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¿Tenemos que celebrar una boda formal?

¿Tenemos que celebrar una boda formal?

Los jóvenes preguntan...

¿Tenemos que celebrar una boda formal?

“Mi prometida, Cristina, fue la primera en mencionar la posibilidad de casarnos en una ceremonia íntima sin decírselo a todos nuestros amigos y familiares. Después de hablarlo, ambos concordamos en que esa opción nos ahorraría tiempo, energías y estrés.”—Alfredo. *

SI TIENES la edad para casarte y estás enamorado, es posible que la idea de celebrar una boda discreta te atraiga. También hay circunstancias en las que una pareja puede verse tentada a fugarse para contraer matrimonio en secreto, sin siquiera decírselo a sus padres. Veamos algunos principios que tal vez te ayuden a tomar una buena decisión.

¿Es imprescindible seguir la tradición?

En la mayoría de las culturas se celebran bodas, pero las costumbres relacionadas con la ceremonia varían mucho. La principal preocupación de las parejas cristianas no es que la boda se ajuste a las tradiciones de su comunidad (Romanos 12:2). Más bien, desean que tanto su noviazgo como su matrimonio den gloria a Jehová Dios (1 Corintios 10:31).

El matrimonio es una unión honrosa, por lo que la mayoría de las parejas no desea celebrarlo en secreto. Los testigos de Jehová de muchos países occidentales se casan en el Salón del Reino de su localidad. * Después, algunos celebran una recepción en la cual disfrutan de una comida —y quizás también de alguna forma de entretenimiento— acompañados de familiares y amigos. Tales bodas no tienen por qué ser muy complicadas. No obstante, hay que reconocer que su organización genera estrés y, en muchas ocasiones, enormes gastos. En Estados Unidos, por ejemplo, las recepciones de boda a menudo cuestan miles de dólares.

Algunas parejas, como Cristina y Alfredo, mencionados antes, han optado por una alternativa más sencilla para reducir en lo posible la tensión y los gastos. Cristina cuenta: “Les dijimos a nuestros padres que no íbamos a celebrar una boda tradicional, que preferíamos una boda sencilla y no muy costosa. Mis padres fueron muy comprensivos y nos dieron todo su apoyo”. Por el contrario, a los padres de Alfredo les costó más trabajo entenderlo. Él explica: “Pensaban que era por su culpa y que habíamos tomado esa decisión por algo que ellos habían hecho. Pero esa no era la razón”.

También tus padres pueden sentirse decepcionados si decides celebrar una ceremonia muy sencilla, pues tal vez deseen compartir la felicidad de ese día especial con tantos conocidos como sea posible. Ahora bien, ¿y si estás pensando en contraer matrimonio sin siquiera decírselo a ellos porque sabes que no lo aprobarían?

Ten en cuenta la opinión de tu familia

Es posible que tus padres se opongan al casamiento porque crean que eres demasiado joven para tomar una decisión tan importante. Quizás teman que con el paso del tiempo tus gustos cambien y entonces te arrepientas de haberte casado con quien lo hiciste. Otra posibilidad es que, aunque reconozcan que tienes la edad para contraer matrimonio, vean graves defectos de personalidad en la persona de quien te has enamorado. También pueden llegar a prohibirte que te cases con alguien debido a que no tiene tus mismas creencias religiosas.

Si tus progenitores son cristianos verdaderos, es probable que sus preocupaciones tengan base bíblica, por lo que no está mal que te expresen sus recelos. De hecho, si no lo hicieran, Jehová los consideraría negligentes y poco amorosos. De modo que te conviene prestarles atención (Proverbios 13:1, 24).

Pongamos un ejemplo: antes de comprar una prenda de ropa, probablemente quieras preguntarle a alguien cómo te queda. Y aunque no siempre concuerdes con su parecer, esperas que tus amigos más allegados te digan si algo no te favorece. Si valoras sus comentarios porque pueden evitar que malgastes el dinero, con más razón deberías valorar la opinión de tu familia sobre tu futuro cónyuge. La ropa puede devolverse o tirarse, pero Jehová espera que conserves tu cónyuge toda la vida (Mateo 19:5, 6). Casarte con alguien que no complementa tu personalidad ni tu espiritualidad hará que te sientas muchísimo peor que si llevaras una prenda que no te queda bien (Génesis 2:18; Proverbios 21:9). Además, esa mala decisión puede hacer que pierdas la oportunidad de alcanzar verdadera felicidad (Proverbios 5:18; 18:22).

Claro, también es posible que algunos padres tengan razones egoístas para oponerse a un matrimonio, como por ejemplo, seguir controlando a su hijo. No obstante, antes de concluir que ese es el caso de tus padres y decidir casarte a sus espaldas, ¿por qué no analizas sus objeciones?

Por qué tener cuidado

Es innegable que con el paso del tiempo los gustos cambian. “Cuando yo era pequeñuelo —escribe el apóstol Pablo—, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo, razonaba como pequeñuelo; pero ahora que he llegado a ser hombre, he eliminado las cosas características de pequeñuelo.” (1 Corintios 13:11.) De igual modo, las cualidades que te atraen de una persona ahora que eres adolescente seguramente no serán las mismas que te atraerán cuando seas mayor. De ahí que la Biblia recomiende que se deje “pasa[r] la flor de la juventud” —los años en los que el deseo sexual es más intenso— antes de dar un paso tan serio como el de elegir cónyuge (1 Corintios 7:36).

¿Y si resulta que tus padres ven un defecto en la persona con quien deseas casarte? Debido a su experiencia en la vida, las facultades perceptivas de tus padres posiblemente estén más preparadas para distinguir lo bueno de lo malo (Hebreos 5:14). Por eso, ellos tal vez noten graves defectos de personalidad en tu novio o novia que tú no has percibido. Analiza las siguientes palabras del sabio Salomón: “El que es primero en su causa judicial es justo; su prójimo entra, y ciertamente lo escudriña completamente” (Proverbios 18:17). Aunque la persona de quien estás enamorado te haya convencido de que es la ideal para ti, es posible que tus padres, después de ‘escudriñarla completamente’, te den algunas advertencias que valga la pena escuchar.

Tal vez te insistan, por ejemplo, en que la Biblia manda a los cristianos verdaderos casarse “solo en el Señor” (1 Corintios 7:39). Tú quizás objetes que conoces algunos cristianos que se han casado con alguien que no lo era, y ahora ambos sirven felices a Jehová. Es cierto que se han dado esos casos, pero son una pequeña minoría. Si contraes matrimonio con una persona que no tiene tus mismas creencias, no solo desobedeces las normas de Jehová, sino que además te pones a ti mismo en grave peligro espiritual (2 Corintios 6:14). *

Una mala razón para casarse

Algunas parejas jóvenes se han casado en secreto porque han caído en conducta inmoral y creen que así acallarán la conciencia. Otras lo han hecho para ocultar las consecuencias de su pecado, como quizás un embarazo no deseado.

Si lo que pretendes con la boda es encubrir un pecado, bien puedes estar cometiendo otro gran error. “El que encubre sus transgresiones no tendrá éxito —advierte Salomón—, pero al que las confiesa y las deja se le mostrará misericordia.” (Proverbios 28:13.) David y Bat-seba, los padres de Salomón, aprendieron que era inútil tratar de esconder su conducta inmoral (2 Samuel 11:2–12:25). En vez de hacer como ellos, habla con tus padres y con los ancianos de la congregación. Esto requiere valor, pero puedes confiar en que Jehová te perdonará si te arrepientes (Isaías 1:18). Una vez tengas la conciencia limpia, estarás mejor preparado para tomar una decisión equilibrada sobre el matrimonio.

Cómo actuar para no arrepentirse más tarde

Mirando atrás al día de su boda, Alfredo dice: “Al celebrar una ceremonia sencilla, logramos aliviar bastante la tensión del día. Solo me arrepiento de no haberme esforzado más en hacer ver a mi familia las razones de nuestra decisión”.

En realidad, la pareja madura tiene la última palabra en cuanto a si va a celebrar una boda formal o no. Sin embargo, a la hora de tomar decisiones sobre el matrimonio, no conviene precipitarse, sino hablar con la familia y ‘considerar los pasos’. Así habrá menos posibilidades de arrepentirse más tarde (Proverbios 14:15).

[Notas]

^ párr. 3 Se han cambiado los nombres.

^ párr. 7 Estos lugares de adoración constituyen el escenario ideal para las bodas de testigos de Jehová. La ceremonia es sencilla e incluye un breve discurso basado en los principios bíblicos que sientan las bases para un buen matrimonio. De más está decir que el uso del Salón del Reino es gratuito.

^ párr. 18 Para un análisis más detallado sobre este tema, consulta los números de La Atalaya del 1 de julio de 2004, págs. 30, 31, y del 1 de noviembre de 1989, págs. 18-22.

[Ilustración de la página 23]

A la hora de tomar decisiones sobre la boda, hablen con la familia