AYUDA PARA LAS FAMILIAS | MATRIMONIO
Aprenda a escuchar
EL PROBLEMA
“¡No me estás escuchando!”, le reclama su esposa. “¡Claro que sí!”, piensa usted. * Y tal vez sea verdad, pero es obvio que escuchó algo muy distinto a lo que ella le dijo. Entonces comienza una nueva pelea.
Usted puede evitar estos encontronazos, pero antes tiene que entender por qué se le van algunos detalles cuando su esposa le habla, aunque crea que sí la está escuchando.
LAS CAUSAS
Está distraído, cansado o las dos cosas. Los chicos están gritando, el televisor está a todo volumen y usted está pensando en el problema que tuvo en el trabajo. Ahora su esposa le dice que esta noche vienen unos amigos a cenar. Usted asiente con la cabeza, pero ¿realmente la ha escuchado? Lo más seguro es que no.
Llega a conclusiones precipitadas. Si le imputa malos motivos a su esposa y no deja que termine de hablar, solo empeorará las cosas. Por ejemplo, imagine que su esposa le comenta: “Has pasado mucho tiempo en el trabajo esta semana”. Usted supone que lo está criticando y la interrumpe: “¡No es mi culpa! Tengo que trabajar horas extras para pagar todos tus gastos”. Entonces ella replica: “¡Pero si no te estoy acusando!”. En realidad, solo iba a sugerirle que se fueran de vacaciones un fin de semana.
Trata de encontrarle solución a todo. “A veces solo quiero expresar mis sentimientos —comenta Maricela—, pero Miguel siempre quiere darme soluciones. * Yo no quiero soluciones; solo quiero que sepa cómo me siento.” Parece que por distraerse buscando soluciones a los problemas de Maricela, Miguel no le está prestando atención.
Sea cual sea la causa del problema, ¿qué puede hacer para aprender a escuchar mejor a su esposa?
LO QUE PUEDE HACER
Dele toda su atención. Su esposa tiene algo importante que decirle, pero ¿está usted listo para escuchar? Quizás no; tal vez su mente esté en otros asuntos. De ser así, no finja que la está escuchando. Si puede, deje a un lado lo que está haciendo y préstele toda su atención; si no, pídale que espere hasta que usted termine. (Principio bíblico: Santiago 1:19.)
No interrumpa. Cuando su esposa esté hablando, resista la tentación de interrumpir o de expresar su desacuerdo. Ya le llegará su turno de hablar. Por ahora, escuche. (Principio bíblico: Proverbios 18:13.)
Haga preguntas. Eso lo ayudará a entender mejor lo que su esposa le está diciendo. Maricela, citada antes, comenta: “Me encanta que Miguel me haga preguntas; esa es una señal de que se interesa en lo que estoy diciendo”.
Concéntrese en las ideas, no solo en las palabras. Observe el lenguaje corporal, el movimiento de los ojos y el tono de la voz. Dicho de cierta manera, un “Está bien” pudiera significar “No, no está bien”. Un “Tú nunca me ayudas” pudiera significar “Siento que no soy importante para ti”. Aprenda el arte de leer entre líneas. De otra forma, terminará discutiendo sobre palabras en vez de enfocarse en su significado.
Siga escuchando. No deje de prestar atención ni se marche, ni siquiera si le desagrada lo que está oyendo. ¿Qué puede hacer si su esposa le está criticando algo? “Siga escuchándola —aconseja Gregory, que lleva casado más de sesenta años—. Medite en lo que le está diciendo. Se necesita madurez, pero vale la pena.” (Principio bíblico: Proverbios 18:15.)
Demuestre interés sincero por su esposa. Escuchar no es una simple técnica, es una muestra de amor. Cuando de verdad hay interés, escuchar pasa de ser una obligación a ser un acto natural. Así seguirá este consejo de la Biblia: “Nadie busque su interés, sino el de los demás” (Filipenses 2:4, Biblia del Peregrino).