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¿Es la anticoncepción moralmente mala?

¿Es la anticoncepción moralmente mala?

El punto de vista bíblico

¿Es la anticoncepción moralmente mala?

¿QUÉ opina usted? ¿Está mal que los matrimonios recurran a métodos anticonceptivos? Es probable que su respuesta dependa de sus creencias religiosas. La Iglesia Católica enseña que toda medida que se tome con objeto de impedir la procreación es “intrínsecamente mala”. El dogma católico fomenta la idea de que las relaciones sexuales entre los cónyuges siempre deben dejar la puerta abierta a la posibilidad de un embarazo. Por lo tanto, para la Iglesia Católica los métodos anticonceptivos son “moralmente reprobables”.

A mucha gente le resulta difícil aceptar dicha doctrina. Un artículo de Pittsburgh Post-Gazette dedicado a este tema indicó que “más del setenta y cinco por ciento de los católicos de Estados Unidos opina que la Iglesia debería permitir el uso de métodos anticonceptivos artificiales [...]. Y millones pasan por alto la prohibición cada día”. El caso de Linda es un ejemplo de lo anterior. Es católica, tiene tres hijas y admite con franqueza que usa anticonceptivos, pero afirma: “Sinceramente, mi conciencia no me dice que esté pecando”.

¿Qué enseña la Palabra de Dios sobre este tema?

El inmenso valor de la vida

Dios considera que la vida de un niño es valiosísima, incluso desde las etapas más tempranas de su desarrollo. El rey israelita David escribió bajo inspiración: “Me tuviste cubierto en resguardo en el vientre de mi madre. [...] Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas” (Salmo 139:13, 16). En el momento de la concepción se inicia una nueva vida, y la Ley mosaica indicaba que se podía pedir cuentas a la persona que causara daño a una criatura que aún no hubiera nacido. De hecho, Éxodo 21:22, 23 especifica que si una mujer embarazada o su hijo aún no nacido sufrían un accidente mortal a consecuencia de una pelea entre dos hombres, el asunto debía llevarse ante los jueces. Ellos analizaban las circunstancias y el grado de intencionalidad, pero podían llegar a imponer como castigo el dar “alma por alma”, es decir, una vida por otra.

Estos principios son aplicables al caso de la anticoncepción, dado que algunos métodos parecen ser abortivos y usarlos no está en armonía con el principio divino del respeto a la vida. No obstante, la mayoría de los métodos anticonceptivos no provocan abortos. Entonces, ¿se pueden usar estos últimos?

En ningún lugar de la Biblia se dice a los cristianos que tienen la obligación de procrear. Dios ordenó a la primera pareja humana y a la familia de Noé: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra”. Pero no se repitió tal mandato a los cristianos (Génesis 1:28; 9:1). Por lo tanto, los matrimonios pueden decidir por sí mismos si tendrán hijos, cuántos y cuándo. Las Escrituras tampoco condenan el control de la natalidad. Así que desde un punto de vista bíblico, el que los cónyuges opten por usar un método anticonceptivo que no sea abortivo es una decisión personal. Entonces, ¿por qué la Iglesia Católica condena la anticoncepción?

La sabiduría humana frente a la sabiduría divina

Fuentes católicas indican que fue en el siglo II de nuestra era cuando quienes profesaban el cristianismo adoptaron por primera vez un precepto estoico según el cual las relaciones sexuales dentro del matrimonio tenían un solo objetivo lícito: la procreación. Es obvio, pues, que tras este punto de vista había un razonamiento filosófico en vez de bíblico, que no se basaba en la sabiduría divina sino en la humana. Dicho concepto filosófico perduró a lo largo de los siglos y fue ampliado por varios teólogos católicos. * Por tanto, la consecuencia lógica de tal enseñanza fue la noción de que el placer sexual como fin en sí mismo es pecaminoso y que, por consiguiente, las relaciones sexuales que excluyen la posibilidad de la procreación son inmorales. Pero eso no es lo que enseñan las Escrituras.

Valiéndose de lenguaje poético, el libro bíblico de Proverbios describe el gozo que puede derivarse de las relaciones sexuales en el ámbito apropiado del matrimonio: “Bebe agua de tu propia cisterna, y chorrillos que salgan de en medio de tu propio pozo. [...] Resulte bendita tu fuente de aguas, y regocíjate con la esposa de tu juventud, una amable cierva y una encantadora cabra montesa. Que sus propios pechos te embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente” (Proverbios 5:15, 18, 19).

Las relaciones sexuales entre los cónyuges son un don de Dios, pero la procreación no es su único objetivo. También permiten a un matrimonio expresarse ternura y afecto entre sí. Por eso si una pareja decidiera excluir la posibilidad de un embarazo mediante algún método anticonceptivo, la decisión es suya y nadie debería juzgarlos (Romanos 14:4, 10-13).

[Nota]

^ párr. 11 No fue sino hasta el siglo XIII cuando Gregorio IX promulgó lo que la New Catholic Encyclopedia denomina “la primera legislación general de un papa contra la anticoncepción”.

¿SE HA PREGUNTADO...

▪ ... si hay algo pecaminoso en las relaciones sexuales entre cónyuges? (Proverbios 5:15, 18, 19.)

▪ ... qué deberían tener en cuenta los cristianos si usan anticonceptivos? (Éxodo 21:22, 23.)

▪ ... cómo debería verse a los matrimonios que utilizan anticonceptivos? (Romanos 14:4, 10-13.)

[Comentario de la página 11]

Dios ordenó a la primera pareja humana y a la familia de Noé: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra”. Pero no se repitió tal mandato a los cristianos