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‘Hagamos todas las cosas sin murmurar’

‘Hagamos todas las cosas sin murmurar’

‘Hagamos todas las cosas sin murmurar’

“Sigan haciendo todas las cosas libres de murmuraciones.” (FILIPENSES 2:14.)

1, 2. ¿Qué consejo dio el apóstol Pablo a los cristianos de Filipos y Corinto, y por qué razón?

EN LA carta que Pablo escribió por inspiración divina a la congregación de Filipos, el apóstol alabó a aquellos cristianos del siglo primero por su generosidad y celo, y les expresó su alegría por las buenas obras que estaban llevando a cabo. Aun así, les recordó que siguieran “haciendo todas las cosas libres de murmuraciones” (Filipenses 2:14). ¿Por qué dio este consejo el apóstol?

2 Pablo sabía adónde puede llevar la murmuración. Unos años antes le había recordado a la congregación de Corinto los peligros que entrañaba. Señaló que los israelitas habían encolerizado a Jehová repetidas veces cuando estuvieron en el desierto. ¿De qué maneras? Deseando cosas perjudiciales, entregándose a la idolatría y la fornicación, poniendo a prueba a Jehová y murmurando. Pablo entonces exhortó a los corintios a aprender de estos ejemplos, diciendo: “Ni seamos murmuradores, así como algunos de ellos murmuraron, de modo que perecieron por el destructor” (1 Corintios 10:6-11).

3. ¿Por qué nos interesa el tema de la murmuración?

3 Nosotros, como siervos de Jehová, manifestamos un espíritu parecido al de la congregación de Filipos. Somos celosos de obras excelentes y nos amamos los unos a los otros (Juan 13:34, 35). Sin embargo, en vista del daño que causó la murmuración en el antiguo pueblo de Dios, hay razones para que tomemos a pecho el consejo de “[hacer] todas las cosas libres de murmuraciones”. Examinaremos primero algunos ejemplos de murmuración narrados en las Escrituras, y después veremos cómo podemos protegernos de esta amenaza.

Una malvada asamblea murmura contra Jehová

4. ¿Cómo murmuraron los israelitas en el desierto?

4 El término hebreo que significa “murmurar, refunfuñar, quejarse o gruñir” se usa en la Biblia en conexión con los hechos que tuvieron lugar durante los cuarenta años que Israel vagó por el desierto. En ocasiones, los israelitas se sintieron descontentos con su situación y lo exteriorizaron murmurando. Por ejemplo, a las pocas semanas de haber sido liberados de la esclavitud egipcia, “toda la asamblea de los hijos de Israel empezó a murmurar contra Moisés y Aarón”. Se quejaron de la comida diciendo: “¡Si siquiera hubiéramos muerto por la mano de Jehová en la tierra de Egipto, mientras nos sentábamos junto a las ollas de carne, mientras comíamos pan hasta quedar satisfechos, porque ustedes nos han sacado a este desierto para hacer que toda esta congregación muera de hambre!” (Éxodo 16:1-3).

5. ¿Contra quién realmente iban dirigidas las murmuraciones de los israelitas?

5 Lo cierto es que Jehová cubrió las necesidades de los israelitas en el desierto, pues amorosamente les proporcionó comida y agua. El hambre nunca puso en peligro su supervivencia. Pero el descontento los llevó a exagerar la situación y a murmurar. Aunque sus quejas iban dirigidas contra Moisés y Aarón, Jehová consideró que era con él mismo con quien estaban descontentos. “Jehová ha oído sus murmuraciones que murmuran contra él —les dijo Moisés—. ¿Y qué somos nosotros? Sus murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.” (Éxodo 16:4-8.)

6, 7. Según el relato de Números 14:1-3, ¿cómo había cambiado la actitud de los israelitas?

6 Poco después se dio otro caso de murmuración. Moisés había enviado a doce hombres a espiar la Tierra Prometida, diez de los cuales regresaron con un informe desalentador. ¿Qué sucedió? Pues bien, “todos los hijos de Israel empezaron a murmurar contra Moisés y Aarón, y toda la asamblea empezó a decir contra ellos: ‘¡Si siquiera hubiéramos muerto en la tierra de Egipto, o si siquiera hubiéramos muerto en este desierto! ¿Y por qué está Jehová llevándonos a esta tierra [de Canaán] para caer a espada? Nuestras esposas y nuestros pequeñuelos llegarán a ser botín. ¿No es mejor volvernos a Egipto?’” (Números 14:1-3).

7 ¡Cómo había cambiado la actitud de los israelitas! La gratitud que sintieron al principio, cuando salieron de Egipto y cruzaron el mar Rojo, los había impulsado a cantar alabanzas a Jehová (Éxodo 15:1-21). Pero, debido a las incomodidades del desierto y el miedo a los cananeos, sustituyeron la gratitud por el descontento. En lugar de estar agradecidos a Dios por haberlos liberado, lo culparon de lo que, equivocadamente, consideraban una privación. Sus murmuraciones demostraron que no agradecían como era debido lo que Jehová les estaba dando. No extraña que él preguntara: “¿Hasta cuándo tendrá esta mala asamblea esta murmuración que está llevando a cabo contra mí?” (Números 14:27; 21:5).

Murmuraciones en el siglo primero

8, 9. Dé ejemplos de murmuración narrados en las Escrituras Griegas Cristianas.

8 Los ejemplos anteriores tienen que ver con personas que expresaron su descontento abiertamente. Veamos ahora otro tipo de murmuración. Cuando Jesucristo fue a Jerusalén en el año 32 con motivo de la fiesta de las Cabañas, “había mucho cuchicheo sobre Él entre la gente” (Juan 7:12, 13, 32, Pontificio Instituto Bíblico). Las muchedumbres hablaban de él por lo bajo: unos decían que era un hombre bueno, y otros que no.

9 En otra ocasión, cuando el recaudador de impuestos Leví (también llamado Mateo) invitó a su casa a Jesús y sus discípulos, “los fariseos y sus escribas se pusieron a murmurar, y decían a los discípulos de él: ‘¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?’” (Lucas 5:27-30). Algún tiempo después, en Galilea, “los judíos se pusieron a murmurar de [Jesús] porque había dicho: ‘Yo soy el pan que bajó del cielo’”. Hasta algunos de sus discípulos se escandalizaron por estas palabras y se pusieron a murmurar (Juan 6:41, 60, 61).

10, 11. ¿Por qué murmuraron los judíos de habla griega, y qué lección pueden aprender los ancianos del modo como se atendió aquella queja?

10 Un caso de murmuración que surgió unos días después del Pentecostés del año 33 tuvo un mejor desenlace. Muchos de los nuevos discípulos que habían venido del extranjero fueron acogidos amablemente por los hermanos de Judea, pero el reparto de suministros planteó un problema. Según el relato, “se suscitó una murmuración de parte de los judíos de habla griega contra los judíos de habla hebrea, porque a sus viudas se las pasaba por alto en la distribución diaria” (Hechos 6:1).

11 Aquella murmuración no fue como la de los israelitas en el desierto. Los judíos de habla griega no se quejaron egoístamente de su situación, sino que señalaron una falla en la ayuda que se daba a algunas viudas. Tampoco causaron un alboroto ni se rebelaron contra Jehová. Más bien, presentaron su queja a los apóstoles, quienes actuaron con rapidez al ver que la reclamación tenía fundamento. ¡Qué buen ejemplo pusieron los apóstoles para los ancianos cristianos de hoy! Estos pastores espirituales no “tapa[n] su oído al clamor quejumbroso del de condición humilde” (Proverbios 21:13; Hechos 6:2-6).

Cuidado con el efecto corrosivo de la murmuración

12, 13. a) ¿Con qué podrían compararse los efectos de la murmuración? b) ¿Qué pudiera llevar a una persona a quejarse?

12 La mayor parte de los ejemplos bíblicos que hemos analizado demuestran que la murmuración le causó mucho daño al antiguo pueblo de Dios. Por eso, debemos pensar detenidamente en el efecto corrosivo que puede tener en nuestro tiempo. Pongamos una comparación. Muchos metales tienden por naturaleza a corroerse, y si no se detiene el proceso cuando aparecen las primeras señales de herrumbre, acaban siendo inservibles. Un gran número de automóviles se venden como chatarra, no porque tengan fallas mecánicas, sino porque el metal se ha corroído tanto que el vehículo ya no es seguro. ¿Cómo podemos aplicar este ejemplo a la murmuración?

13 Tal como ciertos metales tienden a la corrosión, así también los seres humanos somos propensos a la queja, por lo que debemos estar alerta al aparecimiento de las primeras señales. Y así como una atmósfera húmeda y cargada de sal acelera la corrosión, del mismo modo la adversidad nos hace más proclives a murmurar. La tensión puede resultar en que hagamos una montaña de un grano de arena. En estos últimos días, a medida que empeoren las condiciones del mundo, es posible que tengamos más razones para sentirnos descontentos (2 Timoteo 3:1-5). Por lo tanto, un siervo de Jehová podría empezar a murmurar de sus hermanos. Quizás el motivo sea algo de poca importancia, como pudieran ser las debilidades, aptitudes o privilegios de servicio de otro cristiano.

14, 15. ¿Por qué no debemos pasar por alto la tendencia a quejarnos?

14 Sea cual sea la razón por la que nos sintamos descontentos, si no ponemos freno a la tendencia a quejarnos, puede que desarrollemos un espíritu de insatisfacción y nos volvamos murmuradores. Sí, la corrosión espiritual que produce la murmuración puede corrompernos por completo. Cuando los israelitas se quejaron de las condiciones de vida en el desierto, llegaron al extremo de culpar a Jehová (Éxodo 16:8). ¡No dejemos nunca que eso nos pase a nosotros!

15 Aunque los metales tienden a corroerse, esto se puede controlar recubriéndolos con pintura antioxidante y tratando de inmediato cualquier zona afectada. De la misma manera, si detectamos en nosotros una tendencia a quejarnos, podemos controlarla orando y adoptando sin demora las medidas necesarias. ¿Cuáles son estas medidas?

Veamos las cosas como las ve Jehová

16. ¿Cómo podemos eliminar cualquier tendencia a quejarnos?

16 La murmuración hace que centremos la atención en nosotros mismos y en nuestros problemas, y relega a un segundo plano las bendiciones de que gozamos como testigos de Jehová. A fin de eliminar cualquier tendencia a quejarnos, debemos tener muy presentes tales bendiciones. Reflexionemos sobre algunas: todos gozamos del privilegio de portar el nombre de Jehová (Isaías 43:10). Podemos hablar con el “Oidor de la oración” en todo momento y cultivar una relación estrecha con él (Salmo 65:2; Santiago 4:8). Nuestra vida tiene verdadero sentido porque entendemos la cuestión de la soberanía universal y porque tenemos el privilegio de ser fieles a Dios (Proverbios 27:11). Podemos participar de manera regular en la predicación de las buenas nuevas del Reino (Mateo 24:14). La fe en el sacrificio redentor de Jesucristo hace que tengamos una conciencia limpia (Juan 3:16). Todas estas son bendiciones de las que disfrutamos sin importar lo que tengamos que aguantar.

17. ¿Por qué debemos esforzarnos por ver las cosas como las ve Jehová, aun cuando tengamos un motivo de queja válido?

17 Procuremos ver las cosas desde el punto de vista de Jehová, y no desde el nuestro. “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas”, cantó el salmista David (Salmo 25:4). Si tenemos un motivo de queja válido, Jehová lo sabe. Él podría corregir de inmediato el problema. Entonces, ¿por qué a veces permite que perduren las adversidades? Quizás lo haga para ayudarnos a cultivar cualidades como la fe, el aguante y la gran paciencia (Santiago 1:2-4).

18, 19. Dé un ejemplo de la impresión que puede producir el que soportemos los inconvenientes sin quejarnos.

18 Soportar los inconvenientes sin quejarnos no solo contribuye a mejorar nuestra personalidad, sino que también puede causar una buena impresión en quienes nos observan. En el año 2003, un grupo de testigos de Jehová viajó en autobús de Alemania a Hungría para asistir a una asamblea. Al conductor, que no era Testigo, no le atraía mucho la idea de pasar diez días con ellos, pero al final del viaje había cambiado totalmente de opinión. ¿Qué motivó el cambio?

19 Aunque durante el trayecto surgieron varios contratiempos, los Testigos no se quejaron en ningún momento. El conductor dijo que eran los mejores pasajeros que había tenido; es más, prometió que la próxima vez que los Testigos fueran a su casa, los invitaría a pasar y los escucharía con atención. ¡Qué excelente impresión causaron estos pasajeros por “[hacer] todas las cosas libres de murmuraciones”!

El perdón promueve la unidad

20. ¿Por qué debemos perdonarnos los unos a los otros?

20 ¿Qué sucede si tenemos una queja contra un hermano en la fe? Si el asunto es grave, debemos aplicar los principios contenidos en las palabras de Jesús que se hallan en Mateo 18:15-17. Sin embargo, no siempre será necesario hacer esto, pues la mayor parte de las ofensas son de poca importancia. ¿Por qué, más bien, no aprovechamos la ocasión para perdonar? Pablo escribió: “Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó liberalmente a ustedes, así también háganlo ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión” (Colosenses 3:13, 14). ¿Hay en nuestro corazón sitio para el perdón? Pensemos en lo siguiente: ¿Acaso no tiene Jehová razones de sobra para quejarse de nosotros? Y aun así, nos muestra compasión y nos perdona una y otra vez.

21. ¿Cómo pudieran sentirse las personas que oyen a otros murmurar?

21 Sin importar cuál sea la ofensa, con murmurar no arreglamos nada. La palabra hebrea traducida “murmurar” también significa “rezongar”. ¿Verdad que por lo general nos sentimos incómodos en la presencia de alguien que siempre está murmurando? Puede que incluso tratemos de distanciarnos de él. Así también se sentirán los demás si estamos quejándonos o rezongando constantemente. De hecho, quizás se sientan tan incómodos que hasta deseen alejarse de nosotros. Murmurando podemos captar la atención de una persona, pero de ninguna forma nos ganamos su cariño.

22. ¿Qué escribió una joven acerca de los testigos de Jehová?

22 Ser generosos a la hora de perdonar promueve la unidad, algo que el pueblo de Jehová valora muchísimo (Salmo 133:1-3). En cierto país europeo, una joven católica de 17 años de edad escribió a la sucursal de los testigos de Jehová para expresar su admiración. Dijo: “Es la única organización que conozco en la que no existe odio, avaricia, intolerancia, egoísmo ni desunión entre sus miembros”.

23. ¿Qué trataremos en el siguiente artículo?

23 Si valoramos todas las bendiciones espirituales que recibimos como siervos del Dios verdadero, Jehová, promoveremos la unidad y no murmuraremos de otros hermanos por asuntos personales. El siguiente artículo mostrará cómo las cualidades cristianas impiden que caigamos en una forma aún más peligrosa de murmuración, a saber, la murmuración contra la parte terrestre de la organización de Jehová.

¿Recuerda usted?

• ¿Qué implica murmurar?

• ¿Con qué podemos comparar los efectos de la murmuración?

• ¿Qué nos ayudará a vencer la tendencia a quejarnos?

• ¿Cómo nos ayuda el deseo de perdonar a evitar la murmuración?

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 14]

Los israelitas en realidad murmuraron contra Jehová

[Ilustración de la página 17]

¿Procura ver las cosas como las ve Jehová?

[Ilustraciones de la página 18]

El perdón promueve la unidad entre los cristianos