Padres, protejan su preciada herencia
Padres, protejan su preciada herencia
“La sabiduría es para una protección [...;] conserva vivos a sus dueños.” (ECLESIASTÉS 7:12.)
1. ¿Por qué deben los padres ver a los hijos como un regalo?
LOS niños vienen al mundo con ciertos rasgos físicos y de personalidad que han heredado de sus padres. En la Biblia se llama a los hijos “una herencia de parte de Jehová” (Salmo 127:3). Dado que Dios es la verdadera Fuente de la vida, confía a los progenitores lo que en realidad le pertenece a él (Salmo 36:9). Por tanto, padres, ¿cómo consideran ustedes este regalo tan valioso de Dios?
2. ¿Cómo reaccionó Manóah al saber que iba a ser padre?
2 Sin duda alguna, un regalo así debería recibirse con humildad, aprecio y gratitud. Hace más de tres mil años, un ángel informó a la esposa de un israelita llamado Manóah que iba a tener un hijo. Al oír las buenas noticias, Manóah oró: “Dispénsame, Jehová. El hombre del Dios verdadero que acabas de enviar, déjalo venir otra vez a nosotros, por favor, y que nos instruya en cuanto a lo que debemos hacer al niño que nacerá” (Jueces 13:8). ¿Qué pueden aprender los padres del ejemplo de Manóah?
Por qué se necesita la ayuda divina
3. ¿Por qué se necesita hoy más que nunca la ayuda divina para criar a los hijos?
3 Hoy más que nunca, los padres necesitan la ayuda de Jehová para criar a sus hijos. ¿Por qué razón? Satanás y sus ángeles han sido echados del cielo. La Biblia advierte: “¡Ay de la tierra [...]!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo” (Revelación 12:7-9, 12). Él está “procurando devorar a alguien”, como si fuera un “león rugiente” (1 Pedro 5:8). Los leones suelen cazar a los animales más vulnerables, que a menudo son los más jóvenes. Por eso, es prudente que los padres cristianos busquen la dirección de Jehová para proteger a sus hijos. Como padres, ¿cuánto nos esforzamos por protegerlos?
4. a) ¿Qué reacción provocaría en los padres saber que un león anda suelto por el vecindario? b) ¿Qué necesitan los hijos para protegerse?
4 Si un león anduviera suelto por el vecindario, ¿verdad que los padres protegerían ante todo a sus hijos? Satanás es un depredador que trata de corromper al pueblo de Dios para hacerlo indigno de la aprobación divina (Job 2:1-7; 1 Juan 5:19). Los más jóvenes son el blanco perfecto, pero pueden evitar las trampas del Diablo si conocen y obedecen a Jehová. Para ello, es primordial que tengan conocimiento bíblico. “Esto significa vida eterna —dijo Jesús—, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3.) Además, los hijos también precisan sabiduría, es decir, la facultad de entender y aplicar lo que aprenden. En vista de que “la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños”, los padres han de inculcar la verdad en su corazón (Eclesiastés 7:12). ¿Cómo hacerlo?
5. a) ¿Cómo puede impartirse sabiduría? b) ¿Cómo describe el libro de Proverbios el valor de la sabiduría?
5 Los padres pueden, y deben, leer pasajes de la Palabra de Dios a los niños. Pero para que estos amen y obedezcan a Jehová les hace falta algo más: necesitan entendimiento. Por ejemplo, tal vez se diga a los chicos que no crucen la calle sin antes mirar a ambos lados. Con todo, algunos no obedecen. ¿Por qué? Porque aún tienen arraigada cierta “tontedad”, tal vez debido a que no se les haya hecho suficiente hincapié en el peligro que corren de sufrir un accidente y sus nefastas consecuencias. Se requiere tiempo y mucha paciencia para ayudarles a adquirir sabiduría. Pero ¡qué valiosa es! “Sus caminos son caminos de agradabilidad —dice la Biblia—, y todas sus veredas son paz. Es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices.” (Proverbios 3:13-18; 22:15.)
La enseñanza que imparte sabiduría
6. a) ¿Por qué actúan mal los más jóvenes? b) ¿Qué batalla se está librando?
6 Los más jóvenes a menudo actúan mal, no porque ignoren lo que está bien, sino porque la enseñanza que han recibido no les ha llegado al corazón, a su ser interior. El Diablo lucha por controlar el corazón de los jóvenes. Su plan consiste en exponerlos a las influencias perniciosas de este mundo y explotar su innata inclinación pecaminosa hacia lo malo (Génesis 8:21; Salmo 51:5). Los padres han de reconocer que se está librando una auténtica batalla para apoderarse del corazón de sus hijos.
7. ¿Por qué no basta con decir a los hijos lo que está bien y lo que está mal?
7 Los padres suelen decir a los hijos lo que está bien y lo que está mal, convencidos de que así les enseñan cierta norma moral. Quizás les expliquen que no se debe mentir, robar o tener relaciones sexuales sin estar casados. Sin embargo, para obedecer, los hijos precisan una motivación mayor que el simple hecho de que sus padres se lo digan. Han de reconocer que se trata de las leyes de Jehová y que lo más sabio es obedecerlas (Proverbios 6:16-19; Hebreos 13:4).
8. ¿Qué tipo de enseñanza ayuda a los hijos a actuar con sabiduría?
8 La complejidad del universo, la diversidad de los seres vivos, el cambio de las estaciones, todo esto puede ayudar a los niños a aceptar la existencia del Creador de infinita sabiduría (Romanos 1:20; Hebreos 3:4). Además, se les debe enseñar que Dios los ama y que ha dispuesto lo necesario para que obtengan vida eterna mediante el sacrificio de Jesucristo. Han de saber que pueden hacer feliz a Dios si le obedecen. Entonces, es probable que deseen servir a Jehová, pese a los intentos del Diablo de impedírselo (Proverbios 22:6; 27:11; Juan 3:16).
9. a) ¿Qué se necesita para impartir el tipo de enseñanza que protege a los hijos? b) ¿Qué exhortación da la Biblia a los padres, y qué está implicado en ello?
Efesios 6:4). ¿Qué significa la expresión “regulación mental”? El término griego original combina las palabras “colocación” y “mente”. De modo que se insta a los padres cristianos a colocar, o poner, la mentalidad de Jehová en sus hijos. ¡Qué gran protección! Si se graba en su mente la manera de pensar de Dios, esta los protegerá de la maldad.
9 Se necesita tiempo, dedicación y planificación para impartir el tipo de enseñanza que protege a los hijos y los mueve a hacer lo bueno. Para ello, es preciso que los padres acepten los consejos de Dios. La Biblia dice: “Ustedes, padres, [...] sigan criándolos [a los hijos] en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Movidos por amor
10. ¿Qué conviene averiguar para educar bien a los hijos?
10 Además, para criar bien a los hijos nos debe mover el amor. Un factor importante es mantener la buena comunicación. Hay que averiguar qué ocurre en sus vidas y cómo se sienten. Para lograrlo, será útil conversar con tacto en un ambiente relajado. Tal vez nos sorprenda lo que dicen, pero procuremos no alarmarnos, sino escucharlos con atención.
11. ¿Cómo pueden los padres poner la mente de Dios en sus hijos?
11 Es posible que hayamos leído en la Biblia a nuestros hijos, quizás repetidas veces, que las leyes de Dios prohíben la inmoralidad sexual (1 Corintios 6:18; Efesios 5:5). Y tal vez esto les haya dejado grabado lo que a Jehová le agrada y lo que no. Sin embargo, para que los niños adopten la mentalidad divina se requiere algo más, necesitan que se les ayude a comprender el valor de las leyes de Dios. Tienen que convencerse de que son buenas y rectas, y de que obedecerlas es lo más justo y amoroso. Solo podrá decirse que hemos puesto la “mente” de Jehová en los niños si los convencemos con las Escrituras para que adopten el punto de vista divino.
12. ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a adoptar el punto de vista correcto sobre las relaciones sexuales?
12 Al abordar el tema de la sexualidad, podría preguntarse al joven: “¿Crees que impide que seamos felices el que obedezcamos la ley de Jehová de abstenernos de las relaciones sexuales antes de casarnos?”. Pidámosle que nos explique por qué piensa así. Tras hablar del maravilloso don divino de la procreación, cabría preguntar: “¿Crees que nuestro amoroso Dios pondría leyes que no nos dejaran disfrutar de la vida? O, por el contrario, ¿crees que sus leyes nos hacen más felices y nos protegen?” (Salmo 119:1, 2; Isaías 48:17). Averigüemos qué opina sobre el asunto. Luego podríamos repasar ejemplos de cómo la inmoralidad sexual ha causado mucho dolor y pesar (2 Samuel 13:1-33). Si hacemos razonar a nuestros hijos y logramos que entiendan y adopten el punto de vista divino, habremos avanzado mucho en la tarea de poner la mente de Dios en ellos. No obstante, todavía queda algo por hacer.
13. ¿Qué deben entender los niños para sentirse motivados a obedecer a Jehová?
13 Sabiamente, los padres no solo han de advertir a sus hijos de las consecuencias de desobedecer a Jehová, sino que también han de explicarles cómo le afecta a él nuestra conducta. Hay que mostrarles con la Biblia que podemos herirlo si no hacemos su voluntad (Salmo 78:41). Podríamos preguntarles: “¿Verdad que no quieres hacer sentir mal a Jehová?”, y explicarles: “El enemigo de Dios, Satanás, afirma que servimos a Jehová por egoísmo, y no por amor”. Entonces podemos añadir que Job alegró el corazón de Dios y suministró una respuesta ante la acusación falsa de Satanás porque permaneció íntegro (Job 1:9-11; 27:5). Los niños han de entender que, dependiendo de cómo se comporten, pueden hacer feliz a Dios o entristecerlo (Proverbios 27:11). Tanto esta como otras lecciones esenciales pueden enseñarse mediante el libro Aprendamos del Gran Maestro. *
Resultados gratificantes
14, 15. a) ¿Qué lecciones del libro Aprendamos han motivado a los niños? b) ¿Qué buenos resultados se han obtenido al utilizar este libro? (Véase también el recuadro de las págs. 18, 19.)
14 Un abuelo de Croacia que está leyendo el libro Aprendamos con su nieto de siete años escribe lo que el niño le contó: “Mamá me mandó que hiciera una cosa, pero yo no quise. Después me acordé del capítulo ‘La obediencia nos protege’, y volví para decirle que le obedecería”. Tocante al capítulo “¿Por qué no debemos mentir?”, unos padres de Florida (EE.UU.) comentan: “Las preguntas invitan a los niños a expresarse libremente y admitir los errores que de otro modo no admitirían”.
15 El libro Aprendamos contiene más de doscientas treinta láminas. Además, se ha incluido una pregunta junto a cada lámina o grupo de ellas. Una madre agradecida señala: “Mi hijo se queda muchas veces observando las ilustraciones y no quiere que pasemos la página. No solo son atractivas, sino educativas, y despiertan el interés de los niños. Respecto a una de ellas, en la que se ve a un chico mirando la televisión en un cuarto oscuro, mi hijo preguntó: ‘Mamá, ¿qué está haciendo
ese niño?’, en un tono que indicaba que sabía que algo no estaba bien”. Junto a la lámina aparece la pregunta: “¿Quién ve todo lo que hacemos?”.Una educación esencial hoy día
16. ¿De qué es importante hablar con los hijos, y por qué?
16 Los niños han de saber que las partes íntimas del cuerpo se pueden usar bien o mal. No obstante, es un tema difícil de abordar. Cierta periodista comentó que en su niñez hacer referencia a los órganos sexuales era muestra de mala educación. Pero al pensar en la crianza de sus hijos, escribió: “Voy a tener que perder este pudor”. Y lo cierto es que los padres que por vergüenza evitan hablar de la sexualidad a sus hijos no los están protegiendo. Los pervertidos sexuales se aprovechan de la ignorancia infantil. El libro Aprendamos del Gran Maestro plantea el tema de una manera digna y sana. Hablar con los niños sobre sexo no los despoja de su inocencia; más bien, los protege para que no la pierdan.
17. ¿Cómo pueden los padres valerse del libro Aprendamos para hablar con los hijos sobre la sexualidad?
17 En el capítulo 10, cuando se trata el tema de los ángeles malvados que se materializaron y tuvieron prole, se le pregunta al niño: “¿Qué sabes sobre las relaciones sexuales?”. El libro da una respuesta sencilla y digna a la vez. Más adelante, en el capítulo 32, se explica cómo proteger a los pequeños de los pervertidos sexuales. Se han recibido muchas cartas corroborando que este tipo de educación es primordial. Una de ellas decía: “La semana pasada, cuando llevé a mi hijo Javan a la pediatra, ella preguntó si habíamos hablado con él del uso apropiado de sus partes íntimas. A la doctora le causó muy buena impresión ver que habíamos abordado el tema valiéndonos del nuevo libro”.
18. ¿Cómo se aborda el tema de rendir homenaje a los emblemas nacionales en el libro Aprendamos?
18 Otro capítulo analiza el relato bíblico de los tres jóvenes hebreos, Sadrac, Mesac y Abednego, quienes se negaron a inclinarse Daniel 3:1-30). Tal vez haya quien no relacione el hecho de rendir homenaje a una estatua con el acto de saludar la bandera, como hace el libro Aprendamos, pero fijémonos en lo que afirmó el escritor Edward Gaffney en una entrevista publicada en la revista U.S. Catholic. Contó que cuando su hija le dijo que había aprendido “una nueva oración” el primer día de clase en su escuela pública, él le pidió que la repitiera en voz alta. “La niña colocó la mano en el corazón —dijo Gaffney—, y comenzó orgullosa: ‘Juro lealtad a la bandera [...]’.” Él prosiguió la entrevista con este comentario: “De repente, lo comprendí. Los testigos de Jehová tienen razón. Existe un aspecto del espíritu nacional que se inculca en las escuelas a muy temprana edad: una lealtad incondicional sin límites”.
ante una imagen que representaba al Estado babilonio (Vale la pena el empeño
19. ¿Qué recompensas reporta enseñar a los hijos?
19 La verdad es que el empeño que se ponga en criar a los hijos vale la pena. Una madre de Kansas (EE.UU.) se conmovió hasta las lágrimas al leer una carta en la que su hijo le decía: “Me considero muy afortunado de haber tenido una crianza que me proporcionó relativa Proverbios 31:28). El libro Aprendamos del Gran Maestro puede ayudar a muchos más padres en la educación de sus hijos para que logren proteger su preciada herencia.
estabilidad emocional. Tú y papá se merecen encomio” (20. ¿Qué deben recordar siempre los padres, y qué efecto debe producir en ellos?
20 Nuestros hijos se merecen el máximo de tiempo, atención y esfuerzo que podamos brindarles, ya que rápidamente dejan de ser niños. Aprovechemos toda oportunidad para estar con ellos y ayudarlos. Nunca nos arrepentiremos, y siempre contaremos con su amor. No lo olvidemos: los hijos son un regalo de Jehová. ¡Qué herencia tan preciada! (Salmo 127:3-5.) Por ello, hemos de tratarlos como tal, como si fuéramos responsables ante Dios por su educación, pues en realidad lo somos.
[Nota]
^ párr. 13 Editado por los testigos de Jehová. Véase el capítulo 40, titulado “Cómo hacer feliz a Dios”.
¿Cómo responderíamos?
• ¿Por qué es especialmente necesario que los padres protejan a los hijos en la actualidad?
• ¿Qué clase de enseñanza imparte sabiduría?
• ¿Qué asuntos de vital importancia han de hablarse con los hijos?
• ¿Cómo se han valido los padres del libro Aprendamos para enseñar a sus hijos?
[Preguntas del estudio]
[Ilustraciones y recuadro de las páginas 18 y 19]
Un libro para todos
El libro Aprendamos del Gran Maestro se preparó para ayudar a los padres y otros adultos a leer y comentar las enseñanzas de Jesucristo con los niños. Pues bien, hay quienes tras leerlo han expresado su gratitud sincera por lo aprendido en sus páginas.
Un señor de Texas (EE.UU.) dijo: “La obra Aprendamos del Gran Maestro está escrita con gran sencillez y claridad, lo que motiva a gente de toda edad, incluso a mí, que tengo 76 años. Reciban el agradecimiento de alguien que ha servido a Jehová desde la juventud”.
Una lectora de Londres (Inglaterra) escribió: “Las hermosas ilustraciones cautivarán los corazones tanto de los padres como de los hijos. Me encantan el formato y las preguntas, y, sobre todo, la manera en que se han abordado temas delicados, como en el capítulo 32, titulado: ‘Cómo se protegió a Jesús’”. Concluía así: “Aunque este libro se concibió principalmente teniendo en cuenta a los hijos de los testigos de Jehová, supongo que los maestros y otras personas también se alegrarán de tener un ejemplar. Espero usarlo en los meses y años venideros”.
Una mujer de Massachusetts (EE.UU.) hizo comentarios en su carta sobre la abundancia de “dibujos tan educativos” que contiene el libro. Dijo: “Aunque va dirigido a los niños, los temas que trata también pueden contribuir a que los adultos meditemos en nuestra relación personal con Jehová”.
“¡Es un libro maravilloso!”, manifestó una mujer de Maine (EE.UU.), y agregó: “No es solo para niños, sino para todos nosotros, como hijos de Dios. Me ha llegado a lo más hondo del corazón, despertando mis emociones para después calmarlas. Ahora tengo paz. Me siento muy cerca de mi Padre, Jehová, quien me ha librado del peso del dolor que arrastré por años y ha dejado tan claro su propósito”. La mujer concluía así: “Le pido a todo el mundo que por favor lo lea”.
Una señora de Kioto (Japón) escribió que cuando leía el libro a sus nietos, estos preguntaban: “¿Qué hace ese niño? ¿Por qué regañan a esta nena? ¿Qué está haciendo esa mamá? ¿Y el león?”. Además, señaló: “Esta publicación enseña cosas que nos interesan, por eso me gusta mucho más que cualquier otro libro que pudiera encontrar en una biblioteca”.
Un padre de Calgary (Canadá) dice que, en cuanto recibió el libro, comenzó a leérselo a su hija de seis años y a su hijo de nueve. Él cuenta: “Al instante se produjo una reacción muy positiva. Los niños seguían la lectura y contestaban las preguntas con sinceridad. Se sentían integrados en el estudio, lo que les permitía expresarse con libertad. Estaban muy entusiasmados, y mi hija dice que quiere estudiar el libro nuevo todas las noches”.
Al finalizar una sesión de estudio, el padre relató: “Mi hijo y yo hablamos de Jehová y sus propósitos durante horas, pues le habían surgido muchas preguntas. Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando me dio las buenas noches y me pidió: ‘Papi, ¿podemos volver a hacerlo? Tengo muchísimas cosas que preguntarte, y quiero saberlo todo de Jehová’”.
[Ilustración de la página 15]
Padres, ¿qué pueden aprender del ejemplo de Manóah?
[Ilustración de la página 16]
Jóvenes, ¿qué pueden aprender del ejemplo de los tres hebreos?
[Ilustraciones de la página 17]
Las láminas del libro Aprendamos y las preguntas que las acompañan son buenas herramientas docentes
¿Qué mentira le dijo Ananías a Pedro?
¿Quién ve todo lo que hacemos?