Establezca el debido orden de prioridades
“Siempre estaba exhausta. Me pasaba todo el tiempo pensando en cómo equilibrar el trabajo, la crianza de mis hijos, las actividades espirituales, los quehaceres de la casa y el descanso.” (YOKO, DE JAPÓN)
El desafío.
Miranda comenta: “Mi mayor desafío como madre es tener que trabajar fuera y, además, cubrir todas las necesidades de mis dos hijos —las físicas, las emocionales y las espirituales— sin la ayuda de un esposo”.
Sugerencias.
Determine qué cosas son verdaderamente importantes para usted y sus hijos y conviértalas en sus prioridades.
Luego, haga todo lo posible por atender dichas prioridades y aprenda a administrar su tiempo y recursos de un modo que le permita lograrlo. Para ilustrarlo: la salud de sus hijos es importante, así que emplee el dinero que tanto le ha costado ganar para comprar alimentos nutritivos. Eso es mejor que gastarlo después en médicos. Antes de ir al supermercado, elabore una lista de lo que necesita; así se protegerá de tirar el dinero en compras impulsivas. “Me gusta la buena cocina”, asegura Roberto, que vive en Estados Unidos con sus cuatro hijos. Y añade: “Pero al hacer las compras aprendí a concentrarme, no en lo que me gustaría cocinar, sino en lo que realmente necesitamos para cada día”.
Emplee el dinero que tanto le ha costado ganar para comprar alimentos nutritivos. Eso es mejor que gastarlo después en médicos
Deshágase de las cosas que ya no usa: libros, ropa, aparatos electrónicos... Como escribió una madre sola: “Mientras más cosas, más estrés: mientras más tienes, más hay que limpiar y reparar. La clave para simplificar tu vida es tener menos”.
Acostumbre a sus hijos a dejar todo ordenado todas las noches. No deje que el hogar se salga de control. Esa disciplina les enseñará a cuidar su habitación y el resto de la casa. Obviamente, el ejemplo que usted dé añadirá peso a sus palabras.
Aunque tenga un horario muy apretado, es imprescindible que pase tiempo con sus hijos; pero no breves ratos —el llamado tiempo de calidad—, sino lo más que le sea posible. Recuerde: sus hijos necesitan su tiempo y su atención (Deuteronomio 6:7).
Coman juntos por lo menos una vez al día, y asegúrese de que todos pasen un rato agradable. “Nosotros elegimos la cena —dice Colette, madre de tres hijos que vive en Francia—, pues ya todos estamos en casa. Aprovechamos la ocasión para estrechar nuestra relación y fortalecer nuestra espiritualidad. La cena ha sido y sigue siendo una ocasión muy especial para la familia.”