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La fortaleza de Terezín, incapaz de detener el sufrimiento

La fortaleza de Terezín, incapaz de detener el sufrimiento

La fortaleza de Terezín, incapaz de detener el sufrimiento

A MEDIO camino entre las ciudades centroeuropeas de Dresde y Praga se halla Theresienstadt (o Terezín). Esta población tiene una enorme fortaleza de sólidas murallas que fue construida para impedir la penetración de ejércitos extranjeros en el país y suministrar protección a los habitantes de la región vecina.

José II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, ordenó la construcción de la fortaleza, y estuvo presente tanto en la medición del terreno como en la colocación de la primera piedra a finales de 1780. La fortaleza fue erigida en honor de su madre, la emperatriz María Teresa, y por ello recibió el nombre checo de Terezín (en alemán, Theresienstadt, que significa “ciudad de Teresa”). * Se dice que en las obras llegaron a participar hasta catorce mil trabajadores. La mayor parte de la edificación se terminó en cuatro años.

Una vez concluida, en 1784, Terezín era la fortaleza más grande del territorio de los Habsburgo. En su construcción se emplearon las técnicas de ingeniería más avanzadas hasta entonces. Sin embargo, incluso antes de que se terminara, las tácticas y estrategias militares habían sufrido cambios sorprendentes.

Cuando los ejércitos enemigos invadían un país, ya no sitiaban los castillos, sino que rodeaban las aldeas cercanas y las saqueaban. Esa nueva situación hizo que la ciudad perdiera su categoría de fortaleza militar en 1888. Sus anchas murallas exteriores se transformaron en encantadores parques con bancos y veredas.

La fortaleza y la ciudad

El diseño de Terezín era el de una ciudadela fortificada. Detrás de sus enormes murallas había alojamientos para los soldados, sus familias y otros civiles.

Al lado de la fortaleza principal se construyó otra más pequeña que servía de prisión militar. A principios del siglo XIX se encerraba allí a los opositores políticos de la Casa de Habsburgo. Unos cien años después, entre sus reclusos figuraron los jóvenes que en 1914 se vieron implicados en el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo. Aunque se libraron de la pena de muerte porque aún no habían cumplido los 20 años de edad, fueron torturados, algunos se volvieron locos y la mayoría murió en la prisión al poco tiempo. Gavrilo Princip, el autor material del asesinato, pereció allí mientras aún se peleaba la I Guerra Mundial.

La Pequeña Fortaleza tenía la reputación de ser una de las peores cárceles de Austria-Hungría. A menudo, a los presos se los mantenía cargados de cadenas en mazmorras frías y húmedas. Sin embargo, durante la II Guerra Mundial, se utilizó con propósitos mucho más terribles.

La verdad sobre el “balneario” de Terezín

Después de invadir y ocupar el territorio de la actual República Checa, los nazis comenzaron a llevar judíos a la fortaleza principal en 1941, convirtiendo Terezín en un gueto judío. Aseguraban que la segregación racial era necesaria para evitar conflictos entre los judíos y el resto de la población. Aunque se hacía creer a la gente que la ciudad era un balneario cerrado donde los judíos podían recibir tratamiento, el plan secreto de los nazis era aniquilarlos a todos.

En la zona oriental de Europa, los nazis ya habían establecido campos de exterminio adonde llevaban judíos procedentes de Terezín y otros lugares parecidos. * Su existencia era bien conocida desde mediados de la década de 1930, pero la propaganda nazi los presentaba simplemente como reformatorios. No obstante, cada vez circulaban más noticias sobre las condiciones en los campos. Como resultado, se presionó a los oficiales nazis para que respondieran a las acusaciones; así que estos tramaron un plan para defenderse ante la comunidad internacional. ¿En qué consistió?

En 1944 y 1945, mientras aún se peleaba la II Guerra Mundial, se invitó a representantes de la Cruz Roja Internacional a visitar la fortaleza principal para que vieran por sí mismos las condiciones. A fin de crear la ilusión de que era tan solo una ciudad balneario, los nazis realizaron un gran trabajo de embellecimiento.

Se reemplazaron los números de los barracones con bonitos nombres para las calles. Se adecuaron algunos edificios para dar la impresión de que había un banco, un jardín de infancia y tiendas; incluso se abrió un café en el centro del gueto. También se arreglaron las fachadas de las casas, se colocaron plantas nuevas en el parque central y se construyó un pabellón donde se tocaba música al aire libre.

Después se invitó a los representantes de la Cruz Roja para una visita guiada y se les permitió hablar con portavoces del “autogobierno” judío. Pero estos eran reclusos cuidadosamente seleccionados que contestaron las preguntas tal y como los nazis les habían aleccionado durante los ensayos. En dos visitas de inspección distintas, los nazis consiguieron engañar a los delegados de la Cruz Roja, quienes en sus informes describieron erróneamente Terezín como una ciudad judía normal cuyos habitantes estaban bien atendidos. Cuando los delegados se marcharon, los judíos que vivían tras las murallas del gueto siguieron sufriendo y muriendo, muchos de ellos de hambre. Pocos vivieron para ver el fin de la II Guerra Mundial.

La Pequeña Fortaleza

La Pequeña Fortaleza también fue utilizada como prisión por los nazis. Las condiciones allí eran equiparables a las de los campos de concentración. Para la mayoría de los miles de hombres y mujeres encarcelados en ella, la Pequeña Fortaleza fue solo un lugar de tránsito hacia algún campo más grande situado en el territorio del Reich alemán.

Por lo menos veinte testigos de Jehová de Praga, Pilsen y otras partes del país fueron recluidos en este lugar. ¿Cuál fue su delito? Negarse a apoyar a los nazis y mantener neutralidad política. A pesar de que su obra estaba proscrita, los Testigos siguieron llevando a otros las buenas nuevas de la Biblia. Se los persiguió únicamente por su fe, y algunos fueron ejecutados o torturados hasta la muerte.

Una lección para todos

La Biblia dice: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna. Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos” (Salmo 146:3, 4). La fortaleza de Terezín es un ejemplo palpable de tal verdad.

[Notas]

^ párr. 3 La emperatriz también fue la madre de María Antonieta, quien llegó a ser reina de Francia.

^ párr. 12 Encontrará más información en ¡Despertad! del 22 de agosto de 1995, páginas 3 a 15, y del 8 de abril de 1989, páginas 3 a 20.

[Recuadro de la página 20]

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ EN LA PEQUEÑA FORTALEZA

La mayoría de los testigos de Jehová encarcelados en Terezín eran interrogados primero en los cuarteles de la Gestapo en Praga. Después de Terezín, por lo general se los enviaba a campos de concentración en Alemania. ¿Cómo sobrellevaron las duras condiciones de prisión y, además, el aislamiento?

Una Testigo que estuvo presa en Terezín recuerda: “Para no olvidar las enseñanzas bíblicas, las repasaba mentalmente una y otra vez. En cada prisión a la que me trasladaban buscaba a otras Testigos, y si las encontraba, hacía lo posible por comunicarme con ellas. Al mismo tiempo, procuraba predicar tanto como me lo permitían las circunstancias”.

Su estrategia funcionó. Siguió fiel a Jehová durante el tiempo en que estuvo encarcelada, así como en los años posteriores.

[Ilustración de la página 18]

Sello con la imagen de una Terezín idílica durante la II Guerra Mundial

[Ilustración de la página 19]

Los prisioneros recién llegados eran conducidos a los barracones. El letrero en alemán dice: “Arbeit macht frei” (“El trabajo libera”)

[Ilustración de la página 19]

Literas en la sección femenina de la fortaleza

[Ilustración de la página 20]

Entrada principal de la Pequeña Fortaleza

[Reconocimiento de la página 19]

Ambas fotografías: gentileza del Memorial Terezín