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La ley del amor escrita en el corazón

La ley del amor escrita en el corazón

La ley del amor escrita en el corazón

“Pondré mi ley dentro de ellos, y en su corazón la escribiré.” (JEREMÍAS 31:33.)

1, 2. a) ¿Qué veremos en este artículo? b) ¿Cómo se manifestó Jehová en el monte Sinaí?

EN LOS dos artículos anteriores aprendimos que cuando Moisés descendió del monte Sinaí, su rostro emitía rayos que reflejaban la gloria de Jehová; también hablamos del velo que el profeta usó. Veamos ahora un asunto que está relacionado con estos hechos y que es importante para los cristianos de hoy.

2 Cuando Moisés estaba en la montaña, Jehová le dio instrucciones. Congregados abajo, los israelitas presenciaron una imponente manifestación de Dios mismo. “Empezó a haber truenos y relámpagos, y una nube densa sobre la montaña y un sonido muy fuerte de cuerno, de manera que toda la gente que estaba en el campamento empezó a temblar. [...] Y el monte Sinaí humeaba por todas partes, debido al hecho de que Jehová había descendido sobre él en fuego; y su humo seguía ascendiendo como el humo de un horno de calcinación, y toda la montaña estaba temblando muchísimo.” (Éxodo 19:16-18.)

3. ¿Qué utilizó Jehová para dar los Diez Mandamientos a Israel, y qué comprendió la nación?

3 Jehová, hablando al pueblo mediante un ángel, les dio lo que se conoce como los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17). En vista de lo sucedido, no podía quedar ninguna duda de que aquellas leyes procedían del Todopoderoso. Jehová escribió esos mandamientos en tablas de piedra, las mismas que Moisés quebró cuando vio a los israelitas adorando un becerro de oro. Por eso, Dios volvió a inscribir los mandamientos sobre piedra. Esta vez, cuando Moisés bajó con las tablas, de su rostro salían rayos. Con tales señales, de seguro todos comprendieron que aquellas leyes tenían una enorme importancia (Éxodo 32:15-19; 34:1, 4, 29, 30).

4. ¿Por qué tenían tanta importancia los Diez Mandamientos?

4 Las dos tablas grabadas con los Diez Mandamientos se guardaron dentro del arca del pacto, que estaba ubicada en el Santísimo del tabernáculo y posteriormente del templo. Las leyes inscritas en ellas exponían los principios básicos del pacto de la Ley mosaica y constituían el fundamento del gobierno de Dios sobre la nación. Además, eran una prueba de que Jehová estaba tratando con un pueblo en concreto, un pueblo que él había escogido.

5. ¿De qué maneras reflejaron el amor de Jehová las leyes que él dio a Israel?

5 Aquellas leyes revelaron muchas características de Jehová, en particular el amor que sentía por su pueblo. ¡Qué valioso regalo resultaron ser para quienes las obedecieron! Cierto biblista escribió: “Ningún sistema moral que el hombre haya formulado antes o después [...] se aproxima siquiera, y mucho menos iguala o supera, a los Diez Mandamientos dados por Dios”. Refiriéndose a toda la Ley mosaica, Jehová dijo: “Si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa” (Éxodo 19:5, 6).

Una ley escrita en el corazón

6. ¿Qué ley ha resultado más valiosa que las que se escribieron en piedra?

6 No cabe duda de que aquellas leyes divinas eran de gran valor. Pero ¿sabía usted que los cristianos ungidos poseen algo mucho más valioso que leyes escritas en piedra? Jehová predijo la instauración de un nuevo pacto, uno que sería distinto del pacto de la Ley establecido con la nación de Israel. Él prometió: “Pondré mi ley dentro de ellos, y en su corazón la escribiré” (Jeremías 31:31-34). Jesús, el Mediador del nuevo pacto, no entregó personalmente a sus discípulos un código de leyes escrito. Más bien, por sus palabras y hechos inculcó la ley de Jehová en la mente y el corazón de ellos.

7. ¿A quiénes se dio “la ley del Cristo”, y quiénes la abrazaron posteriormente?

7 Esta ley se conoce como “la ley del Cristo”. No se dio a la nación del Israel natural, formada por los descendientes de Jacob, sino a una nación espiritual, “el Israel de Dios” (Gálatas 6:2, 16; Romanos 2:28, 29). El Israel de Dios se compone de cristianos ungidos por espíritu santo, a quienes posteriormente se les unió “una gran muchedumbre” de todas las naciones que también desea adorar a Jehová (Revelación 7:9, 10; Zacarías 8:23). Como “un solo rebaño” bajo “un solo pastor”, ambos grupos abrazan “la ley del Cristo” y permiten que gobierne todos sus actos (Juan 10:16).

8. ¿Qué diferencia hay entre la Ley mosaica y la ley del Cristo?

8 A diferencia de los israelitas naturales, que por nacimiento estaban obligados a cumplir la Ley mosaica, los cristianos se encuentran bajo la ley del Cristo por voluntad propia, sin que influyan factores como la raza o el lugar de nacimiento. Aprenden cómo es Jehová y cuáles son sus caminos, y anhelan hacer su voluntad. Puesto que tienen la ley de Dios “dentro de ellos”, escrita, por decirlo así, “en su corazón”, los cristianos ungidos no obedecen a Dios por el simple temor al castigo o por un mero sentido del deber. Su obediencia se basa en algo más profundo y muchísimo más poderoso. Así sucede también en el caso de las otras ovejas, que obedecen a Dios porque tienen su ley en el corazón.

Leyes basadas en el amor

9. ¿Cómo indicó Jesús que el amor era la esencia de las leyes de Jehová?

9 La esencia de todas las leyes y disposiciones de Jehová puede resumirse en una sola palabra: amor. Esta cualidad siempre ha sido y será primordial en la adoración pura. Cuando a Jesús le preguntaron cuál era el mayor mandamiento de la Ley, contestó: “Amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente”. El segundo era “amar a tu prójimo como a ti mismo”. Y luego dijo: “De estos dos mandamientos pende toda la Ley, y los Profetas” (Mateo 22:35-40). Por lo tanto, Jesús indicó que todas las Escrituras Hebreas, y no solo los Diez Mandamientos, se basaban en el amor.

10. ¿Qué indica que el amor es primordial en la ley del Cristo?

10 ¿Sigue siendo esencial amar a Dios y al prójimo en la ley que está escrita en el corazón del cristiano? Desde luego que sí. La ley del Cristo entraña un amor sincero a Dios e incluye un nuevo mandamiento: que los cristianos se amen unos a otros con un amor abnegado. Deben amar como lo hizo Jesús, quien voluntariamente entregó la vida por sus amigos. Él enseñó a sus discípulos a amar a Dios y amarse entre ellos como él los amó. De hecho, la cualidad principal que distingue a los cristianos verdaderos es el sobresaliente amor que se tienen (Juan 13:34, 35; 15:12, 13). Y, lo que es más, Jesús incluso les mandó que amaran a sus enemigos (Mateo 5:44).

11. ¿Cómo demostró Jesús amor a Dios y a la humanidad?

11 Jesús dio un ejemplo perfecto de amor. Siendo una poderosa criatura celestial, aceptó con gusto la oportunidad de contribuir a los intereses de su Padre en la Tierra. Además de entregar su vida humana para que otros obtuvieran la vida eterna, mostró cómo se debe vivir. Fue humilde, bondadoso y considerado, y alivió a los que se sentían agobiados y oprimidos. También impartió “dichos de vida eterna” en un incansable empeño por lograr que sus oyentes conocieran a Jehová (Juan 6:68).

12. ¿Por qué podemos decir que el amor a Dios está inseparablemente unido al amor al prójimo?

12 En realidad, el amor a Dios está inseparablemente unido al amor al prójimo. El apóstol Juan afirmó: “El amor es de Dios [...]. Si alguno hace la declaración: ‘Yo amo a Dios’, y sin embargo está odiando a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede estar amando a Dios, a quien no ha visto” (1 Juan 4:7, 20). Jehová es la fuente y la personificación misma del amor. Todo lo que hace es por amor. Y nosotros amamos porque él nos creó a su imagen y semejanza (Génesis 1:27). Al tratar al prójimo con amor, demostramos que amamos a Dios.

Amar significa obedecer

13. ¿Cuál es el primer paso para amar a Dios?

13 ¿Cómo es posible amar a Dios, a quien no vemos? El primer paso es esencial: conocerlo. En realidad, es imposible amar a un extraño o confiar en él; por tal motivo, la Biblia nos anima a conocer a Dios a través de sus páginas, mediante la oración y reuniéndonos con quienes ya lo conocen y lo aman (Salmo 1:1, 2; Filipenses 4:6; Hebreos 10:25). Los cuatro Evangelios son especialmente valiosos a este respecto, ya que nos revelan la personalidad de Jehová reflejada en la vida y el ministerio de Jesucristo. Nuestro deseo de obedecer a Dios y de imitar su modo de ser se vuelve más intenso a medida que lo vamos conociendo y apreciamos el amor que nos mostró. En efecto, amar a Dios significa obedecerle.

14. ¿Por qué puede decirse que las leyes de Dios no son gravosas?

14 Cuando amamos a alguien, sabemos lo que le gusta y lo que no, y actuamos en consecuencia, pues no deseamos desagradarle. A este respecto, el apóstol Juan escribió: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). No los vemos como una carga ni nos parecen demasiados. El amor guía nuestros pasos, de modo que no necesitamos aprendernos de memoria un extenso código de reglas que dirija todos nuestros actos; el amor a Dios nos sirve de guía. Cuando amamos a Dios, es un placer hacer su voluntad. Como resultado, obtenemos su aprobación y nos beneficiamos de su dirección, porque sus mandatos siempre son para nuestro provecho (Isaías 48:17).

15. ¿Qué nos impulsará a imitar a Jehová? Explique su respuesta.

15 El amor a Dios nos impulsa a imitar sus cualidades. Cuando amamos a alguien, admiramos sus virtudes y tratamos de ser como él. Pensemos en la relación que existe entre Jehová y Jesús. Estuvieron juntos en los cielos durante tal vez miles de millones de años. Se tenían un amor puro y profundo. Tanto se asemejaba Jesús a su Padre celestial que pudo decir a sus discípulos: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre” (Juan 14:9). Cuanto más conocemos y apreciamos a Jehová y a su Hijo, más deseamos ser como ellos. El amor a Jehová, junto con la ayuda de su espíritu santo, nos permitirá ‘desnudarnos de la vieja personalidad con sus prácticas y vestirnos de la nueva personalidad’ (Colosenses 3:9, 10; Gálatas 5:22, 23).

El amor en acción

16. ¿Cómo demostramos amor a Dios y al prójimo cuando predicamos y enseñamos las verdades del Reino?

16 Movidos por el amor a Dios y al prójimo, los cristianos participamos en la predicación del Reino y en la obra de hacer discípulos. Así agradamos a Jehová Dios, “cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad” (1 Timoteo 2:3, 4). Nos produce gozo contribuir a que otras personas tengan escrita la ley del Cristo en el corazón. Además, nos alegra ver cómo transforman su personalidad para reflejar las cualidades divinas (2 Corintios 3:18). Verdaderamente, ayudar a nuestro prójimo a que conozca a Dios es el regalo más valioso que podemos hacerle, pues quienes aceptan la amistad de Jehová podrán disfrutar de ella por toda la eternidad.

17. En vez de tener amor a los bienes materiales, ¿por qué es más sabio cultivar amor a Dios y al prójimo?

17 Vivimos en un mundo que concede mucho valor a los bienes materiales, hasta el punto de amarlos. Sin embargo, estos no duran para siempre. Un ladrón puede robarlos, o quizá se deterioren (Mateo 6:19). La Biblia nos advierte: “El mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:16, 17). Sí, Jehová vivirá para siempre, lo mismo que quienes lo aman y le sirven. Por consiguiente, en vez de luchar por obtener lo que este mundo ofrece, que en el mejor de los casos es solo temporal, ¿no es más sabio cultivar amor a Dios y al prójimo?

18. ¿Cómo demostró una misionera amor abnegado?

18 Los que siguen la senda del amor le traen alabanza a Jehová. Veamos el caso de Sonia, quien es misionera en Senegal. Ella dirigía un estudio de la Biblia a una mujer llamada Heidi que contrajo el virus del sida a través de su esposo no creyente. Después que este falleció, Heidi se bautizó. Lamentablemente, su salud no tardó en deteriorarse, por lo que fue hospitalizada. Sonia relata: “El personal médico hacía todo lo que podía por ella, pero como eran pocos, se solicitaron voluntarios de la congregación para atenderla. La segunda noche la pasé junto a su cama en una estera, y ayudé a cuidarla hasta que murió. El médico encargado me dijo: ‘El mayor problema que tenemos es que hasta los familiares abandonan al paciente cuando se enteran de que tiene sida. ¿Por qué usted, que no es pariente, ni del mismo país, ni siquiera de la misma raza, se arriesga de esta manera?’. Le expliqué que Heidi era para mí una verdadera hermana, como si hubiéramos nacido de los mismos padres, y que por eso había sido un placer cuidarla”. Cabe decir que Sonia no contrajo ninguna enfermedad como consecuencia del amoroso cuidado que dispensó a Heidi.

19. Puesto que tenemos la ley de Dios en el corazón, ¿qué oportunidades debemos aprovechar?

19 Entre los siervos de Jehová pueden hallarse muchos ejemplos de amor abnegado. El pueblo de Dios de hoy día no se distingue por ningún código de leyes escrito. Más bien, en él se cumplen las palabras de Hebreos 8:10: “Este es el pacto que pactaré con la casa de Israel después de aquellos días —dice Jehová—. Pondré mis leyes en su mente, y en sus corazones las escribiré. Y yo llegaré a ser su Dios, y ellos mismos llegarán a ser mi pueblo”. Valoremos siempre la ley del amor que Jehová ha escrito en nuestro corazón y aprovechemos toda oportunidad para demostrar esa cualidad sublime.

20. ¿Por qué es la ley del Cristo una posesión de valor incalculable?

20 ¡Qué gozo nos produce servir a Dios junto con una hermandad mundial que manifiesta un amor tan intenso! Los que tienen la ley del Cristo en el corazón disfrutan de una posesión que en este mundo desamorado tiene un valor incalculable. No solo cuentan con el amor de Jehová, sino que también gozan de los fuertes lazos de amor que unen a la hermandad. “¡Miren! ¡Qué bueno y qué agradable es que los hermanos moren juntos en unidad!” Aunque los testigos de Jehová viven en diferentes naciones, hablan diversos idiomas y proceden de distintas culturas, disfrutan de una unidad religiosa sin igual, una unidad que les granjea la aprobación divina. Es como escribió el salmista: “Allí [en medio de un pueblo unido por el amor] ordenó Jehová que estuviera la bendición, aun vida hasta tiempo indefinido” (Salmo 133:1-3).

¿Qué respondería?

• ¿Cuánta importancia tenían los Diez Mandamientos?

• ¿Qué es la ley escrita en el corazón?

• ¿Qué papel desempeña el amor en “la ley del Cristo”?

• ¿De qué maneras podemos demostrar que amamos a Dios y al prójimo?

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 25]

Los israelitas tenían leyes escritas en tablas de piedra

[Ilustraciones de la página 26]

Los cristianos tienen la ley de Dios en el corazón

[Ilustración de la página 28]

Sonia con una niña de Senegal en la asamblea de distrito del año 2004