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Los últimos días: ¿y después?

Los últimos días: ¿y después?

Los últimos días: ¿y después?

HAY quienes tiemblan ante la sola idea de “los últimos días”, pues todo lo que prevén son dificultades (2 Timoteo 3:1). Entonces, ¿por qué los han anhelado tantas personas a lo largo de la historia? Porque también indican que se avecinan tiempos mejores.

Sir Isaac Newton, por ejemplo, tenía el convencimiento de que el tiempo del fin culminaría en una nueva era de paz y prosperidad mundial bajo el gobierno milenario del Reino de Dios. Y afirmaba que se cumplirían entonces las profecías de Miqueas 4:3 y de Isaías 2:4: “Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra”.

Cuando Jesús habló del tiempo del fin, animó a sus discípulos a ser optimistas. Después de mencionar las dificultades, la angustia y el temor que reinarían durante la gran tribulación, los exhortó: “Al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca” (Lucas 21:28). ¿De qué habrían de ser liberados?

Las promesas divinas

La guerra, los conflictos civiles, el crimen, la violencia y el hambre son algunas de las plagas de la humanidad que hacen que millones vivan en temor. ¿Le ha alcanzado alguna de ellas? Entonces, vea lo que Dios promete:

“Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; [...] los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” (Salmo 37:10, 11.)

“Mi pueblo tiene que morar en un lugar de habitación pacífico y en residencias de plena confianza y en lugares de descanso sosegados.” (Isaías 32:18.)

“[Jehová] hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.” (Salmo 46:9.)

“Realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar.” (Miqueas 4:4.)

“Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” (Salmo 72:16.)

“En cuanto al que me escucha, él residirá en seguridad y estará libre del disturbio que se debe al pavor de la calamidad.” (Proverbios 1:33.)

Aun cuando vivamos en una zona donde las condiciones sean relativamente buenas, nadie escapa a la enfermedad y la muerte. También esto desaparecerá en el nuevo mundo de Dios. Por lo tanto, podemos tener la confianza de que volveremos a ver a nuestros seres queridos que han muerto. Note las siguientes promesas:

“Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” (Isaías 33:24.)

“[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación 21:4.)

“Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.” (1 Corintios 15:26.)

“Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán [la voz de Jesús] y saldrán.” (Juan 5:28, 29.)

El apóstol Pedro resumió bellamente lo anterior con estas palabras: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13). Para que haya justicia en la Tierra, será necesario eliminar a cualquiera que atente contra ella. Y lo mismo les ocurrirá a las naciones, que promueven disputas y derramamiento de sangre por buscar egoístamente sus propios intereses. Todos los gobiernos humanos serán sustituidos por el Reino de Dios en manos de Cristo. Con referencia a este reino, se nos asegura: “De la abundancia del regir principesco y de la paz no habrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino a fin de establecerlo firmemente y sustentarlo por medio del derecho y por medio de la justicia, desde ahora en adelante y hasta tiempo indefinido. El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Isaías 9:7).

Usted también puede disfrutar de este futuro, pues la Biblia afirma que “[la voluntad de Dios] es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad” (1 Timoteo 2:4). No lo posponga; adquiera el conocimiento que le dará vida eterna (Juan 17:3). Si lo desea, póngase en contacto con los editores de esta revista y solicite un curso bíblico gratuito a domicilio.

[Ilustraciones de las páginas 8 y 9]

Usted puede vivir para siempre en paz y gozar de salud perfecta en el futuro Paraíso terrenal