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La jícama, saludable tentempié mexicano

La jícama, saludable tentempié mexicano

La jícama, saludable tentempié mexicano

De nuestro corresponsal en México

Ni las hojas ni las vainas maduras de esta leguminosa trepadora se ven apetitosas. Menos mal, porque eso no es lo que se come. El suculento tesoro se halla debajo de la tierra, y es el tubérculo que forma la raíz.

Desde tiempos inmemoriales, el pueblo mexicano ha consumido la jícama, nombre de origen náhuatl que significa “lo que se prueba”, dando a entender que es algo apetitoso. Y la verdad es que con solo ver una foto de este fruto en rebanadas, con jugo de limón, sal y chile piquín en polvo o cayena, a uno se le hace agua la boca.

¿A qué sabe la jícama? Algunos dicen que un poco a manzana y un poco a castaña de agua. Es originaria de México y América Central, pero ha viajado a países tan lejanos como las Filipinas, China y Nigeria. Actualmente, en muchos lugares se cultiva y se prepara de distintas formas: asada, encurtida, en ensaladas o en sopas.

En la cocina oriental la utilizan en lugar de la castaña de agua. Una de las características de la jícama es que se mantiene dura y crujiente incluso después de cocinarse, sobre todo si se trata de la jícama de leche (cuyo jugo es blanquecino), a diferencia de la jícama de agua. Por cierto, un detalle curioso es que la misma semilla puede producir ambas variedades.

Como tentempié es ideal: nutritiva, refrescante, crujiente, jugosa, de fácil digestión y baja en calorías. Un análisis realizado por cierto instituto de nutrición reveló que, a diferencia de las 540 calorías que tienen 100 gramos [3,5 onzas] de papas fritas, la jícama solo tiene 40 calorías por cada 100 gramos. Además, contiene calcio, fósforo y vitamina C.

Hemos dicho que, aparte de la raíz, las demás partes de la planta en su mayoría no son comestibles, pero eso no significa que carezcan de utilidad. Las semillas, por ejemplo, contienen una sustancia insecticida, de modo que si se pulverizan, son muy eficaces contra las plagas. También se utilizan en varios preparados dermatológicos. Por otra parte, los tallos contienen resistentes fibras que se emplean en la fabricación de redes de pesca.

La jícama puede variar en tamaño: algunas pesan menos de 300 gramos [10 onzas], y otras, más de un kilo [2 libras]. En el refrigerador se conserva bien durante unas tres semanas. Para consumirla, solo hay que lavarla, quitarle la cáscara y, si no está muy tierna, eliminar la capa fibrosa de encima.

Si en su vecindario se consigue este suculento fruto, ¿por qué no lo prueba? Puede que le haga bien.