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“Encarcelados por su fe”

“Encarcelados por su fe”

“Encarcelados por su fe”

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN POLONIA

HASTA el día de hoy, las palabras “Arbeit Macht Frei” (El trabajo libera) coronan los portones de hierro del campo de concentración de Auschwitz, situado al sur de Polonia, a unos 60 kilómetros [35 millas] de la frontera checa. * No obstante, ese lema contradice lo que ocurrió con la mayoría de quienes cruzaron dichos portones entre 1940 y 1945. Durante aquellos años, más de un millón de personas murieron en Auschwitz a manos de los nazis. No obstante, hubo un grupo cuyos miembros podrían haber obtenido la libertad en cualquier momento.

Se trataba de los testigos de Jehová. ¿A qué precio podía obtener la libertad cualquiera de ellos? Bastaba con firmar una renuncia a su religión. Ahora bien, ¿qué decidió la mayoría? El historiador István Deák opina que los Testigos “fueron como los primeros cristianos, que preferían ser devorados por los leones antes que hacer una pequeña ofrenda en el altar de un emperador romano”. Sin duda, es una actitud que merece recordarse, y eso es lo que se ha hecho.

Desde el 21 de septiembre de 2004 y durante dos meses, el salón principal del museo estatal de Auschwitz-Birkenau presentó una exposición dedicada en exclusiva a los Testigos. La muestra tuvo un tema muy apropiado: “Encarcelados por su fe. Los testigos de Jehová y el régimen nazi”. Constaba de veintisiete paneles históricos en los que se mostraba la firme determinación de los Testigos de mantener su neutralidad cristiana durante el nazismo.

A muchos visitantes les conmovió la copia de una carta enviada desde la prisión por la Testigo holandesa Deliana Rademakers. Dirigiéndose a su familia, escribió: “Prometí hacer la voluntad de Jehová. [...] No tengan miedo. Sean valientes. Jehová está con nosotros”. En 1942, Deliana fue deportada a Auschwitz, donde murió menos de tres semanas después.

En total, hubo unos cuatrocientos Testigos en Auschwitz. Tres de los supervivientes estuvieron presentes en la apertura de la exposición, y allí relataron sus experiencias y contestaron a las preguntas de los periodistas. Demostraron la misma entereza que les permitió sobrevivir a las condiciones del campo.

La investigadora Teresa Wontor-Cichy, del museo estatal, escribió lo siguiente: “Con su postura, este pequeño grupo influyó positivamente en otros prisioneros; la resistencia y determinación que demostraba cada uno de ellos a diario reforzó la convicción de otros presos de que, sin importar las condiciones que se afronten, es posible ser fiel a los principios en que uno cree” (Więzieni za wiarę—Świadkowie Jehowy w KL Auschwitz [Encarcelados por su fe. Los testigos de Jehová en el campo de concentración de Auschwitz]).

Lo cierto es que la cárcel y la muerte no son situaciones nuevas para los seguidores de Jesucristo, quien fue arrestado y ejecutado por su fe (Lucas 22:54; 23:32, 33). Al apóstol Santiago también lo mataron. El apóstol Pedro estuvo preso, y el apóstol Pablo fue golpeado y encarcelado en muchas ocasiones (Hechos 12:2, 5; 16:22-25; 2 Corintios 11:23).

De igual modo, los testigos de Jehová de Europa dieron un magnífico ejemplo de fe en Dios durante las décadas de 1930 y 1940. Es encomiable el reconocimiento que se ha hecho en Auschwitz de la fe de este grupo.

[Nota]

^ párr. 3 Auschwitz se componía en realidad de tres partes: Auschwitz I (el campo principal), Auschwitz II (Birkenau) y Auschwitz III (Monowitz). La mayoría de las tristemente famosas cámaras de gas estaban en Birkenau.

[Ilustración de la página 10]

Tres supervivientes de Auschwitz sostienen el cartel de la exposición

[Ilustraciones de la página 11]

Deliana Rademakers y la carta que escribió en prisión

[Reconocimiento]

Fotos interiores: Zdjęcie: Archiwum Państwowego Muzeum Auschwitz-Birkenau

[Reconocimiento de la página 10]

Torre: Dzięki uprzejmości Państwowego Muzeum Auschwitz-Birkenau