Ir al contenido

Ir al índice

“¿Qué le ha pasado a mi hijo?”

“¿Qué le ha pasado a mi hijo?”

“¿Qué le ha pasado a mi hijo?”

Scott y Sandra * se quedaron de una pieza cuando su hija de 15 años entró en la sala: su pelo, que antes era rubio, ahora era ¡rojo intenso! Y más sorprendidos quedaron con la conversación que siguió.

—¿Te dimos permiso para teñirte el pelo?

—No, pero tampoco me lo prohibieron.

—¿Por qué no nos preguntaste?

—Porque sabía que iban a decir que no.

COMO bien lo pueden atestiguar Scott y Sandra, la adolescencia es un período turbulento, no solo para los jóvenes, sino también para los padres. De hecho, muchos padres no están nada preparados para hacer frente a los cambios drásticos que experimentan sus hijos al iniciar la pubertad. “Nuestra hija cambió así, de la noche a la mañana —recuerda Barbara, una madre de Canadá—. ‘¿Pero qué le ha pasado?’, me preguntaba. Era como si nos la hubieran cambiado mientras dormíamos.”

La experiencia de Barbara no es excepcional. He aquí los comentarios de padres de diversas partes del mundo.

“Cuando mi hijo llegó a la adolescencia, de repente se volvió más porfiado y respondón.” (Lia, de Gran Bretaña.)

“Nuestras hijas empezaron a obsesionarse con su apariencia.” (John, de Ghana.)

“Mi hijo quería tomar sus propias decisiones sin que nadie le dijera qué hacer.” (Celine, de Brasil.)

“A nuestra hija ya no le gustaba que la abrazáramos ni la besáramos.” (Andrew, de Canadá.)

“Nuestros hijos se volvieron más irritables. En vez de acatar nuestras decisiones, las cuestionaban y las discutían.” (Steve, de Australia.)

“Mi hija escondía sus sentimientos. Vivía encerrada en su pequeño mundo y se enojaba mucho cuando yo trataba de entrar.” (Joanne, de México.)

“Nuestros hijos empezaron a actuar con mucho secreto y se volvieron más celosos de su intimidad. Preferían estar con sus amigos que con nosotros.” (Daniel, de Filipinas.)

Si usted es padre o madre de un adolescente, probablemente habrá visto su experiencia reflejada en algunos de estos comentarios. De ser así, sepa que entender a ese “extraño” que vive en su casa no es un imposible. La Biblia puede ayudarle. ¿Cómo?

Sabiduría y entendimiento

Dice un proverbio bíblico: “Adquiere sabiduría, adquiere entendimiento” (Proverbios 4:5). Ambas cualidades son esenciales al tratar con adolescentes. Se precisa entendimiento para ver más allá de la superficie y percibir las verdaderas razones de su comportamiento, y sabiduría para seguir encaminándolos hacia una vida adulta responsable.

No se deje engañar por la brecha que parece ser cada vez mayor entre usted y su hijo. Lo cierto es que los chicos necesitan —e incluso desean— que los padres se involucren en esta complicada etapa de su vida. ¿Cómo le ayudarán el entendimiento y la sabiduría?

[Nota]

^ párr. 2 Se han cambiado los nombres en esta serie.