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En el país de los baños termales

En el país de los baños termales

En el país de los baños termales

HACE más de dos mil años, los celtas fundaron un poblado cerca de unos manantiales de agua mineral y lo denominaron Ak-ink, que significa “agua abundante”. Este se convirtió en la actual Budapest, la capital de Hungría y una de las ciudades más antiguas de Europa. Sus primitivos fundadores de cuando en cuando gustaban de darse un baño en las termas, pues los confortaba y además les aliviaba los dolores.

En el siglo I de nuestra era, la región cayó en manos de los romanos, quienes ampliaron el poblado y edificaron un campamento militar que llamaron Aquincum. Se cree que el nombre deriva de la palabra celta para agua o de la expresión latina aqua quinque, que significa “cinco aguas”. Los romanos construyeron acueductos, alcantarillados y baños públicos y privados. De modo que los balnearios de Budapest poseen una dilatada historia.

Siglos después de la caída del Imperio romano, los baños volvieron a popularizarse. Los escritores del siglo XV elogiaron las termas cercanas a la capital húngara, lo que la hizo muy famosa. Se dice que el rey Matías Corvino, que reinó desde 1458 hasta 1490, tenía conectado su balneario favorito, el de Rácz, al castillo real mediante un pasadizo cubierto, garantizándose así su acceso independientemente de las condiciones climáticas.

Durante los siglos XVI y XVII, los turcos ocuparon gran parte de Hungría, incluida su capital. Construyeron instalaciones para tomar baños de vapor y de agua caliente —elementos importantes en la vida social turca— donde efectuaban los rituales de purificación del Islam. Sus magníficos balnearios consistían en piscinas con agua hasta la altura del hombro, rodeadas de escalones, bañeras y lugares de descanso, y rematadas con cúpulas. Los balnearios, algunos de los cuales aún están en uso, eran utilizados alternativamente por hombres y mujeres.

Una crónica de viajes de 1673 decía que los balnearios de la zona que ahora se conoce como Budapest estaban entre los mejores de Europa por “sus abundantes termas y sus efectos terapéuticos, así como por el tamaño y la belleza de sus edificios”. En el siglo XIX, la cultura balnearia creció con la incorporación del baño de vapor, o sauna, de origen finlandés. Con el tiempo, los baños sauna, las cámaras de vapor y las piscinas de agua fría formaron parte de los balnearios de Budapest.

Geología de la zona

De las 123 termas y los 400 manantiales de agua amarga emanan 70.000.000 de litros (18.000.000 de galones) diarios. ¿De dónde sale tanta agua? La respuesta radica en la geología de la zona.

El río Danubio, que atraviesa Budapest, separa las colinas de Buda, en la margen occidental, de las llanas terrazas de Pest, en su orilla oriental. En el pasado remoto, el mar debió de cubrir la zona acumulando piedra caliza y dolomita; a su vez, estas rocas fueron cubriéndose con capas de arcilla, marga, arena y carbón.

Las fisuras en la corteza terrestre permiten que el agua de lluvia llegue hasta grandes profundidades, donde se calienta al contacto con rocas ardientes de alto contenido mineral. Entonces, debido a las altas presiones, el agua emerge a la superficie en forma de vapor colándose, bien por las grietas, o por los pozos.

Este fenómeno geológico no solo se produce en Budapest, sino por toda Hungría; de ahí que muchas localidades también presuman de poseer bellos balnearios y aguas ricas en minerales, a las que se les atribuyen propiedades medicinales y curativas. *

Las termas han gozado de gran aceptación en muchas partes del mundo desde antiguo. Su descubrimiento en el desierto de Seír, entre el mar Muerto y el golfo de Aqaba, se puso ya por escrito en tiempos de los patriarcas bíblicos (Génesis 36:24).

Aún nos queda mucho que aprender de las complejidades de nuestro planeta. Por ejemplo, ¿cómo colocó Dios los fundamentos de la Tierra y cómo hizo todas sus maravillas? Reflexionar en preguntas como esta mueve a las personas temerosas de Dios a contemplar con asombro la insondable sabiduría del Creador (Job 38:4-6; Romanos 1:20).

[Nota]

^ párr. 11 ¡Despertad! no apoya ningún tratamiento médico en particular.

[Ilustración de las páginas 24 y 25]

Termas del Hotel Gellért

[Ilustración de la página 24]

Balneario Rudas, construido por los turcos

[Ilustración de las páginas 24 y 25]

Balneario Széchenyi en invierno

[Reconocimiento de la página 24]

Todas las fotos: gentileza de la Oficina de Turismo de Budapest