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De nuestros lectores

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¿Cómo se datan los manuscritos antiguos? (Febrero de 2008) Este artículo me disgustó, pues usaron las abreviaturas e.c. (era común) y a.e.c. (antes de la era común) para designar las fechas. Tengo 70 años y siempre he visto utilizar las abreviaturas a.C. d.C. como referencia temporal para hablar de cosas que sucedieron antes y después del nacimiento de Jesús. Me parece que emplear tanto e.c. como a.e.c. constituye en cierto modo una negación de ese nacimiento.

R. W., Estados Unidos

¡Despertad! responde: Aunque en los países donde predomina el cristianismo se utilizan las fórmulas “antes de Cristo” (a.C.) y “después de Cristo” (d.C.), hemos optado por utilizar “era común” (e.c.), o “nuestra era”, y “antes de la era común” (a.e.c.), o “antes de nuestra era”. ¿Por qué motivos? En primer lugar, hay gran cantidad de pruebas que señalan al año 2 antes de nuestra era como fecha del nacimiento de Jesús. En segundo lugar, las publicaciones impresas por los testigos de Jehová tienen una amplia distribución en idiomas cuyos lectores no son cristianos. Una tercera razón es que el título Cristo significa propiamente “ungido”. Jesús se convirtió en el Mesías o Cristo cuando fue ungido con el espíritu de Dios en el momento de su bautismo en el año 29 de nuestra era (Mateo 3:13-17). Por lo tanto, cuando Jesús nació, no era aún el Cristo, sino que llegó a serlo en el año de su bautismo. Notablemente, las descripciones “nuestra era” y “era común” se usan cada vez más y aparecen en muchos diccionarios modernos y obras eruditas. Tenga la seguridad de que los testigos de Jehová consideramos que Jesús y su sacrificio son indispensables para el cumplimiento de los propósitos de Dios y para nuestra propia salvación.

Los jóvenes preguntan. ¿Cómo puedo sobrellevar mi enfermedad? (Febrero de 2008) No sé cómo agradecerles este artículo. Me llegó cuando más lo necesitaba. Enfermé y tuve que pasar tres semanas en el hospital. Acababa de salir de allí cuando recibí la revista. Me sentí muy identificada con los jóvenes mencionados en el artículo. Muchas gracias por los ejemplos y por los buenos consejos.

K. P., Canadá

Me emocionó ver que Jehová consuela incluso a quienes están incapacitados como yo. Cuando era muy pequeña, me diagnosticaron parálisis cerebral. Aunque no puedo andar, hago el precursorado auxiliar. Sueño con el momento en que la Tierra sea convertida en un paraíso y todos los que sufren discapacidades “trep[en] justamente como lo hace el ciervo” (Isaías 35:5, 6).

J. J., República de Corea

Leí este artículo una y otra vez. No podía dejar de llorar al pensar en la ternura que reflejan los pensamientos de Jehová. Es como si él nos envolviera en una cálida manta y nos protegiera de todo daño. Muchísimas gracias.

M. T., Japón

¿Acaba todo con la muerte? (Diciembre de 2007) Perdí a mi querida madre en la muerte hace unos meses, y las explicaciones de este reportaje, en especial las promesas de la resurrección, me conmovieron profundamente. Les agradezco el gran consuelo y estímulo que me brindaron.

M. R., Madagascar