Conozca a la marmota alpina
Conozca a la marmota alpina
Un agudo silbido corta el aire. Suena como la llamada de un muchacho a otro, pero mucho más fuerte. Sus ecos rebotan en las montañas impidiendo saber de dónde viene. Entonces veo a un pequeño roedor peludo que se lanza como una flecha hacia una madriguera cercana. Una rápida hojeada a mi manual me confirma que acabo de ver y oír a una marmota alpina.
PASÉ los días siguientes conociendo a estos roedores peludos: qué rocas prefieren para tomar el sol, dónde se ubican sus madrigueras principales y cómo sobreviven al duro entorno situado por encima del límite forestal.
Cooperación familiar y vigilancia
Las marmotas no tienen una vida fácil en los pastos alpinos. Los inviernos son fríos y su hábitat suele estar cubierto de nieve durante meses. Además, tanto en el suelo como en el aire hay depredadores que las acechan. Así que para sobrevivir dependen de la cooperación, la planificación y la vigilancia.
Su vida gira en torno a la familia, que por lo general está formada por la pareja reproductora y las crías. Cada familia cuenta con varias madrigueras: una le sirve de hogar, y las otras, de refugio en momentos de peligro. A veces las excavan en grietas situadas bajo grandes rocas. Estas fortalezas de piedra les ofrecen torres de observación estratégicas, así como terrazas para tomar el sol y relajarse.
Las marmotas se toman en serio la higiene. Utilizan una madriguera aparte para su aseo, y así mantienen limpia la que sirve de hogar. En un extremo de la madriguera principal preparan una más grande, que acolchan con hierba. Esta proporciona un ambiente seguro cuando la hembra da a luz y además sirve de cálido refugio donde toda la familia se apiña durante el prolongado letargo invernal.
Es posible que la responsabilidad familiar más importante sea la vigilancia. Mientras otros miembros de la familia recogen alimento en las cercanías, una marmota adulta actúa de centinela. Para comprobar si hay peligro, a veces se levanta sobre sus patas traseras a fin de inspeccionar mejor los alrededores. Sus principales enemigos son las águilas, los zorros y los seres humanos. Su presencia, o simplemente la visión de cualquier ave rapaz grande, hará saltar la alarma. Resulta interesante que empleen una señal específica para el águila, su principal depredador alado. Ante una llamada de alarma, las marmotas corren a esconderse. Parece como si se las hubiera tragado la tierra.
La obediencia puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, sobre todo en el caso de las marmotas jóvenes, que son un plato favorito de las águilas doradas. Si la amenaza parece inmediata, la centinela se esconde en una madriguera cercana con las demás. Luego, transcurridos unos minutos, asoma la cabeza con mucho cuidado para ver si ha pasado el peligro.
Saben mantenerse frescas y dormir bien
En las altas praderas donde habitan, las marmotas alpinas encuentran mucha hierba para alimentarse y un clima suave en verano. Si refresca, toman el sol sobre alguna roca cómoda. En cambio, les resulta más difícil combatir las temperaturas elevadas, pues no pueden quitarse su abrigo de piel. Por esa razón, suelen estar más activas a primeras horas de la mañana y a últimas horas de la tarde.
Desde luego, no puede decirse que tengan problemas de insomnio, ya que su letargo dura unos seis meses. El de la marmota silbadora, una de sus parientes, se prolonga hasta nueve meses. Durante el letargo, su corazón late tan solo una o dos veces por minuto, y su temperatura desciende a unos 5 °C (41 °F). Es comprensible que un ayuno tan largo requiera preparación. Durante el verano y principios del otoño comen vorazmente para adquirir reservas de grasa que les durarán todo el invierno.
Las marmotas jóvenes son juguetonas y les gusta correr en círculo persiguiéndose unas a otras. Tuve la oportunidad de ver cómo un grupo de tres crías rodaba por una pendiente de hierba mientras simulaban una pelea. Sin importar su edad, todas se saludan frotándose las narices; además, los miembros de una misma familia se asean unos a otros y, si hace frío, se acurrucan para mantenerse calientes.
Las marmotas se preparan para el futuro y se mantienen alerta ante un posible peligro (Job 12:7). Las familias humanas tal vez puedan aprender de estos roedores.
[Comentario de la página 11]
La presencia de la marmota añade encanto a las praderas alpinas, y su cooperación familiar atestigua la sabiduría del Creador. (Salmo 50:10)
[Comentario de la página 12]
Mientras otros miembros de la familia recogen alimento en las cercanías, una marmota adulta actúa de centinela