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La esperanza de la resurrección tiene poder

La esperanza de la resurrección tiene poder

La esperanza de la resurrección tiene poder

“He sufrido la pérdida de todas las cosas [...] a fin de conocerlo a él [Jesucristo] y el poder de su resurrección.” (FILIPENSES 3:8-10.)

1, 2. a) ¿Cómo explicó un clérigo la resurrección años atrás? b) ¿Cómo tendrá lugar la resurrección?

A PRINCIPIOS de la última década del siglo XIX, la prensa informó sobre el singular sermón que pronunció un clérigo de Brooklyn (Nueva York). Este dijo que en la resurrección se juntarían y revivificarían todos los huesos y la carne que en algún tiempo formaron un cuerpo humano, aunque este hubiera sido destruido por el fuego o un accidente, devorado por una fiera o convertido en fertilizante. El predicador sostenía que en un determinado día de veinticuatro horas el aire se oscurecería con los brazos, manos, pies, dedos, huesos, tendones y piel de miles de millones de seres humanos muertos. Estos miembros buscarían las demás partes del mismo cuerpo. Luego saldrían las almas del cielo y del infierno para habitar esos cuerpos resucitados.

2 La resurrección como reorganización de los átomos originales es ilógica, y los seres humanos tampoco tienen un alma inmortal (Eclesiastés 9:5, 10; Ezequiel 18:4). Jehová, el Dios de la resurrección, no tiene que reunir de nuevo los átomos de la materia que compuso un cuerpo humano en el pasado, ya que puede formar nuevos cuerpos para los resucitados. A su Hijo, Jesucristo, Jehová le ha concedido el poder de levantar a los muertos con la posibilidad de vivir para siempre (Juan 5:26). De ahí que Jesús dijera: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir” (Juan 11:25, 26). Esta es una promesa muy reconfortante. Nos fortalece para aguantar las pruebas e incluso para enfrentarnos a la muerte como fieles testigos de Jehová.

3. ¿Por qué tuvo que hacer Pablo una defensa de la resurrección?

3 La resurrección no armoniza con la idea de que los seres humanos tengan un alma inmortal, como enseñó el filósofo griego Platón. Por ello, ¿qué sucedió cuando el apóstol Pablo dio testimonio a personalidades griegas en el Areópago de Atenas y afirmó que Dios había resucitado a Jesús? “Pues bien —dice el relato—, al oír de una resurrección de muertos, algunos empezaron a mofarse.” (Hechos 17:29-34.) Muchos de los que habían visto a Jesucristo resucitado todavía estaban vivos y, pese a la mofa, daban testimonio de que había sido levantado de entre los muertos. Pero algunos falsos maestros que se relacionaban con la congregación de Corinto negaban la resurrección. Pablo, por tanto, realizó una defensa magistral de esta enseñanza cristiana en el capítulo 15 de Primera a los Corintios. Un estudio cuidadoso de sus argumentos demuestra más allá de toda duda la certeza y el poder de la esperanza de la resurrección.

Pruebas sólidas de la resurrección de Jesús

4. ¿Qué pruebas de testigos oculares presentó Pablo sobre la resurrección de Jesús?

4 Veamos cómo empezó Pablo su defensa (1 Corintios 15:1-11). A menos que los corintios se hubieran hecho creyentes en balde, debían asirse firmemente de las buenas nuevas de la salvación. Cristo murió por nuestros pecados, fue enterrado y resucitado. De hecho, después de resucitar, se apareció a Cefas (Pedro) y “entonces a los doce” (Juan 20:19-23). Lo vieron unas quinientas personas, quizá cuando dio el mandato de ‘ir y hacer discípulos’ (Mateo 28:19, 20). También lo contempló Santiago, así como todos los apóstoles fieles (Hechos 1:6-11). Cerca de Damasco, Jesús se apareció a Saulo “como si fuera a uno nacido prematuramente”, es decir, a quien ya se hubiera levantado para vivir en el cielo (Hechos 9:1-9). Los corintios se hicieron creyentes porque Pablo les predicó y aceptaron las buenas nuevas.

5. ¿Qué línea argumental sigue Pablo en 1 Corintios 15:12-19?

5 Observemos la línea de razonamiento de Pablo (1 Corintios 15:12-19). Ya que la resurrección de Cristo la predican testigos oculares, ¿cómo puede decirse que no hay resurrección? Si no se levantó a Jesús de entre los muertos, nuestra predicación y nuestra fe son en vano y somos mentirosos que damos testimonio contra Dios al decir que él lo resucitó. Si los muertos no son levantados, ‘todavía estamos en nuestros pecados’, y los que han muerto en unión con Cristo han perecido. Además, “si solo en esta vida hemos esperado en Cristo, de todos los hombres somos los más dignos de lástima”.

6. a) ¿Qué dijo Pablo para confirmar la resurrección de Jesús? b) ¿Cuál es “el último enemigo”, y cómo se le reducirá a la nada?

6 Pablo confirma la resurrección de Jesús (1 Corintios 15:20-28). Dado que Cristo constituye “las primicias” de los que se han dormido en la muerte, tendrá que haber otros resucitados. Como la muerte fue el resultado de la desobediencia de un hombre, Adán, la resurrección se consigue mediante otro hombre: Jesús. Los que le pertenecen serán levantados durante su presencia. Cristo reduce “a nada todo gobierno y toda autoridad y poder” opuestos a la soberanía de Dios y reina hasta que Jehová pone debajo de sus pies a todos sus enemigos. Hasta “el último enemigo” —la muerte heredada de Adán— será reducida a la nada mediante el mérito del sacrificio de Jesús. Luego este entregará el Reino a su Dios y Padre, sujetándose él mismo “a Aquel que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas para con todos”.

¿Bautizados en favor de los muertos?

7. ¿Quiénes “se bautizan con el propósito de ser personas muertas”, y qué significa esto para ellos?

7 A los que no creían en la resurrección se les preguntó: “¿Qué harán los que se bautizan con el propósito de ser personas muertas?” (1 Corintios 15:29). Pablo no quiso decir que los vivos debían bautizarse en favor de los muertos, pues los discípulos de Jesús tenían que aprender, creer y bautizarse personalmente (Mateo 28:19, 20; Hechos 2:41). Los cristianos ungidos se “bautizan con el propósito de ser personas muertas” en el sentido de que se sumen en un proceder que conduce a la muerte y a la resurrección. Este tipo de bautismo empieza cuando el espíritu de Dios engendra la esperanza celestial en ellos y termina cuando se les levanta de entre los muertos y se les concede una vida espiritual e inmortal en los cielos (Romanos 6:3-5; 8:16, 17; 1 Corintios 6:14).

8. ¿De qué puede estar seguro el cristiano aun si Satanás y sus siervos logran darle muerte?

8 Como indican las palabras de Pablo, la esperanza de la resurrección permite a los cristianos seguir en pie ante peligros a cada hora y enfrentarse a la muerte cada día por llevar a cabo la obra de predicar el Reino (1 Corintios 15:30, 31). Saben que Jehová puede resucitarlos si permite que Satanás y sus siervos les den muerte. Solo Dios puede aniquilar su alma, o vida, en el Gehena, símbolo de la destrucción eterna (Lucas 12:5).

Hay que estar alerta

9. ¿Qué tenemos que evitar para que la esperanza de la resurrección nos sostenga en la vida?

9 La esperanza de la resurrección sostuvo a Pablo. Puede ser que en Éfeso sus enemigos lo echaran al circo para que luchase con las fieras (1 Corintios 15:32). Si ese fue el caso, Dios lo libró, tal como tiempo atrás había rescatado a Daniel de los leones (Daniel 6:16-22; Hebreos 11:32, 33). La esperanza de la resurrección le ayudó a evitar la actitud de los apóstatas de Judá del tiempo de Isaías. Estos decían: “Comamos y bebamos, que mañana morimos” (Isaías 22:13, Septuaginta). Para que la esperanza de la resurrección nos sostenga en la vida, como le sostuvo a él, debemos evitar a los que demuestran tal actitud malsana. “No se extravíen —advirtió Pablo—. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles.” (1 Corintios 15:33.) Por supuesto, este principio es aplicable a diferentes aspectos de la vida.

10. ¿Cómo podemos mantener viva la esperanza de la resurrección?

10 A los que dudaban de la resurrección, Pablo dijo: “Despierten de manera justa al estado sobrio y no practiquen el pecado, porque algunos no tienen conocimiento de Dios. Hablo para hacer que sientan vergüenza” (1 Corintios 15:34). En este “tiempo del fin” debemos actuar en armonía con el conocimiento exacto de Dios y de Cristo (Daniel 12:4; Juan 17:3). Así se mantendrá viva nuestra esperanza de la resurrección.

Con qué cuerpo se resucita

11. ¿Cómo ilustró Pablo la resurrección de los cristianos ungidos?

11 A continuación, Pablo contesta a varias preguntas (1 Corintios 15:35-41). Para poner en tela de juicio la resurrección, alguien tal vez inquiera: “¿Cómo han de ser levantados los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vienen?”. Como Pablo indicó, la semilla que se siembra de hecho muere cuando se transforma para convertirse en una planta. De igual modo, el ser humano engendrado por espíritu tiene que morir. Y tal como la planta brota de la semilla con un cuerpo nuevo, el cuerpo resucitado del cristiano ungido ya no es de carne humana. Su personalidad es la misma que tenía antes de morir, pero se levanta como una nueva criatura con un cuerpo espiritual, que puede vivir en el cielo. Naturalmente, a los que resuciten en la Tierra se les levantará con cuerpos humanos.

12. ¿Qué significan las expresiones “cuerpos celestes” y “cuerpos terrestres”?

12 Tal como Pablo dijo, la carne humana es diferente de la de los animales. Incluso la carne animal varía de un género a otro (Génesis 1:20-25). Los “cuerpos celestes” de las criaturas espirituales difieren en gloria de los “cuerpos terrestres” de carne. También es distinta la gloria que tienen el Sol, la Luna y las estrellas. Pero los ungidos resucitados poseen una gloria mucho mayor.

13. ¿Qué se siembra y qué se levanta, según 1 Corintios 15:42-44?

13 Después de mencionar esas diferencias, Pablo añadió: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levanta en incorrupción” (1 Corintios 15:42-44). Con estas palabras quizá aludiera al conjunto de los ungidos. Estos siembran en corrupción cuando mueren, y se levantan en incorrupción, libres del pecado. Aunque el mundo los deshonra, se les levanta para vivir en el cielo y se les pone de manifiesto con Cristo en gloria (Hechos 5:41; Colosenses 3:4). En el momento de la muerte se siembra un “cuerpo físico”, pero se levanta un “cuerpo espiritual”. Ya que esto es posible en el caso de los cristianos engendrados por espíritu, podemos tener la seguridad de que a los demás seres humanos también se les levantará para que vivan en la Tierra.

14. ¿Cómo comparó Pablo a Cristo con Adán?

14 Pablo a continuación compara a Cristo con Adán (1 Corintios 15:45-49). Adán, el primer hombre, “llegó a ser alma viviente” (Génesis 2:7). “El último Adán —Jesús— llegó a ser un espíritu dador de vida.” Este dio su vida como sacrificio redentor, en primer lugar a favor de sus seguidores ungidos (Marcos 10:45). Mientras son humanos ‘llevan la imagen de aquel hecho de polvo’, pero cuando resucitan llegan a ser como el último Adán. Por supuesto, el sacrificio de Jesús beneficiará a toda la humanidad obediente, incluidos los que resuciten para vivir en la Tierra (1 Juan 2:1, 2).

15. ¿Por qué no resucitan en carne los cristianos ungidos, y cómo se les levanta durante la presencia de Jesús?

15 Cuando los cristianos ungidos mueren, no se les levanta en carne (1 Corintios 15:50-53). El cuerpo corruptible de carne y sangre no puede heredar la incorrupción ni el Reino celestial. Algunos ungidos no tendrían que pasar mucho tiempo dormidos en la muerte. Al terminar su vida terrestre fielmente durante la presencia de Jesús, serían “cambiados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos”. Se les levantaría instantáneamente para vivir como seres espirituales en incorrupción y gloria. Al final, la “novia” celestial de Cristo alcanzará el número de 144.000 miembros (Revelación 14:1; 19:7-9; 21:9; 1 Tesalonicenses 4:15-17).

Victoria sobre la muerte

16. ¿Qué le sucederá a la muerte heredada del pecador Adán, según Pablo y los profetas de la antigüedad?

16 Pablo declaró triunfalmente que la muerte sería tragada para siempre (1 Corintios 15:54-57). Cuando lo que es corruptible y mortal se vista de incorrupción e inmortalidad, se cumplirán estas palabras: “La muerte es tragada para siempre”. “Muerte, ¿dónde está tu victoria? Muerte, ¿dónde está tu aguijón?” (Isaías 25:8; Oseas 13:14.) El aguijón que ocasiona la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado era la Ley, que condenaba a muerte a los pecadores. Pero gracias al sacrificio de Jesús y su resurrección, la muerte heredada del pecador Adán ya nunca más saldrá victoriosa (Romanos 5:12; 6:23).

17. ¿A quiénes son aplicables hoy las palabras de 1 Corintios 15:58?

17 “Por consiguiente, amados hermanos míos —dijo Pablo—, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.” (1 Corintios 15:58.) Estas palabras son aplicables hoy al resto ungido y a las “otras ovejas” de Jesús, aunque mueran en estos últimos días (Juan 10:16). Sus labores como proclamadores del Reino no son en vano, pues les espera la resurrección. Por lo tanto, que todos los siervos de Jehová nos mantengamos ocupados en la obra del Señor mientras esperamos el día en el que podremos clamar con gozo: “Muerte, ¿dónde está tu victoria?”.

Se cumple la esperanza de la resurrección

18. ¿Cuánto confiaba Pablo en la resurrección?

18 Las palabras de Pablo recogidas en el capítulo 15 de Primera a los Corintios demuestran que la esperanza de la resurrección ejerció poder en su vida. Tenía la absoluta seguridad de que se había levantado a Jesús de entre los muertos y de que también se liberaría a muchas otras personas del sepulcro común de la humanidad. ¿Tenemos nosotros esa firme convicción? Pablo vio las ventajas egoístas como “un montón de basura” y ‘consideró que todas eran pérdida’ a fin de ‘conocer a Cristo y el poder de su resurrección’. El apóstol estaba dispuesto a someterse a una muerte como la de Cristo con la esperanza de recibir “la resurrección más temprana”, también llamada “la primera resurrección”: la que recibirán los 144.000 seguidores ungidos de Jesús. En efecto, a estos se les levanta para vivir como criaturas espirituales en el cielo, mientras que a “los demás de los muertos” se les resucitará para vivir en la Tierra (Filipenses 3:8-11; Revelación 7:4; 20:5, 6).

19, 20. a) ¿Qué personajes bíblicos se levantarán para vivir en la Tierra? b) ¿La resurrección de quiénes en particular espera usted?

19 La esperanza de la resurrección se ha convertido en una gloriosa realidad para los ungidos que han sido fieles hasta la muerte (Romanos 8:18; 1 Tesalonicenses 4:15-18; Revelación 2:10). Los sobrevivientes de “la gran tribulación” verán realizada la esperanza de la resurrección en la Tierra cuando ‘el mar entregue a los muertos que hay en él, y la muerte y el Hades entreguen a los muertos que hay en ellos’ (Revelación 7:9, 13, 14; 20:13). Entre aquellos a quienes se levantará para vivir en la Tierra estará Job, quien sufrió la pérdida de siete hijos y tres hijas. Imaginémonos el gozo que sentirá cuando los reciba de nuevo, y la alegría de estos al enterarse de que tuvieron otros siete hermanos y tres hermanas preciosas (Job 1:1, 2, 18, 19; 42:12-15).

20 ¡Qué bendición cuando resuciten para vivir en la Tierra Abrahán y Sara, Isaac y Rebeca, y tantos otros, entre ellos, “todos los profetas”! (Lucas 13:28.) Uno de aquellos profetas fue Daniel, a quien se le prometió una resurrección bajo el gobierno mesiánico. Este hombre ha descansado en el sepulcro por unos dos mil quinientos años, pero por el poder de la resurrección pronto ‘se pondrá de pie para su porción’ como uno de los “príncipes en toda la tierra” (Daniel 12:13; Salmo 45:16). Qué emocionante será recibir no solo a los fieles siervos de Dios de la antigüedad, sino también a nuestros propios padres, hijos y otros seres queridos que nuestro enemigo, la muerte, nos haya arrebatado.

21. ¿Por qué debemos hacer el bien a los demás sin demora?

21 Puede que algunos de nuestros amigos y seres queridos hayan servido a Dios durante décadas y ya sean muy ancianos. La edad avanzada tal vez les haga difícil enfrentarse a los desafíos de la vida, por lo que es muy amoroso de nuestra parte ofrecerles toda la ayuda que podamos ahora. Así no nos arrepentiremos de haberles fallado de algún modo si la muerte los reclama (Eclesiastés 9:11; 12:1-7; 1 Timoteo 5:3, 8). Podemos tener la seguridad de que Jehová no se olvidará de todo el bien que hagamos a los demás, sin importar su edad o circunstancias. “Mientras tengamos tiempo favorable para ello —escribió Pablo—, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.” (Gálatas 6:10; Hebreos 6:10.)

22. ¿Qué debemos estar resueltos a hacer hasta que se cumpla la esperanza de la resurrección?

22 Jehová es “el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo” (2 Corintios 1:3, 4). Su Palabra nos consuela y nos ayuda a confortar al prójimo con la poderosa esperanza de la resurrección. Hasta que presenciemos el cumplimiento de esa esperanza cuando se levante a los muertos para que vivan en la Tierra, seamos como Pablo, quien tuvo fe en la resurrección. Imitemos especialmente a Jesús, cuya esperanza en el poder que Dios tenía para resucitarlo se realizó. Los que están en las tumbas conmemorativas pronto oirán la voz de Cristo y saldrán. Que esta esperanza nos consuele y regocije. Pero, sobre todo, demos las gracias a Jehová, quien ha hecho posible la victoria sobre la muerte mediante nuestro Señor Jesucristo.

¿Qué contestaría usted?

• ¿Qué pruebas de testigos presenciales expuso Pablo con respecto a la resurrección de Jesús?

• ¿Cuál es “el último enemigo” y cómo se le reducirá a la nada?

• ¿Qué se siembra y qué se levanta en el caso de los cristianos ungidos?

• ¿Qué personajes bíblicos le gustaría conocer cuando se les levante para vivir en la Tierra?

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 16]

El apóstol Pablo realizó una defensa magistral de la resurrección

[Ilustraciones de la página 20]

La resurrección de Job, su familia y tantas otras personas será motivo de un gozo sin límites