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Sorteando las olas sobre “caballitos”

Sorteando las olas sobre “caballitos”

Sorteando las olas sobre “caballitos”

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN EL PERÚ

Una singular competencia de surf atrae a muchos a una playa cerca de la ciudad peruana de Trujillo. En lugar de las típicas tablas hawaianas, los participantes emplean “caballitos” de totora, pequeñas canoas hechas con manojos de totora (un tipo de junco de la zona). La proa de estos barquitos es alargada y curva hacia arriba, lo que les permite sortear el oleaje. Montados en sus caballitos, los competidores se desplazan sobre las crestas de las olas con la ayuda de remos de bambú. De hecho, algunos observadores dicen que parecen jinetes saltando las vallas de una carrera de obstáculos. ¿Cómo se originaron estas curiosas embarcaciones?

En sitios como este, donde el desierto se funde con el mar, los árboles son escasos y, en consecuencia, también lo es la madera para hacer lanchas. Pero los lugareños aprendieron de sus antepasados a construir en cuestión de minutos sus caballitos de totora. Comenzando por la punta arqueada de la proa, van uniendo manojos de totora hasta terminar formando la popa, chata y con un compartimiento para los instrumentos de pesca y el pescado. La totora es impermeable por fuera y esponjosa y flotante por dentro, ideal para hacer balsas. Al año, sin embargo, empiezan a absorber el agua y hay que desecharlas.

Los pescadores de esta región llevan siglos sorteando las fuertes olas del Pacífico con sus caballitos hechos a mano. Pero esta costumbre ancestral está desapareciendo. La sobreexplotación del mar con métodos industriales obliga a veces a los pescadores tradicionales a alejarse varios kilómetros de la costa en busca de peces. Con todo, algunos descendientes indígenas siguen montando sus caballitos para llevar pescado a su hogar, sobre todo si atraviesan dificultades económicas y este es el único recurso que les queda para alimentar a su familia.

Entretanto, al darle a los caballitos un uso deportivo se logra que los artesanos tradicionales conserven su empleo y, además, se atraen turistas interesados en las culturas antiguas y se llenan las habitaciones de los hoteles. Los que asisten a la regata de “caballitos” de la playa de Huanchaco suelen decir que es un espectáculo digno de contemplar.

[Ilustración de la página 18]

Vasija de cerámica del período preincaico que representa a un pescador en una canoa de totora

[Reconocimiento]

Museo Rafael Larco Herrera (Lima, Perú)