Nuestro asombroso universo
Nuestro asombroso universo
HACE apenas un siglo, la ciencia opinaba que el universo se reducía a nuestra galaxia, la Vía Láctea. No obstante, durante el siglo XX, los grandes adelantos astronómicos, físicos y tecnológicos revelaron las pasmosas dimensiones del cosmos. Algunos hallazgos han proporcionado lecciones de humildad. Por ejemplo, en las últimas décadas, los astrónomos han admitido que ignoran la composición de más del noventa por ciento del universo. De hecho, los descubrimientos realizados han puesto en duda los fundamentos de la propia física. Desde luego, tales cuestiones no son nuevas.
Veamos un caso. A finales del siglo XIX se observó algo extraño sobre la velocidad de la luz que parecía desafiar el sentido común: desde la posición de un observador, la luz siempre viaja a la misma velocidad, independientemente de la velocidad a la que se desplace el observador. Albert Einstein abordó el problema en 1905 en su teoría de la relatividad especial, en la que expuso que la distancia (longitud), el tiempo y la masa no son valores absolutos. Posteriormente, en 1907, tras un relámpago de intuición que él llamó “la idea más feliz de mi vida”, se puso a desarrollar la teoría general de la relatividad, que publicó en 1916. En este trabajo revolucionario, Einstein explicó la interrelación entre la gravedad, el espacio y el tiempo, y redefinió los principios físicos de Isaac Newton.
El universo en expansión
Basándose en los conocimientos de su época, Einstein postuló que el universo era estático, es decir, que ni se expandía ni se contraía. Sin embargo, el astrónomo estadounidense Edwin Hubble presentó en 1929 datos convincentes de que el universo está en continua expansión.
Hubble también aclaró un viejo misterio sobre ciertas manchas luminosas del cielo nocturno, llamadas nebulosas por su semejanza con las nubes de gas. La cuestión era si se hallaban en el interior de nuestra galaxia, o en el exterior, como había apuntado más de un siglo atrás el astrónomo británico sir William Herschel (1738-1822).
Cuando Hubble calculó por primera vez la distancia de una de estas entidades —la Gran Nebulosa de Andrómeda—, descubrió que en realidad se trataba de una galaxia situada a 1.000.000 de años luz y, por tanto, totalmente fuera de la Vía Láctea, cuyo diámetro es de “apenas” 100.000 años luz. A medida que Hubble iba trazando en un mapa las distancias de otras nebulosas, fue revelando las enormes dimensiones del cosmos, lo que desencadenó una auténtica revolución en la astronomía y la cosmología. *
Poco después, Hubble descubrió que las galaxias remotas se iban alejando cada vez más de la nuestra, lo cual le dio pie para afirmar que el universo estaba en expansión. Asimismo advirtió que cuanto más distantes estaban las galaxias, mayor era su velocidad de recesión. Estas observaciones implican que el universo de hoy es mayor que el de ayer. Con la publicación de su innovador trabajo en 1929, Hubble preparó el camino para la teoría del origen del universo: la Gran Explosión. Esta teoría asume que el universo se originó tras una explosión cósmica que tuvo lugar hace unos trece mil millones de años. No obstante, aún quedan algunos interrogantes.
La velocidad de expansión
Desde Hubble en adelante, los astrónomos han tratado de medir con la mayor precisión posible la velocidad de expansión, a la que denominan “constante de Hubble”. ¿Por qué es tan relevante esta medida? Si se pudiera calcular la velocidad de expansión del universo, sería posible estimar su edad. Por otro lado, la velocidad de expansión podría tener graves repercusiones futuras. ¿En qué sentido? Se argumenta que si, por ejemplo, el universo se expandiera muy lentamente, la gravedad podría en última instancia hacer que todo colapsara en una estrepitosa “gran implosión”. Pero si la expansión fuera demasiado veloz, el universo podría expandirse para siempre y disgregarse por completo.
Mientras que por un lado se han respondido algunos interrogantes con datos más exactos, por otro han surgido cuestiones que han puesto en duda los conceptos actuales sobre la materia y las fuerzas fundamentales del universo.
La energía oscura y la materia oscura
En 1998, un equipo de investigación que analizaba la luz procedente de un tipo especial de supernova, o explosión estelar, llegó a la conclusión de que la expansión del universo en realidad se está acelerando. * Al principio, los científicos no lo creyeron, pero las pruebas eran cada vez más abundantes. Lógicamente, quisieron averiguar qué tipo de energía estaba causando ese efecto. En primer lugar, tal energía parecía contrarrestar la gravedad, y, en segundo, las teorías actuales no la contemplaban. No es de extrañar que a esta misteriosa forma de energía —que constituye un setenta y cuatro por ciento del universo— se le llame energía oscura.
Ahora bien, la energía oscura no es la única “rareza” oscura descubierta en los últimos años. En la década de 1980 se confirmó la existencia de otra rareza cuando los astrónomos estudiaban varias galaxias. Estas, al igual que la nuestra, daban la impresión de que no podían mantenerse unidas, pues su velocidad de rotación era muy rápida. Debía de haber, pues, algún tipo de materia que les proporcionara la cohesión gravitatoria necesaria. ¿Qué clase de materia? Como no se sabe qué es y no absorbe, emite ni refleja cantidades detectables de radiación, los científicos la llaman materia oscura. * ¿De cuánta materia oscura estamos hablando? Como mínimo, del 22% de la masa del universo.
Tenga en cuenta que, según los cálculos actuales, la materia ordinaria supone solo un 4% de la masa del universo. Las dos grandes incógnitas (la materia y la energía oscuras) parecen configurar el resto, por lo que el 96% del universo es un misterio. *
Una búsqueda infinita
En su búsqueda de respuestas, los científicos se topan muy a menudo con que una serie de aclaraciones les lleva a una serie de incógnitas. Esto nos hace recordar la siguiente declaración bíblica sobre el Dios verdadero, recogida en Eclesiastés 3:11: “Todo lo ha hecho bello a su tiempo. Aun el tiempo indefinido ha puesto en el corazón de ellos, para que la humanidad nunca descubra la obra que [...] ha hecho desde el comienzo hasta el fin”.
Por el presente, tan solo podemos absorber cierta cantidad de conocimiento debido a nuestra corta vida, y mucho de ese conocimiento es teórico y, por tanto, susceptible de cambios. Pero nuestra situación es temporal, pues Dios se ha propuesto conceder a los seres humanos fieles vida sin fin en un paraíso terrenal, donde podremos estudiar sus obras por una eternidad y obtener un auténtico conocimiento de sus maravillas (Salmo 37:11, 29; Lucas 23:43).
Por lo tanto, no tenemos por qué temer a posibles cataclismos universales. Después de todo, la ciencia solo ha arañado la superficie del conocimiento, mientras que el Creador domina las profundidades del saber (Revelación [Apocalipsis] 4:11).
[Notas]
^ párr. 7 La astronomía es la “ciencia que trata de la estructuración y disposición de la materia en el universo”, y la cosmología es la “parte de la astronomía que estudia el origen del universo, los procesos que han tenido lugar a lo largo de su historia, las leyes que rigen su evolución y los caminos que ésta puede seguir en el futuro” (Gran Enciclopedia Espasa).
^ párr. 13 Las supernovas de tipo Ia son explosiones estelares que por un efímero período de tiempo fulguran con un brillo de 1.000 millones de soles. Los astrónomos toman estas supernovas como una medida estándar.
^ párr. 14 El concepto de materia oscura fue propuesto en los años treinta del siglo pasado y fue ratificado en los años ochenta. En la actualidad, los astrónomos miden cuánta materia oscura puede haber en un cúmulo de galaxias observando la distorsión de la luz de objetos más distantes.
^ párr. 15 El año 2009 ha sido proclamado “Año Internacional de la Astronomía” para conmemorar el 400 aniversario del primer telescopio astronómico construido por Galileo Galilei.
[Recuadro de la página 17]
UNA LECCIÓN DE HUMILDAD
Cuando un siervo de Dios de la antigüedad elevó la mirada a los límpidos cielos nocturnos, lo embargó un temor reverente que lo impulsó a escribir las palabras del Salmo 8:3, 4: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre para que cuides de él?”. Si el salmista, que carecía de telescopios y cámaras especiales, se sintió así, ¿no deberíamos sentir nosotros un temor semejante?
[Ilustración de la página 18]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
74% energía oscura
22% materia oscura
4% materia ordinaria
[Reconocimiento de la página 16]
Fondo basado en una foto de la NASA
[Reconocimiento de la página 18]
Fondo basado en una foto de la NASA