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Cultivemos la verdadera humildad

Cultivemos la verdadera humildad

Cultivemos la verdadera humildad

“A la gente humilde la salvarás.” (2 SAMUEL 22:28.)

1, 2. ¿Qué han tenido en común muchos gobernantes del mundo?

LAS pirámides de Egipto dan testimonio de la gloria de los hombres que un día rigieron aquella tierra. Otros que dejaron su huella en la historia fueron Senaquerib, de Asiria; Alejandro Magno, de Grecia, y Julio César, de Roma. Todos ellos tuvieron algo en común: no se labraron la reputación de ser realmente humildes (Mateo 20:25, 26).

2 ¿Podemos imaginar que alguno de estos gobernantes acostumbrara buscar en sus dominios a los súbditos que necesitaran consuelo? ¡Claro que no! Tampoco es posible concebir que fueran a los humildes hogares de los ciudadanos afligidos para levantarles el ánimo. Su actitud hacia los humildes difiere muchísimo de la actitud del Soberano del universo, Jehová Dios.

El mayor ejemplo de humildad

3. ¿Qué hace el Soberano universal por sus súbditos humanos?

3 La grandeza y majestuosidad de Jehová es tal que escapa a nuestra comprensión; sin embargo, este hecho no impide que “sus ojos [estén] discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él” (2 Crónicas 16:9). ¿Y qué hace cuando encuentra siervos humildes que están atribulados por diversos problemas? En cierto modo ‘reside’ con ellos mediante su espíritu santo “para revivificar el espíritu de los de condición humilde y [...] el corazón de los que están siendo aplastados” (Isaías 57:15). Así, sus siervos cobran nuevas fuerzas para seguir sirviéndole con alegría. ¡Qué humildad la de Dios!

4, 5. a) ¿Qué pensaba el salmista de la manera de gobernar de Dios? b) ¿Qué significa que Dios ‘condescienda’ para ayudar “al de condición humilde”?

4 Nadie en el universo se ha humillado tanto como el Señor Soberano para ayudar a la humanidad pecadora. Por ello, el salmista escribió: “Jehová ha llegado a ser alto sobre todas las naciones; su gloria está sobre los cielos. ¿Quién es como Jehová nuestro Dios, aquel que está haciendo su morada en lo alto? Está condescendiendo en tender la vista sobre cielo y tierra, y levanta al de condición humilde desde el polvo mismo; ensalza al pobre del mismísimo pozo de cenizas” (Salmo 113:4-7).

5 Jehová Dios es puro y santo, totalmente desprovisto de altanería (Marcos 7:22, 23). El verbo “condescender” denota la actitud de la persona que se pone al nivel de otra de condición más modesta o que desciende de rango o categoría para tratar con alguien inferior. De ahí que algunas Biblias digan en Salmo 113:6 que Dios se humilla, lo que transmite muy bien la imagen de que nuestro Dios, que es tan humilde, satisface con amor las necesidades de sus siervos imperfectos (2 Samuel 22:36).

Por qué fue humilde Jesús

6. ¿Cuál fue el mayor acto de humildad de Jehová?

6 El mayor acto de humildad y amor de Dios fue enviar a la Tierra a su amado Hijo primogénito para que naciera y se criara como hombre con el fin de salvar a la humanidad (Juan 3:16). Jesús enseñó la verdad acerca de su Padre celestial y luego entregó su vida perfecta para quitar “el pecado del mundo” (Juan 1:29; 18:37). Reflejando a la perfección las cualidades de su Padre, especialmente la humildad, estuvo dispuesto a hacer lo que Dios le mandó. Su ejemplo de humildad y amor fue el más grande que criatura alguna haya dado. Sin embargo, no todos valoraron su humildad; de hecho, sus enemigos lo consideraron el “de más humilde condición de la humanidad” (Daniel 4:17). El apóstol Pablo, en cambio, la valoró tanto que instó a sus hermanos en la fe a imitar a Jesús y ser humildes en su trato mutuo (1 Corintios 11:1; Filipenses 2:3, 4).

7, 8. a) ¿Cómo aprendió Jesús a ser humilde? b) ¿Qué invitación hace Jesús a los que quieran ser sus discípulos?

7 Pablo puso de relieve el sobresaliente ejemplo de Cristo al escribir lo siguiente: “Mantengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios. No; antes bien, se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento” (Filipenses 2:5-8).

8 Quizás alguien se pregunte cómo aprendió Jesús a ser humilde. Dicha cualidad fue uno de los grandes beneficios que le reportó la estrecha relación que tuvo con su Padre celestial desde tiempos inmemoriales, cuando fue el “obrero maestro” en la creación de todas las cosas (Proverbios 8:30). Tras la rebelión en Edén, el Primogénito de Dios pudo observar la humildad con que su Padre trató a la humanidad pecadora; y cuando estuvo en la Tierra, reflejó dicha cualidad, como se desprende de esta invitación: “Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas” (Mateo 11:29; Juan 14:9).

9. a) ¿Qué veía Jesús en los niños que le gustaba tanto? b) ¿Qué lección enseñó Jesús utilizando a un niño?

9 Como Jesús era humilde de verdad, los niños no le temían; al contrario, se sentían atraídos por él, y él, por su parte, los trataba con cariño y les prestaba atención (Marcos 10:13-16). ¿Qué veía Jesús en los niños que le gustaba tanto? Veía que tenían cualidades muy deseables, cualidades que algunos de sus discípulos adultos no siempre manifestaban. Es bien sabido que los niños consideran a los adultos superiores, como lo prueba el hecho de que les hagan tantas preguntas. No cabe duda de que, comparados con muchos adultos, los niños son más enseñables y menos propensos al orgullo. En cierta ocasión, Jesús señaló a un niño y dijo a sus seguidores: “A menos que ustedes se vuelvan y lleguen a ser como niñitos, de ninguna manera entrarán en el reino de los cielos”; y agregó: “Cualquiera que se humille como este niñito, es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:3, 4). También expuso la norma: “Todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Lucas 14:11; 18:14; Mateo 23:12).

10. ¿Qué preguntas analizaremos?

10 Tal verdad hace surgir importantes preguntas. Nuestras posibilidades de obtener la vida eterna dependen en parte de que desarrollemos verdadera humildad. ¿Por qué, entonces, nos resulta a veces tan difícil hacerlo? ¿Por qué razón nos cuesta tanto tragarnos el orgullo, por así decirlo, y reaccionar con humildad frente a las dificultades? ¿Y qué nos ayudará a cultivar la humildad verdadera? (Santiago 4:6, 10.)

Por qué es difícil ser humildes

11. ¿Por qué no es extraño que tengamos que luchar por ser humildes?

11 Si usted está luchando por ser humilde, no es el único. Allá en 1920, esta revista dijo lo siguiente en cuanto a los consejos bíblicos que recalcan la necesidad de desarrollar esta virtud: “Comprender el gran valor que el Señor le atribuye a la humildad debe animar a todos los discípulos verdaderos a cultivar esta cualidad a diario”. Luego admitió con franqueza: “Pese a todas las exhortaciones de las Escrituras, la naturaleza humana es tan perversa que parece que los seguidores del Señor hallan más dificultades, más obstáculos, en este asunto que en cualquier otro”. Estas palabras destacan una de las razones por las que cultivar la humildad supone una lucha para los cristianos verdaderos, y es que nuestra naturaleza humana pecaminosa anhela recibir gloria excesiva. Esto se debe a que descendemos de una pareja pecadora, Adán y Eva, quienes cedieron a deseos egoístas (Romanos 5:12).

12, 13. a) ¿De qué manera constituye el mundo un obstáculo para la humildad cristiana? b) ¿Quién dificulta aún más nuestra lucha por cultivar la humildad?

12 Otro obstáculo que nos dificulta ser humildes es que estamos rodeados de un mundo que anima a las personas a esforzarse por ser superiores a los demás. Entre sus metas más comunes figura la de satisfacer a toda costa “el deseo de la carne [pecaminosa] y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno” (1 Juan 2:16). Los discípulos de Jesús no debemos dejar que estos deseos mundanos nos dominen; más bien, hemos de mantener el ojo sencillo y concentrarnos en cumplir la voluntad de Dios (Mateo 6:22-24, 31-33; 1 Juan 2:17).

13 Una tercera razón por la que se hace difícil cultivar y demostrar humildad es que el Diablo, quien dio origen a la altanería, gobierna este mundo (2 Corintios 4:4; 1 Timoteo 3:6). Satanás quiere que otros adopten sus características malvadas. Por ejemplo, procuró que Jesús lo adorara a cambio de “todos los reinos del mundo y su gloria”. Pero él, humilde en todo momento, rechazó de plano la oferta (Mateo 4:8, 10). De igual manera, Satanás tienta a los cristianos a buscar gloria para sí; no obstante, tenemos que ser humildes y esmerarnos por seguir el ejemplo de Jesús al dirigir a Dios toda la alabanza y la honra (Marcos 10:17, 18).

Cultivemos y demostremos verdadera humildad

14. ¿En qué consiste la “humildad ficticia”?

14 En su carta a los Colosenses, el apóstol Pablo previno contra la humildad fingida que tiene como fin impresionar a los demás, a la cual llamó “una humildad ficticia”. Quien solo aparenta ser humilde no es una persona espiritual; en realidad, su comportamiento revela que está “hinchado” de orgullo (Colosenses 2:18, 23). Jesús puso como ejemplos de falsa humildad a los fariseos, que hacían oraciones ostentosas y ayunaban con rostros tristes y desfigurados para que la gente los viera. Nosotros no debemos ser como ellos. Cuando nos dirijamos a Dios, hemos de hacerlo con humildad para que nuestras oraciones tengan valor a sus ojos (Mateo 6:5, 6, 16).

15. a) ¿Qué podemos hacer para mantener la humildad mental? b) Mencione algunos ejemplos de humildad.

15 Algo que ayudará al cristiano a mantener auténtica humildad mental es fijarse en los mejores dechados, que son Jehová Dios y Jesucristo. Para ello hay que estudiar regularmente la Biblia y las publicaciones que con ese fin proporciona “el esclavo fiel y discreto” (Mateo 24:45). Tal estudio es de suma importancia para los superintendentes cristianos, “para que su corazón no se ensalce sobre sus hermanos” (Deuteronomio 17:19, 20; 1 Pedro 5:1-3). Reflexionemos sobre los muchos ejemplos de personas que recibieron bendiciones por su actitud humilde, como Rut, Ana y Elisabet (Rut 1:16, 17; 1 Samuel 1:11, 20; Lucas 1:41-43). Pensemos también en los numerosos hombres prominentes que siguieron siendo humildes en el servicio de Jehová, como David, Josías, Juan el Bautista y el apóstol Pablo (2 Crónicas 34:1, 2, 19, 26-28; Salmo 131:1; Juan 1:26, 27; 3:26-30; Hechos 21:20-26; 1 Corintios 15:9). ¿Y qué decir de los innumerables modelos de humildad que hallamos en la congregación cristiana hoy día? Meditar en ellos contribuirá a que los cristianos verdaderos tengamos “humildad mental los unos para con los otros” (1 Pedro 5:5).

16. ¿Cómo nos ayuda el ministerio cristiano a ser humildes?

16 Participar con frecuencia en el ministerio cristiano también nos ayuda a ser humildes. La humildad mental hace posible que abordemos eficazmente a personas extrañas en sus casas o en otros lugares, sobre todo si al principio reaccionan con indiferencia o rudeza al mensaje del Reino. Cuando la gente cuestione nuestras creencias —como suele suceder—, la humildad nos permitirá responder “con genio apacible y profundo respeto” (1 Pedro 3:15). Hay siervos humildes de Dios que se han mudado a otros lugares con el objetivo de ayudar a individuos de distintas culturas y niveles de vida. Estos ministros tal vez tengan que esforzarse ardua y humildemente por aprender un nuevo idioma a fin de prestar un mejor servicio a aquellos a quienes desean comunicar las buenas nuevas; por este motivo son dignos de encomio (Mateo 28:19, 20).

17. ¿Qué deberes cristianos requieren humildad?

17 Son muchos los que con humildad cumplen sus deberes cristianos, anteponiendo los intereses ajenos a los propios. Por ejemplo, un padre cristiano ha de ser humilde para sacar tiempo de sus actividades con objeto de prepararse bien y dirigir un estudio bíblico eficaz a sus hijos. La humildad también ayuda a los hijos a honrar y obedecer a sus padres, que son imperfectos (Efesios 6:1-4). Las cristianas con esposos no creyentes a menudo se enfrentan a situaciones que exigen humildad al tratar de ganarlos mediante su “conducta casta junto con profundo respeto” (1 Pedro 3:1, 2). Y la humildad y el amor abnegado son asimismo valiosos a la hora de cuidar con cariño a nuestros padres enfermos o envejecidos (1 Timoteo 5:4).

La humildad resuelve los problemas

18. ¿Cómo ayuda la humildad a solucionar los problemas?

18 Todos los siervos terrestres de Dios somos imperfectos (Santiago 3:2). A veces puede haber desacuerdos o malentendidos entre dos cristianos; quizás uno tenga una queja válida contra el otro. Por lo general, tales situaciones pueden solucionarse aplicando este consejo: “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes” (Colosenses 3:13). Es verdad que seguir esta recomendación no es fácil, pero la humildad nos ayudará a hacerlo.

19. ¿Qué debemos recordar al hablar con alguien que nos ha ofendido?

19 Quizás haya ocasiones en que un cristiano crea que el motivo de queja válido que tiene es muy grave para pasarlo por alto. En ese caso, la humildad lo moverá a hablar con la persona que, según él, lo ha ofendido a fin de restaurar la paz (Mateo 18:15). Una razón por la que a veces persisten los problemas entre cristianos es que uno de ellos —o los dos— es demasiado orgulloso para admitir la falta, o que el que toma la iniciativa de abordar al otro lo hace con aires de superioridad y en son de crítica. Por el contrario, la humildad verdadera contribuye muchísimo a resolver los desacuerdos.

20, 21. ¿Cuál es una de las mayores ayudas de que disponemos para ser humildes?

20 Una clave para desarrollar humildad es pedir la ayuda y el espíritu de Dios; pero recuerde que Dios “da bondad inmerecida [lo que también incluye su espíritu santo] a los humildes” (Santiago 4:6). Por eso, si tiene diferencias con un hermano en la fe, ruéguele a Jehová que lo ayude a admitir con humildad el mayor o menor grado de culpa que le corresponda a usted. Si alguien lo ofende y se disculpa sinceramente, sea humilde y perdónelo. En caso de que le cueste hacerlo, suplíquele a Jehová que le permita desarraigar del corazón todo asomo de altivez.

21 Comprender los muchos beneficios de la humildad debería impulsarnos a cultivar y mantener tan valiosa virtud. Para lograrlo, tenemos en Jehová Dios y en Jesucristo dos magníficos ejemplos. Nunca olvidemos la siguiente garantía divina: “El resultado de la humildad y del temor de Jehová es riquezas y gloria y vida” (Proverbios 22:4).

Preguntas para meditar

• ¿Quiénes son los mejores ejemplos de humildad?

• ¿Por qué es difícil cultivar la humildad?

• ¿Qué puede ayudarnos a ser humildes?

• ¿Por qué es tan importante que no dejemos de ser humildes?

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 26]

Jesús fue verdaderamente humilde

[Ilustración de la página 28]

El mundo anima a las personas a esforzarse por ser superiores a los demás

[Reconocimiento]

Foto de la OMS por L. Almasi/K. Hemzǒ

[Ilustración de la página 29]

La humildad nos ayuda a abordar a los extraños en nuestro ministerio

[Ilustraciones de la página 30]

Las diferencias suelen resolverse cubriéndolas humildemente con amor

[Ilustraciones de la página 31]

Son muchas las maneras como el cristiano puede mostrar humildad