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La barca de Galilea, un tesoro de tiempos bíblicos

La barca de Galilea, un tesoro de tiempos bíblicos

La barca de Galilea, un tesoro de tiempos bíblicos

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN ISRAEL

EL MAR de Galilea fue el escenario de algunos de los sucesos más emocionantes del ministerio de Jesús. Fue allí donde el Hijo de Dios anduvo sobre las aguas y calmó las agitadas olas, y en sus orillas alimentó milagrosamente a miles de personas y sanó a enfermos.

En 1986 se hizo un sorprendente descubrimiento en el fondo de dicho mar, cerca de la antigua ciudad de Capernaum. Se trataba de una barca que había navegado por este mar durante el tiempo del ministerio de Jesús. ¿Cómo se encontró? ¿Y qué nos revela este hallazgo?

Descubierta gracias a una sequía

El mar de Galilea quedó gravemente afectado debido a varios años de poca lluvia, el sofocante verano de 1985 y el uso que se daba a su agua dulce para el riego. Como resultado, el nivel del agua bajó muchísimo y quedaron expuestas extensas marismas. Dos hombres, hermanos entre sí, que vivían en un kibutz cercano vieron esto como una excelente oportunidad de buscar tesoros escondidos. Mientras caminaban por las marismas, observaron algunas monedas de bronce y unos cuantos clavos viejos. Entonces percibieron a ras del lecho marino el contorno ovalado de una barca antigua enterrada en ese lugar. ¡Habían encontrado un verdadero tesoro!

Los arqueólogos nunca esperaban encontrar una barca de dos mil años de antigüedad en el mar de Galilea. Daban por sentado que los microorganismos habrían destruido la madera mucho tiempo atrás. Sin embargo, tanto la datación por radiocarbono como las monedas encontradas en el lugar han llevado a los expertos a la conclusión de que la barca data del siglo primero antes de nuestra era o del siglo primero de nuestra era. Aunque parezca increíble, el casco estaba bien conservado. ¿Cómo se explica?

Parece ser que la barca se dejó en un lugar tranquilo, lo que permitió que toda la sección inferior quedara recubierta de un fino cieno. Con el tiempo, el cieno se endureció y, como resultado, la histórica barca se conservó por aproximadamente veinte siglos.

Al difundirse la noticia del descubrimiento, se la llamó “la barca de Jesús”. Por supuesto, nadie afirmó seriamente que Jesús o sus discípulos hubieran usado esta misma barca; no obstante, su edad y sus similitudes con las embarcaciones que se mencionan en los Evangelios la convierten en un hallazgo interesante tanto para historiadores como para biblistas.

La barca mide unos ocho metros de largo [26 pies] y poco más de dos metros [7.5 pies] de ancho. En vez de fijar las tablas a un armazón, su constructor las fijó directamente a la quilla y luego fue construyendo los lados de la barca para formar el casco. Así se construían comúnmente las embarcaciones que se utilizaban para navegar en el mar Mediterráneo. Sin embargo, puede ser que la barca de Galilea se hubiera adaptado para navegar en un lago.

Al parecer, tenía originalmente una sola vela cuadrada. Sus cuatro remos indican que se requería una tripulación de por lo menos cinco integrantes, es decir, cuatro remeros y un timonel. No obstante, podía transportar a más del doble de personas. Es fácil imaginarnos una embarcación de ese tamaño cuando leemos el relato de los siete discípulos que estaban pescando y vieron a Jesús después de su resurrección (Juan 21:2-8).

La barca de Galilea seguramente tenía una cubierta en la popa para colocar las amplias redes de pescar. Los pescadores solían recostarse en el reducido espacio que había debajo de dicha cubierta para descansar. Es posible que Jesús se encontrara debajo de esa cubierta cuando, durante una tormenta, “estaba en la popa, durmiendo sobre una almohada” (Marcos 4:38). Hay quienes opinan que la “almohada” pudo haber sido un saco de arena que servía de lastre. *

Los pescadores del mar de Galilea

Imagínese que viaja como pasajero en una barca del siglo I semejante a la que acabamos de describir. ¿Qué es posible que observe mientras navega por el mar de Galilea? Tal vez vea a muchos pescadores echando sus redes en el agua, algunos desde barcas pequeñas y otros mientras caminan por zonas poco profundas. Las redes que utilizan son de forma circular, miden entre seis y ocho metros [20 y 25 pies] de diámetro y llevan pesas en los bordes. Los hombres las lanzan planas sobre el agua —con una sola mano y gran pericia— para que se extiendan uniformemente y al hundirse atrapen a los peces. Luego arrastran la red llena de peces hasta la orilla del mar, o tal vez se zambullen para subirla a la barca. La Biblia dice que Simón y Andrés estaban “echando” sus redes en el mar (Marcos 1:16). Es muy probable que lo hicieran de la manera ya mencionada.

Quizás vea a otro grupo de pescadores que conversan animadamente mientras preparan una red barredera. Esta red, con una soga en cada extremo, pudiera medir 300 metros [1.000 pies] de largo y colgar de forma vertical hasta ocho metros [25 pies] de profundidad por su parte central. Tras elegir el lugar donde pescarán, la mitad de los hombres se van a la orilla del mar aguantando una de las sogas. La barca se aleja de la orilla en línea recta, extendiendo la red por completo; entonces da la vuelta, y poco a poco va arrastrando la red hasta formar un semicírculo contra la orilla. A continuación, los pescadores que van en la barca se bajan con la segunda soga. Entonces ambos grupos se acercan el uno al otro hasta sacar del agua la red cargada de peces (Mateo 13:47, 48).

A la distancia usted divisa a un pescador solitario utilizando un anzuelo y un sedal. En cierta ocasión, Jesús le dijo a Pedro que echara un anzuelo en este mismo mar. ¿Se imagina el asombro de Pedro cuando sacó un pez y halló una moneda de plata en su boca? ¡Justo lo que necesitaba para pagar el impuesto del templo! (Mateo 17:27.)

Al ponerse el Sol, reina la tranquilidad en el lago. De repente se turba la paz cuando unos pescadores agitan el agua con los remos y golpean la barca con los pies para causar el mayor ruido posible. ¿Por qué? Han dejado en el agua unas redes verticales llamadas trasmallos —invisibles en la oscuridad— colocadas de tal manera que los peces, al asustarse con el ruido, nadan directamente hacia ellas. Debido a la forma en que las redes están diseñadas, los peces se enredan con facilidad y quedan atrapados. Los pescadores las bajan al agua vez tras vez durante la noche, y por la mañana las lavan y las cuelgan para que se sequen. Puede que usted se pregunte: “¿Se utilizaría una red como esta para la pesca milagrosa mencionada en Lucas 5:1-7?”.

Trabajos de restauración

Volvamos a nuestros tiempos. ¿Qué le sucedió a la barca de Galilea? Aunque la estructura estaba intacta, su consistencia no era mayor que la del cartón mojado, por lo que no era recomendable desenterrarla. Habría sido desastroso que, después de haber sobrevivido tanto tiempo, se hubiera desintegrado durante el proceso de sacarla del lodo. Debido al peligro de que volviera a subir el nivel del agua del lago, se construyó un dique alrededor del lugar de la excavación. Se hicieron túneles debajo del casco para introducir soportes de fibra de vidrio. A medida que se quitaba con cuidado el lodo, la estructura del bote se iba rociando por dentro y por fuera con un revestimiento de espuma de poliuretano.

El siguiente desafío fue transportar este delicado hallazgo a un lugar a 300 metros [1.000 pies] de distancia para empezar el proceso de conservación. Aunque el revestimiento de poliuretano era fuerte, una sacudida repentina podía dañar la delicada madera. Se optó por una solución ingeniosa: abrir el dique y dejar entrar el agua. Después de muchos siglos, la barca, ahora recubierta de un material moderno, volvió a flotar en el mar de Galilea.

Se construyó un depósito de cemento para albergar la barca durante el proceso de conservación, que duró catorce años. Pero surgió un problema: el agua del depósito se infestó de larvas de mosquitos, y era muy desagradable meterse en el agua para trabajar en la barca. Pero el equipo encontró una solución tanto original como antigua. Introdujeron en el depósito varios peces conocidos como “peces de san Pedro”, y estos se comieron las larvas y limpiaron el agua.

Finalmente llegó el momento de secar la barca. Aún era demasiado frágil para dejar que se secara sola. El agua que saturaba la madera tenía que ser reemplazada con algo más. Se usó una técnica que sustituyó el agua con una cera sintética hidrosoluble, la cual permitió que la madera se secara sin cambiar de forma.

Cuando terminó el proceso de conservación, apareció a la vista una humilde embarcación. Estaba hecha de doce tipos de madera. ¿Por qué? Una posibilidad es que la madera escaseaba cuando se construyó. Pero la razón más probable es que el dueño no era rico. La barca fue reparada muchas veces antes de quedar abandonada en el lago.

Puede ser que la barca de Galilea no haya tenido nada que ver con Jesús, pero para muchos es un tesoro. Nos da la oportunidad de remontarnos al pasado y hacernos una idea de cómo era la vida en el mar de Galilea muchos siglos atrás, durante los trascendentales días del ministerio de Jesús en la Tierra.

[Nota]

^ párr. 12 Véase el artículo “En el mar de Galilea”, en La Atalaya del 15 de agosto de 2005, pág. 8, revista editada también por los testigos de Jehová.

[Ilustración de la página 15]

Quitando con mucho cuidado el lodo que había dentro de la barca

[Ilustración de la página 15]

Protegida con espuma de poliuretano

[Ilustración de la página 15]

Después de casi dos mil años, la barca volvió a flotar

[Ilustración de la página 15]

Modelo de la posible apariencia de la barca en el siglo primero

[Ilustración de la página 15]

La barca de Galilea en exhibición (una vez terminado el proceso de conservación)

[Reconocimiento de la página 15]

Todas las fotos menos el modelo y el mar: Israel Antiquities Authority-The Yigal Allon Center, Ginosar