Ir al contenido

Ir al índice

Cómo controlar el estrés

Cómo controlar el estrés

Cómo controlar el estrés

La Biblia predijo que habría “tiempos críticos, difíciles de manejar”, y no hay duda de que nuestros tiempos son realmente críticos y estresantes (2 Timoteo 3:1).

COMO todo el mundo sabe, es más fácil apagar un fuego pequeño que uno de grandes proporciones. De igual modo, resulta más fácil controlar el estrés cuando es poco que cuando es intenso y se ha hecho crónico. Una doctora dice que “el control diario del estrés debe ser una prioridad en nuestra ajetreada vida”. *

El control diario del estrés cumple dos propósitos. Primero, nos ayuda a reducir las situaciones desencadenantes que puedan evitarse. Y segundo, nos ayuda a controlar nuestra respuesta a las situaciones estresantes que sean inevitables.

Ahora bien, ¿nos da la Biblia la orientación necesaria para combatir el estrés?

Las verdades bíblicas son esenciales

Cuando asimilamos las verdades que contiene la Biblia, logramos captar los pensamientos reconfortantes y fortalecedores de nuestro Creador. Además, la Palabra de Dios brinda un sinfín de consejos muy valiosos para aliviar el estrés. Si los ponemos en práctica, evitaremos ‘sufrir sobresaltos y aterrorizarnos’ y sabremos afrontar las tensiones cotidianas (Josué 1:7-9).

La Biblia nos asegura que nuestro Padre celestial, Jehová, “es muy tierno en cariño, y misericordioso”, lo cual contribuye a reducir de un modo excepcional el estrés (Santiago 5:11). Patricia, que fue profesora de universidad en California, reconoce: “Algo que me ha ayudado mucho es pensar en la voluntad de Dios y en las cosas maravillosas que está realizando”.

Cuánto debió reconfortar a la gente oprimida y estresada la ternura que Jesús manifestaba en sus palabras y tratos. Él mismo hizo esta exhortación: “Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré” (Mateo 11:28-30, La Biblia de Nuestro Pueblo).

En consonancia con sus palabras, Jesús nunca fue insensible. Al contrario, siempre tuvo en cuenta las necesidades emocionales y físicas de sus discípulos, y hasta se encargaba de que descansaran cuando habían estado muy atareados en la predicación (Marcos 6:30-32). Podemos tener la certeza de que Jesús, quien ahora es Rey en los cielos, nos ve con empatía y ternura cuando experimentamos los efectos debilitantes del estrés. Él, en su misericordia, acude a nuestro auxilio brindándonos “ayuda al tiempo apropiado” (Hebreos 2:17, 18; 4:16).

El valor de la buena comunicación

La buena comunicación es uno de los medios más importantes para controlar eficazmente el estrés. La Biblia declara: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial, pero en la multitud de consejeros hay logro” (Proverbios 15:22). Con razón muchos han comprobado que hablar con su cónyuge, un amigo o un compañero de trabajo es una gran ayuda para reducir el estrés.

La manera más importante, provechosa y accesible de “habla confidencial”, o franca, es la oración. En efecto, orar a Dios con regularidad contribuye a que las personas que acuden a él “no se inquieten por cosa alguna”. Muchos dan fe de que al apoyarse en la oración les embarga “la paz de Dios que supera a todo pensamiento”. Y tal como promete la Biblia, esta protege “sus corazones y sus facultades mentales” (Filipenses 4:6, 7; Proverbios 14:30).

Según cierto libro sobre el estrés, “las personas que cuentan con redes de apoyo social suelen tener mejor salud mental y sobrellevar más eficazmente el estrés que quienes tratan de hacerlo todo por sí mismos”. Y no hay mejor grupo de apoyo que el integrado por los siervos del único Dios verdadero, Jehová. Estos, en obediencia al mandato bíblico, se reúnen con regularidad y se animan unos a otros (Hebreos 10:24, 25). Uno de ellos comenta: “A veces, mi día de trabajo es muy largo y estresante. Pero cuando voy a la reunión noto que, al momento de la oración final, el estrés ha desaparecido y me siento reconfortado”.

Y no debe pasarse por alto la importancia del sentido del humor. Eclesiastés 3:4 dice que hay “tiempo de llorar y tiempo de reír”. La risa es una buena medicina, pues como explica un doctor, “cuando reímos, el organismo libera endorfinas e inhibe la producción de adrenalina”, lo cual tiene efectos beneficiosos para la salud y el bienestar. Una mujer cuenta: “Mi esposo siempre sale con alguna cosa graciosa en las situaciones más estresantes, y eso ayuda mucho”.

Cualidades que reducen el estrés

La Biblia promueve cualidades que reducen el estrés. Entre ellas figuran “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad [y] autodominio”, las cuales constituyen “el fruto del espíritu [de Dios]”. Además, la Biblia nos insta a evitar cosas como “amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa”. Y luego añade: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros” (Gálatas 5:22, 23; Efesios 4:31, 32).

Un médico confirma la importancia de aplicar dichos consejos bíblicos, especialmente en estos tiempos. “Tratar con respeto a los demás —comenta— alivia mucho el estrés.” La Biblia también nos ayuda a ser modestos, es decir, a no sobrestimar nuestras habilidades (Miqueas 6:8).

Dios espera que reconozcamos humildemente nuestras limitaciones físicas, mentales y emocionales, así como el hecho de que no podemos hacer todo lo que quisiéramos. Por mucho que nos cueste, necesitamos aprender a decir que no cuando nos pidan hacer cosas que, siendo realistas, no podamos realizar.

Desde luego, esto no quiere decir que si aplicamos los consejos bíblicos mencionados, desaparecerá por completo nuestro estrés. Lo cierto es que Satanás, el Diablo, ha centrado sus ataques en los siervos de Dios para demostrar que dejarán de adorar a Dios si se ven bajo mucho estrés (Revelación 12:17). No obstante, como hemos visto, nuestro Creador nos ofrece ayuda de muchas maneras para reducir y combatir el estrés. *

[Notas]

^ párr. 3 Cuando el estrés es tan prolongado o grave que pudiera causar problemas de salud, se recomienda acudir a un profesional de la salud para recibir tratamiento médico.

^ párr. 20 Para más información, consulte las series “Cómo reducir el estrés” y “¿Cómo soportar el ritmo frenético de hoy?”, publicadas en ¡Despertad! del 8 de febrero de 2005 y del 8 de febrero de 2001, respectivamente.

[Ilustración y recuadro de la página 9]

ALGUNAS MANERAS DE REDUCIR EL ESTRÉS

● No espere perfección ni de usted ni de los demás (Eclesiastés 7:16).

● Fíjese prioridades adecuadas (Filipenses 1:10, 11).

 

● Disfrute de la creación de Jehová (Salmo 92:4, 5).

● Acostumbre tener momentos de tranquilidad (Mateo 14:23).

● Sea equilibrado: haga ejercicio con regularidad, pero también descanse y duerma lo suficiente (Eclesiastés 4:6).

[Ilustración de la página 7]

La buena comunicación es fundamental para reducir el estrés

[Ilustración de la página 7]

Desarrollar cualidades cristianas contribuye a reducir el estrés