Consejos para los padres
“Los salones estaban a reventar de estudiantes. Como no había ventiladores, el calor era sofocante.” (Luis, Bolivia)
“En mi escuela había pocos profesores; por eso, los alumnos no recibían atención personal. No teníamos mapas ni laboratorio ni biblioteca.” (Dorcus, Myanmar)
“La mayoría de los profesores tenían dificultades para controlar la clase. A veces, los estudiantes eran muy indisciplinados, y eso hacía que estudiar fuera mucho más difícil.” (Nina, Sudáfrica)
COMO lo indican las expresiones de arriba, algunas escuelas distan muchísimo de ser un espacio ideal para el aprendizaje. Si usted tiene hijos, ¿qué puede hacer para que aprovechen al máximo la instrucción escolar a pesar de las dificultades? He aquí algunos consejos.
Tome medidas.
En lugar de centrarse en los problemas —muchos de los cuales están fuera de su control—, centre sus esfuerzos en lo que sí puede hacer. Si su hijo no logra dominar cierto tema o se siente agobiado por la cantidad de deberes que le mandan, trate de encontrar soluciones junto con él. Por ejemplo: ¿será preciso crear un lugar de estudio más adecuado en casa?, ¿necesita su hijo que le ayuden a confeccionar un horario para terminar las cosas más importantes?, ¿le convendría tener un tutor o un profesor particular? Quizás pueda pedirles otras sugerencias al profesor y al orientador vocacional de la escuela. Considere a estos profesionales sus aliados, no sus adversarios.
Ayude a su hijo a tener claro el objetivo de la educación.
La educación tiene como fin preparar al joven para que se convierta en un adulto responsable y equilibrado; su objetivo no es enseñarle cómo hacer dinero y ya está. Sin embargo, las investigaciones indican que un buen número de jóvenes estudian con el único fin de hacerse ricos. La Biblia fomenta una actitud sensata hacia los bienes materiales. Si bien reconoce que “el dinero es para una protección”, también advierte que “los que están resueltos a ser ricos” no encontrarán la verdadera felicidad (Eclesiastés 7:12; 1 Timoteo 6:9).
La educación tiene como fin preparar al joven para que se convierta en un adulto responsable y equilibrado
Deje que su hijo aprenda de las dificultades.
Muchos maestros dicen que, si es difícil tratar con los estudiantes, peor es tratar con los padres. Algunos salen rápidamente a protestar cuando su hijo se mete en líos o cuando saca una mala nota en un examen. La revista Time informó de una catedrática de universidad que ha tenido alumnos que “llaman a sus padres desde el salón para quejarse por una mala nota y luego, en plena clase, le pasan el teléfono a ella para que oiga los reclamos. Y hay padres que le han dicho que están pagando un dineral por la educación de su hijo y le han dado a entender que ninguna calificación inferior a diez compensa la inversión”.
Muchos maestros dicen que, si es difícil tratar con los estudiantes, peor es tratar con los padres
Estos padres les hacen un flaco favor a sus hijos. Aunque creen que los están “rescatando”, en realidad los están privando de la oportunidad de “vivir la experiencia real de tomar decisiones, meterse en líos y salir de ellos por sus propios medios”, escribe Polly Young-Eisendrath en su libro The Self-Esteem Trap (La trampa de la autoestima). Y añade: “Si los padres corren con demasiada frecuencia a resolver los problemas de sus hijos mientras estos se quedan cruzados de brazos sin hacer nada, los padres se volverán más fuertes, pero los hijos se irán debilitando y se desplomarán cuando quieran correr con sus propios pies”.
Sea realista en cuanto al nivel educativo que necesita su hijo.
Como ya dijimos, la educación prepara al joven para que sea un adulto responsable (Génesis 2:24). Pero ¿cuánta educación se requiere para lograr ese objetivo?
No dé por sentado que su hijo tiene que ir a la universidad para conseguir un buen empleo. Hay otras opciones menos costosas. De hecho, en muchos casos, quienes aprenden un oficio se ganan la vida tan bien como aquellos que poseen un título universitario.
Conclusión: Las escuelas no son perfectas, y los muchachos se enfrentan a situaciones que eran insólitas hace solo unas décadas; pero, si usted lo apoya, su hijo puede sacarle el máximo provecho a los estudios. Lo invitamos a analizar en familia las sugerencias que se hacen en las páginas 3 a 7 de esta revista.