Ir al contenido

Ir al índice

El progreso de la robótica

El progreso de la robótica

El progreso de la robótica

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN JAPÓN

¿QUÉ le viene a la mente cuando oye hablar de robots? Hay quienes piensan en compañeros y ayudantes amables y simpáticos; otros, en una amenaza: máquinas de inteligencia superior que quizás un día reemplacen a los humanos; y para muchos otros, no son más que elementos de ciencia ficción.

¿Qué está sucediendo en este campo? Según cifras emitidas en 2006 por la Federación Internacional de Robótica, existen casi un millón de robots industriales por todo el mundo, de los cuales cerca del cincuenta por ciento están en Asia. ¿Por qué tanta demanda?

La función de los robots

Imagine a un trabajador que nunca descansa ni se queja y que trabaja sin parar veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Pues así es exactamente como se comportan los robots industriales en las fábricas de mecanismos automotores, aparatos eléctricos y enseres del hogar. Los robots hacen honor a su nombre, que se origina de la palabra checa robota (trabajo forzado). Se calcula que en 2005 había en la industria del automóvil 1 robot por cada 10 operarios.

Sin embargo, los autómatas ya no son exclusivos de las fábricas. Ahora vienen equipados con programas de reconocimiento de voz, giroscopios, sistemas de comunicación inalámbrica, navegador GPS y múltiples sensores, entre ellos, de temperatura, de fuerza, de ultrasonidos, de sustancias químicas y de radiación. Son cada vez más potentes y eficaces y desempeñan funciones que parecían imposibles hace solo unos años. Veamos algunos de ellos.

Servicios. Con sus brazos mecánicos, un robot farmacéutico recoge las recetas y dispensa los medicamentos en cuestión de segundos en un hospital de Gran Bretaña. El servicio postal estadounidense posee una flota de robots que clasifican y almacenan los paquetes. Otros tipos de autómatas dotados de brazos serpiente pueden introducirse en espacios reducidos, como las alas de un avión, para realizar inspecciones y reparaciones.

Asistencia. En un hogar de ancianos japonés hay que esperar turno para acariciar a un suave y precioso bebé foca. Este robot es sensible al tacto, la luz, el sonido, la temperatura y hasta a la manera de abrazarlo. Se comporta como una pequeña foca y hace sonidos, parpadea y mueve las aletas. Se dice que suple la necesidad fundamental de compañía y constituye un tipo de terapia.

Medicina. Tres brazos robóticos penden sobre un enfermo. A poca distancia, un cirujano observa por el visor de una consola gigante las imágenes en tres dimensiones del corazón del paciente. Valiéndose de los brazos robóticos, el cirujano corta y cose a fin de reparar una válvula cardíaca defectuosa. Esta técnica permite una cirugía mínimamente invasiva dada la extremada precisión de movimientos del instrumental, lo que se traduce en incisiones más pequeñas, una pérdida de sangre menor y una recuperación más rápida.

Hogar. Con tan solo apretar un botón, un robot de forma de disco aspira el piso. Recorre las zonas abiertas en movimientos en espiral y navega a lo largo de las paredes para “aprenderse” la posición de los muebles de la habitación. Detecta escaleras y las evita, y, cuando ha terminado su labor, se detiene y regresa a su base para recargar las baterías. Las ventas de este modelo han superado los dos millones de ejemplares.

Espacio. El Spirit, un vehículo robotizado de seis ruedas, explora la superficie de Marte. Gracias a su brazo equipado con instrumentos científicos y otras herramientas, este singular explorador analiza la composición del terreno y las rocas marcianas. Con sus cámaras ha tomado fotografías del suelo, de los cráteres, de las nubes, de las tormentas de polvo y de las puestas de sol, un total que supera las ochenta y ocho mil quinientas imágenes. Pero el Spirit es solo uno de los varios vehículos robotizados que operan en Marte.

Búsqueda y rescate. Diecisiete robots del tamaño de una pelota de baloncesto se pusieron a buscar supervivientes debajo de los escombros humeantes de una mole sobrecalentada de retorcidas vigas de acero y pedazos de hormigón de las Torres Gemelas de Nueva York. Desde entonces se han concebido modelos más sofisticados, como el que se ve abajo.

Submarinos. Los científicos se valen de vehículos submarinos autónomos para explorar la última frontera del planeta: el océano. Son vehículos no tripulados y autopropulsados que se utilizan para operaciones de búsqueda y rescate, inspección de cables de telecomunicación, rastreo de ballenas, eliminación de minas, etc.

¿Parecidos a los humanos?

Hace siglos que el hombre viene soñando con la creación de humanoides, es decir, robots con características humanas. Y la verdad es que se han tenido que superar muchas dificultades técnicas para conseguirlo. “La complejidad a la hora de fabricar supercomputadoras, levantar rascacielos o proyectar ciudades enteras palidece ante el desafío de dotar a los autómatas de capacidades motoras, visión sintética, olfato, oído y tacto, además de algo que se aproxime a la inteligencia humana”, señaló la revista Business Week.

Tomemos como ejemplo la aparentemente sencilla tarea de hacer que un humanoide camine. Tras once largos años de intensa investigación —y millones de dólares invertidos—, ingenieros japoneses lograron esta proeza en septiembre de 1997. Desde entonces se han inventado robots capaces de subir escaleras, correr, bailar, llevar objetos en una bandeja, empujar un carrito y hasta levantarse del suelo cuando caen.

¿Qué depara el futuro?

¿Cuál es el futuro de los robots? La NASA está trabajando en un “robonauta”, humanoide capaz de realizar labores peligrosas en el espacio. Por otra parte, Bill Gates, destacado representante de la revolución de la informática personal, dice que todo apunta a que “los robots cumplirán una función principal en la asistencia a personas de edad avanzada, a las que incluso podrían prestar compañía”.

En esta misma línea, un informe del gobierno japonés prevé que para el año 2025 los robots convivirán con los seres humanos y asistirán a las personas mayores o con discapacidades y atenderán a los niños y la casa. Para el 2050, los científicos esperan tener un equipo de fútbol de humanoides que venza a los equipos habituales. Y confían también en que dentro de unos decenios haya máquinas que superen la capacidad del cerebro humano.

Sin embargo, no todo el mundo comparte ese optimismo. Refiriéndose a las dificultades tecnológicas a las que se enfrenta la robótica, el especialista en inteligencia artificial Jordan B. Pollack señaló: “Hemos subestimado por completo la enorme capacidad de programación de la Madre Naturaleza”.

Todavía queda por ver hasta dónde llegarán los progresos de la robótica, pero algo es seguro: las máquinas nunca tendrán la capacidad de amar y de actuar con sabiduría, justicia y poder como el hombre. ¿Por qué? La Biblia deja claro que, de los seres vivos, solo el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27). Los seres humanos no somos autómatas fríos y calculadores; somos seres libres, dotados de una conciencia y de la capacidad para adorar a Dios, algo que mueve a muchos a acercarse al Creador, Jehová Dios (Santiago 4:8).

[Reconocimientos de la página 16]

Gentileza de Aaron Edsinger

Gentileza de OC Robotics

[Reconocimientos de la página 17]

Gentileza de AIST

© 2008 Intuitive Surgical, Inc.

Gentileza de iRobot Corp.

[Reconocimientos de la página 18]

Arriba: NASA/JPL-Solar System Visualization Team; izquierda: NASA/JPL/Cornell University

© The RoboCup Federation

Greg McFall/NOAA/Gray’s Reef National Marine Sanctuary

[Reconocimiento de la página 19]

© 2007 American Honda Motor Co., Inc.