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¡Y allá van!

¡Y allá van!

¡Y allá van!

CAÍA la tarde, y el viento otoñal se sentía frío. De pronto, el ruidoso graznido de una bandada de gansos rompió la calma y el silencio reinantes. Aparecieron en el cielo —eran unos veinte—, formando una enorme V tras emprender el vuelo con vigorosos y elegantes aleteos. Luego vi que uno de ellos se ladeaba con gracia a la izquierda y se colocaba a la cola del grupo. Aquel espectáculo despertó mi curiosidad. ¿Por qué vuelan en formación? ¿Adónde se dirigen?

El ganso, o ánsar, pariente cercano del pato y del cisne, es un ave acuática. En todo el mundo hay unas cuarenta especies, que se dejan ver con más frecuencia en Asia, Europa y América del Norte. Una de las que mejor se conocen es la del ganso canadiense, que se caracteriza por su largo cuello negro con una mancha blanca cerca del buche. El macho adulto de la subespecie gigante llega a pesar ocho kilos [20 libras], y sus alas alcanzan los dos metros [6,5 pies] de envergadura. Estas aves pasan el verano en el extremo norte del continente americano —Alaska y el norte de Canadá—, y en los meses de invierno migran en dirección sur hasta México.

Para los gansos canadienses es crucial migrar en el momento oportuno. Si llegaran al norte antes de tiempo, el agua estaría aún congelada y la vegetación sería escasa; por eso procuran avanzar al mismo paso que el cambio de estación. Al llegar a su destino, se dividen en parejas y cada una establece su territorio para la reproducción.

El vuelo en formación les permite verse entre sí y responder con rapidez a los cambios de dirección, velocidad o altitud del ave que va a la cabeza. Además, algunos especialistas creen que la corriente de aire creada por las aves del frente reduce la turbulencia y le facilita el vuelo al resto de la bandada. Como quiera que sea, parece que, cuando emigran, se unen varias familias y los adultos se turnan para tomar la delantera.

El ganso canadiense usa normalmente el mismo territorio de anidación todos los años. Construye el nido con materiales simples, como ramitas, hierba y musgo. Los gansos son monógamos, es decir, tienen una sola pareja a lo largo de toda su vida. Si uno muere, cabe la posibilidad de que el sobreviviente acepte una nueva pareja, aunque lo normal es que permanezca solo.

La hembra pone de cuatro a ocho huevos, y el período de incubación dura unos veintiocho días. Los padres son protectores temibles. Si ellos o los polluelos se ven en peligro, la pareja se vuelve sumamente agresiva y descarga duros aletazos sobre los depredadores.

Las crías empiezan a comunicarse desde que están en el huevo, emitiendo sonidos que van desde agudos chillidos (los cuales indican satisfacción) hasta graznidos de angustia. Los adultos también emiten una variedad de graznidos para comunicarse tanto con sus crías como con otros individuos de la especie. De hecho, los investigadores han aislado un mínimo de trece reclamos distintos entre los gansos canadienses.

Estas aves demuestran en verdad que son “instintivamente sabias” (Proverbios 30:24). Y todo el mérito le corresponde, claro está, a Jehová Dios, Aquel que hizo todas las cosas, incluidas las criaturas aladas de los cielos (Salmo 104:24).

[Ilustraciones y recuadro de la página 17]

¿Lo sabía?

● En cuanto nacen, los polluelos abandonan el nido para siempre acompañados de papá y mamá. Lo normal es que la familia permanezca unida.

● Se dice que el ánsar indio sobrevuela en su viaje migratorio el monte Everest, que tiene una altitud de casi 8.900 metros [30.000 pies].

● Algunas especies son capaces de volar una distancia de 1.600 kilómetros [1.000 millas] sin descansar.

● Cuando los gansos vuelan en formación, baten las alas con menor frecuencia y, por tanto, tienen un ritmo cardíaco menor que cuando vuelan en solitario a igual velocidad.

[Reconocimiento]

Parte superior izquierda: U.S. Fish & Wildlife Service, Washington, D.C./Duane C. Anderson

[Reconocimiento de la página 16]

Gansos en vuelo: © Tom Brakefield/CORBIS