La catástrofe social del consumo indebido de alcohol
La catástrofe social del consumo indebido de alcohol
EL CONSUMO de alcohol presenta dos caras: una de felicidad y otra de desdicha. Cuando es moderado, alegra el corazón, y así lo reconoce la Biblia (Salmo 104:15). Sin embargo, las Escrituras también advierten que los excesos resultan nocivos e incluso mortíferos, igual que la picadura de una serpiente venenosa (Proverbios 23:31, 32). Examinemos con detenimiento el precio tan alto que pagamos por culpa de este problema.
“Un automovilista ebrio atropelló a una madre de 25 años y a su niño de 2 años el sábado pasado. [...] La joven madre, que tenía seis meses de embarazo, falleció el domingo, y su hijo sufre un grave traumatismo craneal”, señaló el rotativo Le Monde. Por desgracia, no se trata de casos aislados. Es probable que conozcamos a alguien implicado en un accidente ocasionado por el consumo indebido de alcohol. De hecho, anualmente mueren o resultan heridas miles de personas por esta causa.
El número de víctimas mortales
En lo referente a vidas humanas, el costo del consumo indebido de alcohol es incalculable. En Francia es, después del cáncer y las enfermedades coronarias, la tercera causa de muerte. Todos los años mata directa o indirectamente a unas cincuenta mil personas, lo que —según un informe comisionado por el Ministerio de Salud francés— representa una catástrofe equivalente a “dos o tres accidentes de aviones jumbo por semana”.
El sector de la población donde el alcohol se cobra más víctimas es la juventud. Un informe publicado en 2001 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que en Europa es la principal causa de muerte entre los varones de 15 a 29 años. Y se prevé que en algunos países de Europa del Este terminará a corto plazo con la vida de 1 de cada 3 hombres jóvenes.
Violencia y agresiones sexuales
El alcohol fomenta las conductas violentas. Puede desinhibirnos, liberarnos de las convenciones sociales y distorsionar la interpretación que hacemos de las acciones ajenas, facilitando así las reacciones violentas.
También contribuye significativamente a la violencia doméstica y las agresiones sexuales. Un estudio realizado con reclusos franceses indicó que la bebida estuvo implicada en dos tercios de las violaciones y los atentados contra el pudor. Otras investigaciones señalan que el 75% de las mujeres polacas con maridos alcohólicos han sufrido agresiones en el hogar, de acuerdo con la revista Polityka. Y los autores de otro trabajo calcularon que “sin importar su edad, quienes consumen alcohol corren casi el doble de riesgo de ser víctimas de homicidio, y [hasta] quienes conviven con ellos, aunque no beban, también corren más peligro de ser asesinados” (Comité de Asuntos Científicos de la Asociación Médica Americana).
El precio que paga la sociedad
Si a los gastos en que incurren las instituciones sanitarias y las aseguradoras añadimos la pérdida
de productividad ocasionada por accidentes, enfermedades y fallecimientos prematuros, vemos que la sociedad paga un precio exorbitante por el abuso del alcohol. A los 4.000.000 de ciudadanos de Irlanda les cuesta, como mínimo, 1.000 millones de dólares al año. Según una fuente citada por el diario The Irish Times, esa cantidad cubriría “la construcción de un hospital y un estadio deportivo, y la adquisición de un avión para cada ministro todos los años”. En 1998, el periódico Mainichi Daily News dijo que, en Japón, las repercusiones económicas de los excesos con la bebida ascienden a “más de seis billones de yenes [55.000 millones de dólares] anuales”. Un informe presentado al Congreso estadounidense señaló: “Se calcula que el costo económico del abuso del alcohol fue de 184.600 millones de dólares tan solo en 1998, lo que viene a ser 638 dólares por cada habitante —hombre, mujer o niño— que vivía en Estados Unidos ese mismo año”. Y ¿qué cabe decir de los daños psicológicos que se ocasionan con la ruptura de familias, la pérdida de seres queridos y la interrupción de estudios y carreras?Es fácil ver las consecuencias que tiene el consumo indebido de alcohol en la sociedad actual. Pero ¿qué hay del lector? ¿Suponen sus hábitos con la bebida una amenaza para su salud y la del prójimo? En el próximo artículo se analizarán estas preguntas.