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“Lamento no haberlo hecho antes”

“Lamento no haberlo hecho antes”

“Lamento no haberlo hecho antes”

Hay buenos motivos para afirmar que crean adicción. Una encuesta realizada en Estados Unidos reveló que los juegos electrónicos son una actividad a la que los niños de octavo grado (de unos 13 años de edad) dedican un promedio de veintitrés horas semanales. También tienen enviciados a muchos adultos. Veamos el caso de un cristiano llamado Carlos. * “Para mí, eran una forma de evadirme de la realidad, relajarme y olvidarme de todo —señala—. Pero desarrollé hacia ellos una dependencia similar a la que generan el alcohol o las drogas.”

Carlos relata que comenzó a jugar “a todas horas” cuando tenía 11 años, y explica: “No me entretenía con juegos demoníacos ni violentos, pero jugaba en exceso. Había semanas enteras en que, sin importar que estuviera en la escuela o participando en actividades cristianas, solo pensaba en resolver algún problema de los juegos”.

Luego explica que le impresionó la serie de artículos de ¡Despertad! del 22 de diciembre de 2002 titulada “Los juegos electrónicos: ¿tienen su lado oscuro?”. “Después de leerla, intenté dedicarles menos tiempo, pero enseguida volví a las andadas.”

Durante el noviazgo y el principio de su vida de casado logró controlarse. No obstante, admite: “Pero entonces salió un juego nuevo que yo había esperado durante mucho tiempo. Pedí dinero prestado para comprarme una computadora que tuviera los requisitos de sistema necesarios para instalarlo. Era el programa más absorbente de todos los que había utilizado. Me robaba el tiempo que debía dedicar a Jehová, y también descuidé a mi esposa”. Carlos no tardó en darse cuenta de que era necesario actuar con firmeza: “Decidí destruir todos mis juegos. Los borré de la computadora y tiré al basurero municipal todos los que tenía”.

¿Se arrepiente de su decisión? En absoluto, pues asegura: “No tengo palabras para describir el alivio que sentí cuando por fin lo hice. Fue como quitarme de encima un peso enorme. Me siento más cerca que nunca de Jehová, y le oro todos los días. También presto más atención a las necesidades de mi esposa. Estoy muy agradecido por haber superado mi adicción. Tan solo lamento no haberlo hecho antes”.

[Nota]

^ párr. 2 Se ha cambiado el nombre.