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Un futuro garantizado

Un futuro garantizado

Un futuro garantizado

Usted se halla en una encrucijada. Por una parte se le dice: “Deje su futuro en manos humanas”. Pero por otra se le aconseja: “Confíe en Dios y en su Reino”. ¿Qué escogerá?

LA DECISIÓN sabia es confiar en Dios, quien promete: “En cuanto al que me escucha, él residirá en seguridad y estará libre del disturbio que se debe al pavor de la calamidad” (Proverbios 1:33). Escuchamos al Creador siguiendo las enseñanzas bíblicas, las cuales sabemos que son confiables (2 Timoteo 3:16). ¿Está bien fundada tal confianza? Claro que sí. Por ejemplo, como ya vimos en el segundo artículo de esta serie, solo la Biblia explica por qué los seres humanos somos incapaces de gobernarnos bien. ¿No es verdad que lo que dicen las Escrituras encaja con la realidad?

La misma exactitud se refleja en el campo de las profecías. La Biblia predijo las deplorables condiciones que caracterizarían “los últimos días”; y su cumplimiento salta a la vista (Mateo 24:3-7; 2 Timoteo 3:1-5). Hasta predijo que los hombres amenazarían la salud del planeta. Dios ‘causará la ruina de los que están arruinando la tierra’, dice Revelación 11:18.

Cuando se escribieron estas palabras hace cerca de dos mil años, fenómenos como la contaminación del medio ambiente, el calentamiento global y la extinción masiva de especies eran inconcebibles, pero ahora no. En efecto, Dios no miente. Su Palabra escrita siempre se cumple al pie de la letra (Tito 1:2; Hebreos 6:18). * De hecho, Dios da su nombre como garantía.

Un nombre confiable

Tal como la firma da validez a un cheque, el nombre personal de Dios —Jehová— garantiza el cumplimiento de las promesas bíblicas. * “En su santo nombre hemos cifrado nuestra confianza”, cantó un salmista que había experimentado a menudo el amor de Dios (Salmo 33:21; 34:4, 6).

Asociando el nombre de Dios con su amor paternal, Proverbios 18:10 afirma: “El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo, y se le da protección”. Asimismo, Romanos 10:13 garantiza: “Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”. Eso no quiere decir que el nombre de Dios sea un amuleto que nos proteja del mal. Quien nos salva es Dios mismo; y aquellos que lo invocan, tal como dice el texto, lo hacen porque confían totalmente en él y conocen muy bien su intachable reputación. En Salmo 91:14 leemos: “Porque en mí [Jehová] él ha puesto su cariño, yo también le proveeré escape. Lo protegeré porque ha llegado a conocer mi nombre”.

Pregúntese: “¿En quién cifro mi confianza: en Dios, o en los hombres?”. Los testigos de Jehová optamos por Dios y su Reino, no por impulso o fe ciega, sino por una fuerte convicción fundada en el conocimiento exacto de la Biblia (Hebreos 11:1; 1 Juan 4:1). Como consecuencia, no tememos al futuro, sino que nos ‘regocijamos en nuestra esperanza’. Lo invitamos a compartir esa misma brillante perspectiva (Romanos 12:12).

[Notas]

^ párr. 5 Véase el número especial de noviembre de 2007 de esta revista, dedicado especialmente a responder la pregunta “¿Se puede confiar en la Biblia?”.

^ párr. 7 Véase el recuadro “Nombre y garantía a la vez”.

[Comentario de la página 9]

Tal como la firma da validez a un cheque, el nombre de Dios garantiza el cumplimiento de las promesas bíblicas

[Recuadro de la página 9]

NOMBRE Y GARANTÍA A LA VEZ

El nombre de Dios, Jehová, no es una simple etiqueta. * Ese nombre tiene un significado: “Él Hace que Llegue a Ser”. En otras palabras, Dios posee el amor, el poder y la sabiduría necesarios para convertirse en lo que estime conveniente a fin de lograr su propósito y cumplir su palabra. Por ejemplo, puede ser Salvador de los justos, Destructor de los malvados, Oidor de la oración o un Padre amoroso: todo lo que él desee.

“Yo soy el Divino —dice Jehová— [...]; Aquel que declara desde el principio el final [...]; Aquel que dice: ‘Mi propio consejo subsistirá, y todo lo que es mi deleite haré’.” (Isaías 46:9, 10.) Su Palabra escrita siempre se cumple por dos razones: porque él es fiel a sí mismo y porque su nombre, o reputación, está en juego. “Dios no es hombre para que diga mentiras.” (Números 23:19.)

[Nota]

^ párr. 17 El nombre Jehová es muy distinto de los títulos Todopoderoso, Creador, Dios y Señor. Aparece unas siete mil veces en el texto original de la Santa Biblia. Y Dios mismo se lo puso. En Éxodo 3:15 leemos: “Jehová [...] es mi nombre para siempre” (Reina Valera, 1960).