Pongamos la mente en el espíritu y vivamos
Pongamos la mente en el espíritu y vivamos
“Tener la mente puesta en el espíritu significa vida.” (ROMANOS 8:6.)
1, 2. ¿Qué contraste establece la Biblia entre “la carne” y “el espíritu”?
EN MEDIO de una sociedad depravada, que ensalza la satisfacción de los deseos de la carne, no es fácil mantenerse limpios en sentido moral ante Dios. Sin embargo, las Escrituras establecen un contraste entre “la carne” y “el espíritu”, y trazan una clara línea de demarcación entre las nefastas consecuencias de dejarse dominar por la carne pecaminosa y las bendiciones de someterse a la influencia del espíritu santo de Dios.
2 Por ejemplo, Jesucristo dijo: “El espíritu es lo que es dador de vida; la carne no sirve para nada. Los dichos que yo les he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Así mismo, el apóstol Pablo escribió a los cristianos de Galacia: “La carne está contra el espíritu en su deseo, y el espíritu contra la carne; porque estos están opuestos el uno al otro, de manera que las mismísimas cosas que ustedes quisieran hacer, no las hacen” (Gálatas 5:17). Y añadió: “El que esté sembrando con miras a su carne, segará de su carne la corrupción; pero el que esté sembrando con miras al espíritu, segará del espíritu vida eterna” (Gálatas 6:8).
3. ¿Qué necesitamos para liberarnos de los deseos e inclinaciones impropios?
3 El espíritu santo de Jehová, su fuerza activa, puede desarraigar eficazmente los inmundos “deseos carnales” y acabar con la nociva dominación que ejerce la carne pecaminosa (1 Pedro 2:11). Si queremos liberarnos de la esclavitud de las tendencias impropias, es fundamental que contemos con la ayuda del espíritu de Dios, pues Pablo escribió: “El tener la mente puesta en la carne significa muerte, pero el tener la mente puesta en el espíritu significa vida y paz” (Romanos 8:6). ¿Qué implica poner la mente en el espíritu?
“Tener la mente puesta en el espíritu”
4. ¿Qué implica “tener la mente puesta en el espíritu”?
4 Cuando Pablo escribió sobre “tener la mente puesta en el espíritu”, empleó una palabra griega que denota “manera de pensar, mente (mentalidad), [...] propósito, aspiración, empeño”. Un verbo relacionado se define como “pensar, considerar, estar mentalizado de una cierta manera”. Así que la expresión indica que la fuerza activa de Jehová controla, domina y motiva a la persona. Conlleva la idea de que sometemos de buena gana nuestro pensar, inclinaciones y aspiraciones a la plena influencia del espíritu santo de Dios.
5. ¿Hasta qué punto debemos someternos a la influencia del espíritu santo?
5 Pablo subrayó hasta qué punto debemos someternos a la influencia del espíritu santo cuando habló de ser ‘esclavos por el espíritu’ (Romanos 7:6). Sobre la base de su fe en el sacrificio redentor de Jesús, a los cristianos se les ha liberado de la dominación del pecado, por lo que han “muerto” respecto a tal esclavitud (Romanos 6:2, 11). Quienes han muerto en este sentido figurado siguen vivos en sentido físico, y ahora son libres para seguir a Cristo en calidad de “esclavos de la justicia” (Romanos 6:18-20).
Una transformación espectacular
6. ¿Qué transformación experimentan quienes se convierten en “esclavos de la justicia”?
6 Pasar de ser “esclavos del pecado” a ser “esclavos de la justicia” constituye una transformación drástica. Al dirigirse a ciertas personas que la habían experimentado, Pablo escribió: “Ustedes han sido lavados, [...] ustedes han sido santificados, [...] ustedes han sido declarados justos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y con el espíritu de nuestro Dios” (Romanos 6:17, 18; 1 Corintios 6:11).
7. ¿Por qué es tan importante ver los asuntos como Jehová lo hace?
Salmo 25:4, 5). Tal como escuchó a David, Jehová puede responder cuando sus siervos de hoy le piden lo mismo. Puesto que los caminos de Dios y su verdad son limpios y santos, meditar en ellos nos ayudará cuando sintamos la tentación de satisfacer los deseos impíos de la carne.
7 Un cambio tan notable exige que primero aprendamos cómo ve Jehová los asuntos. Siglos atrás, el salmista David le dirigió esta ferviente petición: “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová [...]. Hazme andar en tu verdad y enséñame” (El papel esencial de la Palabra de Dios
8. ¿Por qué es imprescindible estudiar la Biblia?
8 Dios produjo su Palabra, la Biblia, mediante su espíritu. Por consiguiente, para que este influya en nosotros, es esencial leer y estudiar las Escrituras, a diario si es posible (1 Corintios 2:10, 11; Efesios 5:18). Una mente y un corazón llenos de verdades y principios bíblicos nos ayudarán a resistir los ataques contra nuestra espiritualidad. En efecto, cuando se presentan tentaciones inmorales, el espíritu de Dios puede traernos a la memoria recordatorios y principios guiadores de la Palabra de Dios, los cuales reforzarán nuestra determinación de actuar en armonía con la voluntad divina (Salmo 119:1, 2, 99; Juan 14:26). De este modo no se nos persuadirá a seguir un mal camino (2 Corintios 11:3).
9. ¿Cómo refuerza el estudio de la Biblia nuestra resolución de mantener la relación que tenemos con Jehová?
9 Cuando perseveramos en el estudio sincero y diligente de las Escrituras valiéndonos de publicaciones basadas en la Biblia, el espíritu de Dios influye en la mente y el corazón, de manera que se profundiza el respeto que sentimos por las normas de Jehová. Nuestra relación con Dios se convierte en lo más importante, y cuando afrontamos tentaciones, no nos explayamos en pensamientos sobre lo placentero que sería entregarnos a un proceder impropio. Más bien, nos preocupamos ante todo por continuar siendo íntegros para con Jehová. Un intenso aprecio por nuestra relación con él nos impulsa a combatir cualquier tendencia que pudiera perjudicarla o romperla.
“¡Cómo amo tu ley, sí!”
10. ¿Por qué es preciso que obedezcamos la ley de Jehová si queremos poner la mente en el espíritu?
10 Poner la mente en el espíritu entraña más que tener conocimiento de la Palabra de Dios. El rey Salomón estaba muy al tanto de las normas de Jehová, pero aun así dejó de regirse por ellas al final de su vida (1 Reyes 4:29, 30; 11:1-6). Las personas de inclinación espiritual no se conforman con saber lo que dice la Biblia, sino que obedecen la ley de Dios de todo corazón. Ello supone examinar a conciencia las normas de Jehová y esforzarse por seguirlas con diligencia. El salmista evidenció tal actitud al cantar: “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso” (Salmo 119:97). Cuando de verdad nos interesamos en acatar la ley divina, nos sentimos motivados a exhibir buenas cualidades (Efesios 5:1, 2). En vez de sentirnos irresistiblemente atraídos a lo que es malo, manifestamos el fruto del espíritu, y el deseo de complacer a Jehová nos aleja de las innobles “obras de la carne” (Gálatas 5:16, 19-23; Salmo 15:1, 2).
11. ¿Cómo explicaríamos que la ley de Jehová que prohíbe la fornicación constituye una protección para nosotros?
11 ¿Cómo cultivamos un respeto y un amor profundos por la ley de Jehová? Entre otras cosas, examinando con detenimiento su valor. Pongamos por caso el mandato divino que limita Hebreos 13:4). ¿Nos privamos de algo bueno al obedecerlo? ¿Dispondría un Padre celestial amoroso una ley que nos impidiera disfrutar de algo que nos beneficiara? Claro que no. Observe lo que les ocurre a quienes no se rigen por las normas morales de Jehová. Los embarazos no deseados terminan a menudo en abortos o conducen a matrimonios prematuros y desdichados. Muchas personas tienen que criar a sus hijos sin un cónyuge. Por otra parte, las enfermedades de transmisión sexual representan una constante amenaza para los que practican la fornicación (1 Corintios 6:18). Además, si el que comete este pecado es un siervo de Jehová, los efectos emocionales pueden ser devastadores. Probablemente, los intentos de ahogar los remordimientos de su conciencia culpable le provoquen insomnio y angustia mental (Salmo 32:3, 4; 51:3). ¿No es obvio, pues, que la ley de Jehová que prohíbe la fornicación está concebida para protegernos? Mantener la pureza moral nos reporta, en efecto, grandes beneficios.
las relaciones sexuales al matrimonio y prohíbe la fornicación y el adulterio (Pidamos ayuda a Jehová
12, 13. ¿Por qué es apropiado orar a Dios cuando nos asaltan deseos pecaminosos?
12 Sin lugar a dudas, tener la mente puesta en el espíritu requiere que oremos con sinceridad. Es apropiado pedir la ayuda del espíritu de Dios, pues Jesús dijo: “Si ustedes [...] saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!” (Lucas 11:13). En nuestras oraciones expongamos que dependemos del auxilio del espíritu para vencer las debilidades (Romanos 8:26, 27). Si percibimos que nos están afectando los deseos o actitudes pecaminosos, o si algún amoroso hermano en la fe así nos lo advierte, es prudente que al dirigirnos a Jehová planteemos con claridad el problema y solicitemos su apoyo para superar tales inclinaciones.
13 Jehová puede ayudarnos a concentrarnos en lo que es justo, casto, virtuoso y digno de alabanza. Y, desde luego, nos conviene suplicarle con sinceridad que “la paz de Dios” nos guarde el corazón y las facultades mentales (Filipenses 4:6-8). Pidamos, pues, la ayuda de Jehová para ir “tras la justicia, la devoción piadosa, la fe, el amor, el aguante, la apacibilidad de genio” (1 Timoteo 6:11-14). Con el respaldo de nuestro Padre celestial, las ansiedades y las tentaciones no se intensificarán hasta el punto de que no seamos capaces de controlarlas. Más bien, la tranquilidad que Dios concede caracterizará nuestra vida.
No contristemos el espíritu
14. ¿Por qué puede decirse que el espíritu de Dios nos impulsa a ser limpios?
14 Los siervos de Jehová maduros aplican en su vida este consejo de Pablo: “No apaguen el fuego del espíritu” (1 Tesalonicenses 5:19). El espíritu de Dios es “el espíritu de la santidad”, de modo que es limpio, puro y sagrado (Romanos 1:4). Por consiguiente, cuando actúa en nosotros, nos impulsa a ser santos, o limpios. Contribuye a que mantengamos un estilo de vida limpio que gire en torno a la obediencia a Dios (1 Pedro 1:2). Toda práctica inmunda constituye una falta de respeto a ese espíritu, y sus consecuencias pueden ser desastrosas. ¿Por qué razón?
15, 16. a) ¿Cómo podríamos contristar el espíritu de Dios? b) ¿Qué podemos hacer para no contristar el espíritu de Jehová?
15 Pablo escribió: “No estén contristando el espíritu santo de Dios, con el cual han sido sellados Efesios 4:30). Las Escrituras señalan que el espíritu de Jehová es para los fieles cristianos ungidos un sello o una ‘prenda de lo que había de venir’, es decir, de la vida inmortal en los cielos (2 Corintios 1:22; 1 Corintios 15:50-57; Revelación [Apocalipsis] 2:10). El espíritu de Dios puede dirigir tanto a los ungidos como a sus compañeros con esperanza terrestre en un proceder de fidelidad, y también ayudarlos a evitar los actos pecaminosos.
para un día de liberación por rescate” (16 Además, el apóstol previno contra las tendencias a la falsedad, el hurto y el comportamiento vergonzoso, entre otras. Si nos dejáramos arrastrar por estas prácticas, nos opondríamos a los consejos inspirados por espíritu que se hallan en la Palabra de Dios (Efesios 4:17-29; 5:1-5). Al menos hasta cierto punto podríamos contristar el espíritu de Dios, algo que de ninguna manera deseamos hacer. A este respecto, si cualquiera de nosotros empezara a pasar por alto las recomendaciones de la Palabra de Jehová, pudiera abrir la puerta a actitudes o características que lo condujeran al pecado deliberado y a la pérdida completa del favor divino (Hebreos 6:4-6). Aunque no practicara el pecado de inmediato, es posible que se encaminara hacia él. Al oponerse continuamente a la guía del espíritu, lo contristaría, y también se opondría y contristaría a Jehová, la fuente del espíritu santo. Quienes amamos a Dios consideramos inconcebible actuar así. Por el contrario, pidamos a Jehová que nos ayude, no solo a no contristar su espíritu, sino también a honrar su santo nombre sin dejar de poner la mente en el espíritu.
Mantengamos la mente puesta en el espíritu
17. ¿Qué metas espirituales podríamos ponernos, y por qué es prudente luchar por alcanzarlas?
17 Una manera notable de mantener la mente puesta en el espíritu consiste en ponernos metas espirituales y luchar por alcanzarlas. En función de nuestras necesidades y circunstancias, podríamos fijarnos el objetivo de mejorar los hábitos de estudio, predicar más o tratar de alcanzar determinado privilegio de servicio, como el ministerio de precursor, el servicio de Betel o la obra misional. Tales incentivos nos mantendrán concentrados en los intereses espirituales y nos ayudarán Mateo 6:19-21).
a resistir las debilidades humanas, la atracción de las metas materialistas y los deseos contrarios a las Escrituras, tan comunes en este sistema de cosas. Sin duda, esto es lo prudente, pues la exhortación de Jesús fue: “Dejen de acumular para sí tesoros sobre la tierra, donde la polilla y el moho consumen, y donde ladrones entran por fuerza y hurtan. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni polilla ni moho consumen, y donde ladrones no entran por fuerza y hurtan. Porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón” (18. ¿Por qué es tan importante en estos últimos días que no dejemos de poner la mente en el espíritu?
18 Es innegable que poner la mente en el espíritu y reprimir los deseos mundanos es el proceder sensato en estos “últimos días” (2 Timoteo 3:1-5). Al fin y al cabo, “el mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17). La meta del servicio de tiempo completo, por ejemplo, puede ser una luz que guíe a un joven cristiano durante los difíciles años de la adolescencia o de la entrada en la edad adulta. Cuando se le presione para que renuncie a sus principios, tendrá ante sí una visión clara de lo que desea lograr en el servicio de Jehová. Una persona espiritual de esa clase estimará imprudente, incluso una insensatez, sacrificar las metas espirituales por ir en pos de intereses materiales o de cualquier placer que el pecado prometa brindar. Recordemos que Moisés, un hombre con inclinaciones espirituales, ‘escogió ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado’ (Hebreos 11:24, 25). Seamos jóvenes o mayores, hacemos una elección similar cuando mantenemos la mente puesta en el espíritu en vez de en la carne caída.
19. ¿Cómo nos beneficiará mantener la mente en el espíritu?
19 “Tener la mente puesta en la carne significa enemistad con Dios”, mientras que “tener la mente puesta en el espíritu significa vida y paz” (Romanos 8:6, 7). Si mantenemos la mente en el espíritu, experimentaremos una inestimable sensación de paz. El corazón y las facultades mentales estarán más protegidos de la influencia de nuestra condición pecaminosa, y resistiremos mejor las tentaciones de entregarnos a un proceder impropio. Además, contaremos con el respaldo divino en la lucha constante entre la carne y el espíritu.
20. ¿Por qué podemos estar seguros de que es posible salir victoriosos en la batalla entre la carne y el espíritu?
20 Mientras tengamos la mente puesta en el espíritu, conservaremos un vínculo esencial con Jehová, la fuente tanto de la vida como del espíritu santo (Salmo 36:9; 51:11). Satanás el Diablo y sus agentes están haciendo cuanto está a su alcance para que se rompa nuestra relación con Jehová. Tratan de controlarnos la mente, pues saben que si cedemos terminaremos siendo enemigos de Dios y moriremos. Sin embargo, podemos salir victoriosos en la batalla entre la carne y el espíritu, tal como Pablo. Al escribir sobre su propia lucha, primero preguntó: “¿Quién me librará del cuerpo que está padeciendo esta muerte?”. A continuación mostró que existe un rescate, pues exclamó: “¡Gracias a Dios mediante Jesucristo nuestro Señor!” (Romanos 7:21-25). De la misma manera que él, agradezcamos a Dios, por medio de Cristo, que nos haya facilitado los medios para superar las debilidades humanas y mantener la mente puesta en el espíritu, abrigando la maravillosa esperanza de la vida eterna (Romanos 6:23).
¿Recuerda usted?
• ¿Qué significa poner la mente en el espíritu?
• ¿Cómo podemos dejar que el espíritu de Jehová influya en nosotros?
• Explique por qué son esenciales en la batalla contra el pecado el estudio de la Biblia, la obediencia a la ley de Jehová y la oración.
• ¿Cómo puede ayudarnos a seguir en el camino de la vida el que nos pongamos metas espirituales?
[Preguntas del estudio]
[Ilustración de la página 16]
El estudio de la Biblia nos ayuda a resistir los ataques contra nuestra espiritualidad
[Ilustración de la página 17]
Es apropiado pedirle a Jehová que nos ayude a vencer los deseos pecaminosos
[Ilustraciones de la página 18]
Las metas espirituales pueden ayudarnos a mantener la mente puesta en el espíritu