Ir al contenido

Ir al índice

“¡Así es la organización de Jehová!”

“¡Así es la organización de Jehová!”

“¡Así es la organización de Jehová!”

Una familia finlandesa que llevaba algún tiempo relacionándose con los testigos de Jehová había experimentado oposición de mucha gente. Hubo quienes les advirtieron: “Les quitarán el dinero”. Otros dijeron: “Perderán su hogar”. Casualmente, una noche se produjo un incendio que causó graves daños en el edificio donde se hallaba el sistema de calefacción de su casa, una pérdida seria cuando se vive en el frío clima del norte.

El seguro apenas cubrió el costo de los materiales de reconstrucción, de modo que el incendio parecía confirmar los malos presagios de algunos. El cabeza de familia suspira al recordarlo: “Nos sentíamos desmoralizados”. Con todo, su esposa y él no modificaron sus planes de bautizarse solo tres semanas después.

La congregación local vio en la situación una oportunidad de poner en práctica el consejo bíblico de 1 Juan 3:18: “Hijitos, no amemos de palabra ni con la lengua, sino en hecho y verdad”. Sus miembros pusieron en marcha un plan para reparar los daños, y la sucursal finlandesa de los testigos de Jehová les ofreció consejos prácticos al respecto. Se trazaron los planos, se obtuvieron las licencias de construcción, se prepararon las listas de los materiales necesarios y se solicitaron voluntarios.

Aproximadamente un mes después del incendio, ya habían puesto manos a la obra. Un miércoles, los Testigos locales echaron abajo los restos quemados del edificio. El viernes, con ayuda de Testigos de otras congregaciones, empezó a levantarse la nueva estructura. En un viaje a la ciudad, el padre de la familia se encontró con un funcionario local que le preguntó si había puesto lonas sobre el tejado del edificio dañado para protegerlo de la lluvia, a lo que él contestó orgulloso: “No, no hay lonas, pero hay treinta hombres trabajando en el tejado”.

El sábado, cerca de cincuenta diligentes hermanos y hermanas espirituales se presentaron en el lugar, felices de poder brindar su ayuda. Un vecino que también había colaborado dijo: “Anoche estuve pensando en lo especiales que son ustedes. Se preocupan de verdad unos por otros y se ayudan”.

Al llegar la noche, ya habían terminado el trabajo. El edificio nuevo se alzaba como respuesta clara a las advertencias prejuiciadas que la familia había recibido. Un anciano de la congregación recuerda el momento en que, junto con el padre, se alejó un poco del edificio para contemplar los resultados: “Fue una sensación estupenda poder echarle el brazo por encima de los hombros a nuestro hermano recién bautizado y decirle: ‘¡Así es la organización de Jehová!’”.

[Ilustración de la página 31]

Daños del incendio

[Ilustración de la página 31]

Durante la reconstrucción