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¡Jóvenes para siempre!

¡Jóvenes para siempre!

¡Jóvenes para siempre!

AL HOMBRE que estaba junto a Jesús no le quedaba mucho tiempo de vida. “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”, suplicó, y Cristo le respondió: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:42, 43). Es cierto que aquel hombre, a quien la Biblia no identifica, no estaba agonizando a causa de una enfermedad o de la edad; más bien, se le estaba ejecutando por los delitos que había cometido. Con todo, las personas de edad avanzada pueden obtener mucho consuelo de su caso.

Hay que reconocer que ese hombre demostró una confianza extraordinaria en Jesús. Estaba convencido de que Jesús llegaría a ser el Rey del Reino de Dios, aunque en esos momentos estuviera muriendo en un madero de tormento junto a él. Además, concluyó que algún día Jesús podría acordarse de él y hacer algo en su favor. ¿Puede imaginárselo? Este condenado a muerte sería resucitado ni más ni menos que en un maravilloso paraíso con Jesús como Rey.

La actual situación de la humanidad se parece a la de aquel delincuente moribundo. ¿En qué? En que todos, sin importar la edad que tengamos, estamos pagando la pena por el pecado y necesitamos que se nos salve (Romanos 5:12). Pero, al igual que él, podemos cifrar nuestra esperanza en Jesús; podemos incluso esperar que mediante Él se alivien los dolorosos problemas de la vejez. No olvidemos que Jesús ha ofrecido a la humanidad la perspectiva de vivir para siempre disfrutando de perfección física y mental en un paraíso en la Tierra (Juan 3:16, 36).

Todas las cosas nuevas para jóvenes y mayores

Bajo el reinado de Cristo, los habitantes de la Tierra “verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Salmo 37:11). Nadie dirá: “Estoy enfermo” (Isaías 33:24). Cualquier incapacidad que hayamos tenido que sufrir será eliminada, pues se nos dice que “el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría” (Isaías 35:6). Las personas de edad avanzada recobrarán su vigor juvenil y su cuerpo se “ha[rá] más fresc[o] que en la juventud” (Job 33:25).

Sin embargo, ¿es realista alimentar esa esperanza? Bueno, recuerde lo que ya había hecho Aquel que ofreció la esperanza del Paraíso a ese moribundo. En las numerosas ocasiones en que las muchedumbres llevaban ante Jesús personas cojas, mancas, ciegas y sordas, él siempre estaba dispuesto a curar “toda suerte de dolencia y toda suerte de mal” (Mateo 9:35, 36; 15:30, 31; Marcos 1:40-42). Así es: Jesús demostró con pruebas tangibles lo que hará durante su reinado. Incluso resucitó a varias personas que habían muerto (Lucas 7:11-17; Juan 11:38-44). Al hacerlo, su promesa de que “todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán” adquirió más fuerza (Juan 5:28, 29; Hechos 24:15).

Imagínese despertar en el Paraíso con un cuerpo nuevo y visión perfecta, oyendo los trinos de los pájaros y las voces felices de otras personas, sin dolores en los brazos y las piernas, y con la mente en perfecto estado. “Los días calamitosos” de la vejez habrán desaparecido de una vez por todas (Eclesiastés 12:1-7; Isaías 35:5, 6). Hasta la muerte será “reducida a nada” y será “tragada para siempre” (1 Corintios 15:26, 54).

Al analizar los sucesos mundiales de la actualidad a la luz de las profecías bíblicas, vemos que nos acercamos con rapidez al fin de la vejez como la conocemos hasta ahora (Mateo 24:7, 12, 14; Lucas 21:11; 2 Timoteo 3:1-5). Se aproxima el día en el que las personas mayores que hayan demostrado tener fe en Dios y le hayan servido con lealtad disfrutarán de nuevo de la juventud... pero esta vez será para siempre.

[Ilustración y recuadro de la página 9]

Mantenga en forma su cerebro

Tal como el ejercicio físico fortalece los músculos, el ejercicio mental mantiene en forma el cerebro. A fin de estimularlo, tenemos que hacer cosas nuevas. A continuación enumeramos algunas maneras de establecer y fortalecer las conexiones entre las células cerebrales.

▪ Cultive nuevas aficiones, por ejemplo, ejercicios mentales (juegos de vocabulario, rompecabezas, crucigramas, etc.) o actividades artísticas, como la escultura. Aprenda otro idioma.

▪ Relaciónese con diferentes tipos de personas y trate de conversar para evitar la monotonía y aguzar la mente.

▪ Desarrolle su espiritualidad. “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6, 7.)

▪ Lea información recomendable y comente con otros lo que ha leído.

▪ Trate de recordar y relacionar entre sí las noticias de los informativos de radio y televisión para hacer trabajar su memoria a corto y largo plazo.

▪ Utilice la mano izquierda si es diestro (o la derecha si es zurdo) para manejar el control remoto del televisor, llamar por teléfono o cepillarse los dientes.

▪ Dé el mayor uso posible a todos sus sentidos a lo largo del día.

▪ Esfuércese por saber más de lugares de interés cercanos y lejanos, y viajar a ellos.

[Ilustración de las páginas 8 y 9]

Según la promesa de Jesús, pronto desaparecerá la dolorosa etapa de la vejez y será reemplazada por la juventud eterna