infantil”. En 2004, la cadena de noticias CNN informó: “‘Fuentes confiables señalan que entre 16.000 y 20.000’ niños son víctimas de abusos sexuales en México, ‘principalmente en zonas fronterizas, urbanas y turísticas’”.
Los beneficios de viajar
La Tierra es un hermoso hogar que permite disfrutar de muchas maravillas, como el espectáculo que ofrecen las coloridas puestas de sol y el cielo cubierto de centelleantes estrellas, además de una variada fauna y flora. Vivamos donde vivamos, todos tenemos acceso a estas y otras bellezas naturales. Con todo, también nos deleita viajar a diferentes lugares y ver sus maravillas.
A pesar de la impresión que les causa la naturaleza, muchos turistas afirman que lo que más
les gusta de sus viajes es conocer a personas de culturas distintas a la suya. Suelen llegar a la conclusión de que los prejuicios que algunos tienen no se corresponden con la realidad, de modo que sus viajes los ayudan a comprender a gente de otras razas y culturas, y a entablar amistades entrañables.Una lección que aprenden muchos turistas es que la felicidad no estriba necesariamente en los bienes materiales. Resulta más importante la relación con los demás: disfrutar de las viejas amistades y entablar otras nuevas. Un relato bíblico narra cómo la “bondad humana” que mostró “la gente de habla extranjera” de Malta benefició a unos viajeros del siglo primero que sufrieron un naufragio en aquellas costas (Hechos 28:1, 2). Visitar otros países y pueblos ha permitido a muchos comprender que los seres humanos verdaderamente componemos una sola familia y que podemos vivir en paz sobre la Tierra.
Hoy son relativamente pocas las personas que tienen la oportunidad de viajar por el mundo, pero ¿qué sucederá en el futuro? ¿Podrá la mayoría de la gente, si no toda, disfrutar de ese placer?
Lo que encierra el futuro
Lo cierto es que, en realidad, todos pertenecemos a una gran familia: la familia humana. Es verdad que el primer hombre y la primera mujer murieron, tal como se les había advertido que les ocurriría si desobedecían a Dios (Génesis 1:28; 2:17; 3:19). Por lo tanto, todos sus descendientes, incluidos nosotros, sufrimos los efectos de la vejez y la muerte (Romanos 5:12). Sin embargo, Dios promete que cumplirá su propósito original de que la Tierra esté habitada por seres humanos que lo amen. “Hasta lo he hablado —dice su Palabra—; también lo haré venir.” (Isaías 45:18; 46:11; 55:11.)
Pensemos en lo que esto significará. La Biblia promete que, bajo el dominio del Reino de Dios, “los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29; Mateo 6:9, 10). La Biblia describe así lo que encierra el futuro para sus habitantes: “Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor” (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4).
Piense en las magníficas oportunidades que habrá de recorrer nuestro planeta y de conocer sus maravillas, en especial a sus encantadores habitantes. No tendremos que preocuparnos por la seguridad: todos serán nuestros amigos, todos formarán parte de lo que la Biblia llama la “asociación de [...] hermanos en el mundo” (1 Pedro 5:9).
[Ilustración de las páginas 8 y 9]
Un rasgo sobresaliente de los viajes es la posibilidad de hacer amigos de otras culturas
Las perspectivas futuras de visitar lugares y personas son ilimitadas