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Puso al mundo en el mapa

Puso al mundo en el mapa

Puso al mundo en el mapa

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN BÉLGICA

A principios de 1544 se hallaba en una celda fría y oscura donde pensó que moriría. ¿Por qué le ocurrió esto al más destacado cartógrafo del siglo XVI? Para averiguarlo, demos una mirada a su vida y a la época que le tocó vivir.

GERHARD MERCATOR nació en 1512 en Rupelmonde (Bélgica), un pequeño puerto cerca de Amberes. Tras graduarse en la Universidad de Lovaina, estudió a Aristóteles, pero al poco tiempo le perturbó no poder compaginar las opiniones de dicho filósofo con las enseñanzas de la Biblia. Mercator escribió: “Cuando vi que el relato de Moisés sobre el origen, o génesis, del mundo no armonizaba con las enseñanzas de Aristóteles y los demás filósofos, empecé a dudar de la veracidad de todos los filósofos y me puse a investigar los secretos de la naturaleza”.

Dado que a Mercator no le interesaba ser filósofo, no quiso recibir más educación universitaria. Pero su deseo de hallar pruebas para defender el relato bíblico de la creación fue una constante en él durante el resto de su vida.

Interés en la geografía

En 1534, Mercator se dedicó al estudio de las matemáticas, la astronomía y la geografía bajo la tutela del matemático Gemma Frisius. También aprendió a hacer grabados gracias a la ayuda de Gaspard Van der Heyden, grabador y constructor de globos terráqueos (mapas esféricos). A principios del siglo XVI, los cartógrafos, o dibujantes de mapas, empleaban gruesos caracteres góticos que limitaban el espacio disponible para añadir información en los mapas. No obstante, Mercator adoptó un nuevo estilo italiano de escritura cursiva —o letra itálica— que resultó muy útil en la fabricación de globos terráqueos.

Trabajó como grabador con Frisius y Van der Heyden en la elaboración de un mapa esférico en 1536. Su hermosa escritura cursiva contribuyó al éxito de la obra. Nicholas Crane, un biógrafo moderno de Mercator, indica que, mientras que un cartógrafo posterior “pudo escribir 50 nombres de lugares estadounidenses en un mapa del tamaño de un hombre, Mercator logró anotar 60 nombres en un espacio de apenas dos palmos de diámetro”.

Nace un cartógrafo

Mercator realizó en 1537 su primera obra en solitario: un mapa de la Tierra Santa. Su objetivo era contribuir a un “mejor entendimiento de ambos testamentos”. En el siglo XVI, los mapas de la Tierra Santa eran muy inexactos. Algunos contenían menos de treinta nombres de lugares, y muchos de ellos estaban mal ubicados. Sin embargo, el mapa de Mercator señaló más de cuatrocientos lugares y trazó la ruta que siguieron los israelitas por el desierto después del éxodo. Por su precisión, el mapa gozó de la admiración de muchos de sus contemporáneos.

Esa buena acogida animó a Mercator a publicar un mapamundi en 1538. Hasta aquel tiempo, los cartógrafos sabían muy poco de América del Norte, a la que llamaban “la tierra distante y desconocida”. Aunque el nombre América ya existía, Mercator fue el primero que lo aplicó tanto a América del Norte como a América del Sur.

Mercator vivió en una época en la que se exploraban los océanos y se descubrían muchas tierras. Lamentablemente, los marineros transmitían información contradictoria, lo que hacía casi imposible el trabajo de los cartógrafos, quienes tenían que llenar los espacios vacíos. No obstante, en 1541 Mercator logró su meta: elaborar “el globo terráqueo más completo hasta [esa] fecha”.

Acusado de herejía

En Lovaina, donde vivía Mercator, el luteranismo estaba muy extendido. Para el año 1536, él simpatizaba con esa corriente religiosa, y parece que su esposa con el tiempo terminó abrazándola. Fue arrestado en febrero de 1544 junto con otros 42 ciudadanos de Lovaina bajo la acusación de redactar “cartas sospechosas”. Ahora bien, es posible que la publicación de su mapa de la Tierra Santa también despertara las sospechas de dos teólogos de la Universidad de Lovaina llamados Ruard Tapper y Jacobus Latomus. Ambos habían participado en el juicio del traductor bíblico William Tyndale, quien había sido ejecutado en Bélgica en 1536. Tal vez a Tapper y a Latomus les preocupaba que dicho mapa animara al público a leer la Biblia, tal como lo había hecho la traducción de Tyndale. Sea como fuere, Mercator fue encerrado en el castillo de su ciudad natal, Rupelmonde.

Antoinette Van Roesmaels, otra de las personas sometidas a juicio, testificó que Mercator nunca había asistido a las lecturas bíblicas que los protestantes celebraban a puerta cerrada. Pero como ella sí lo había hecho, fue enterrada viva para que muriera lentamente de asfixia. Por su parte, Mercator salió en libertad tras siete meses de cárcel, aunque todos sus bienes fueron confiscados. En 1552 se trasladó a Duisburgo (Alemania), donde encontró un ambiente religioso más tolerante.

El primer atlas

Mercator siguió defendiendo el relato bíblico de la creación. Dedicó la mayor parte de su vida a preparar un resumen o síntesis de la creación “del cielo y la Tierra —según él mismo dijo—, desde el principio de los tiempos hasta la actualidad”. La obra aportaba datos cronológicos y geográficos.

En 1569 publicó la primera parte de su síntesis, titulada Chronologia, que enumeraba los acontecimientos históricos más importantes desde la creación en adelante. Su objetivo era ayudar a los lectores a ubicarse en el tiempo y la historia. Sin embargo, esta obra figuró en el índice de libros prohibidos de la Iglesia Católica, pues Mercator incluyó en ella la protesta que Lutero había expresado contra las indulgencias en 1517.

Durante los siguientes años, este cartógrafo dedicó mucho tiempo a dibujar y grabar las planchas de los mapas de su nueva obra geográfica. En 1590 sufrió un derrame cerebral que lo privó del habla y lo dejó paralizado del lado izquierdo, lo que dificultó muchísimo su labor. No obstante, resuelto a terminar la obra de su vida, siguió realizándola hasta su muerte en 1594, a la edad de 82 años. Los cinco mapas que dejó sin terminar fueron completados por su hijo Rumold. La entera colección de mapas se publicó en 1595 y fue la primera de la historia en llevar el nombre atlas.

El Atlas de Mercator contenía un análisis del primer capítulo de Génesis, y dicha sección defendía la autenticidad de la Palabra de Dios frente a las ideas filosóficas. Mercator llamó a este análisis “el objetivo de todo mi trabajo”.

“El mayor geógrafo de nuestros tiempos”

Una edición ampliada del Atlas —publicada por Iodocus Hondius en 1606— se imprimió en muchos idiomas y fue un éxito de ventas. Abraham Ortelius, cartógrafo del siglo XVI, elogió a Mercator llamándolo “el mayor geógrafo de nuestros tiempos”. Y en fecha más reciente, el escritor Nicholas Crane se refirió a Mercator como “el hombre que puso al planeta en el mapa”.

Su legado forma parte de nuestra vida diaria. Por ejemplo, cada vez que consultamos un atlas o nos valemos del sistema de posicionamiento global (GPS), nos beneficiamos de la labor de Mercator, un hombre excepcional que durante toda su vida procuró entender el lugar que ocupaba en la creación de Dios.

[Recuadro de la página 21]

DEVOTO ESTUDIANTE DE LA BIBLIA

Mercator creía que en la Tierra reinarían la justicia, la paz y la prosperidad. Además, redactó un comentario inédito de los capítulos 1 a 11 de Romanos, en el que refutó el concepto calvinista sobre la predestinación. Cabe señalar que tampoco concordó con Martín Lutero, pues afirmó que, además de la fe, es necesario tener obras para alcanzar la salvación. Mercator escribió una carta en la que decía que el pecado “no tiene que ver con los planetas [con la astrología] ni con ninguna inclinación de la naturaleza que Dios ha creado, sino que se origina únicamente del libre albedrío [o propia voluntad] del hombre”. En sus cartas rechazó el dogma católico de la transustanciación y sostuvo que las palabras de Jesús “esto es mi cuerpo” no tienen un significado literal, sino simbólico.

[Ilustración y recuadro de la página 22]

LA PROYECCIÓN DE MERCATOR

¿Ha intentado alguna vez aplanar la cáscara de una naranja? ¿Verdad que es imposible hacerlo sin deformarla? Este ejemplo ilustra el problema que afrontan los cartógrafos: proyectar una esfera (nuestro planeta) en un mapa plano. Mercator resolvió el problema ideando un sistema que lleva su nombre: la proyección de Mercator. Es un sistema en el que las líneas que forman los grados de latitud, desde el ecuador hasta los polos, están separadas proporcionalmente. Este método revolucionó la cartografía, si bien distorsiona las distancias y los tamaños, sobre todo en las regiones que se encuentran más cerca del norte o del sur. El mapamundi que confeccionó Mercator en 1569 fue una obra maestra que le dio gran fama como cartógrafo. De hecho, su proyección aún se utiliza en las cartas de navegación y en el moderno sistema de posicionamiento global.

[Ilustración]

La proyección de Mercator puede compararse a un cilindro cortado por la mitad sobre el que se aplana el mundo

[Ilustración de la página 20]

El mapa de la Tierra Santa que Mercator creó en 1537 señaló más de cuatrocientos lugares

[Ilustración de las páginas 20 y 21]

El mapamundi de Mercator (1538)

(observe que en Norteamérica y Sudamérica aparece la palabra AMERICAE, dividida en dos líneas)

[Reconocimiento de la página 19]

Antwerpen, Stedelijk Prentenkabinet

[Reconocimiento de la página 20]

Mapas: de la biblioteca de la American Geographical Society y las bibliotecas de la University of Wisconsin-Milwaukee