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Demuestre su fe por su modo de vivir

Demuestre su fe por su modo de vivir

Demuestre su fe por su modo de vivir

“La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.” (SANTIAGO 2:17.)

1. ¿Por qué debían prestar atención los primeros cristianos tanto a la fe como a las obras?

LA GRAN mayoría de los cristianos del siglo primero demostraron su fe por su modo de vivir. El discípulo Santiago exhortó a todos los cristianos: “Háganse hacedores de la palabra, y no solamente oidores”. Y añadió: “Como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 1:22; 2:26). Unos treinta y cinco años después de que se escribieran estas palabras, muchos de ellos seguían demostrando su fe mediante obras. Pero, por desgracia, otros no. Por esta razón, aunque Jesús encomió a la congregación de Esmirna, a muchos cristianos de Sardis les dijo: “Conozco tus hechos, que tienes nombre de estar vivo, pero estás muerto” (Revelación [Apocalipsis] 2:8-11; 3:1).

2. ¿Qué debe preguntarse cada cristiano respecto a su fe?

2 Por lo tanto, Jesús animó a los cristianos de Sardis —y por extensión a todos los que más tarde leyeran sus palabras— a mantenerse despiertos espiritualmente y a manifestar el amor que en un principio sintieron por la verdad (Revelación 3:2, 3). Por consiguiente, cada uno de nosotros debe preguntarse: “¿Qué evidencian mis hechos? ¿Reflejan claramente que hago lo máximo posible por demostrar mi fe en todo aspecto de la vida, incluso en campos que no guardan relación directa con la predicación o las reuniones de la congregación?” (Lucas 16:10). Podríamos hablar de muchas facetas de la vida, pero centrémonos en una: las reuniones sociales, entre ellas las que suelen celebrarse después de una boda cristiana.

Reuniones sociales pequeñas

3. ¿Cuál es el punto de vista bíblico sobre las reuniones sociales?

3 A casi todos nos alegra que nos inviten a una reunión social de cristianos. Jehová es el “Dios feliz” y desea que sus siervos sean felices (1 Timoteo 1:11). Por eso inspiró a Salomón para que incluyera en la Biblia esta verdad: “Yo mismo encomié el regocijo, porque la humanidad no tiene nada mejor bajo el sol que comer y beber y regocijarse, y que esto los acompañe en su duro trabajo durante los días de su vida” (Eclesiastés 3:1, 4, 13; 8:15). Entre otras ocasiones, podemos disfrutar de tal regocijo en una comida familiar o en una pequeña reunión social de cristianos verdaderos (Job 1:4, 5, 18; Lucas 10:38-42; 14:12-14).

4. ¿Qué debe procurar todo el que organiza una reunión social?

4 Si usted va a organizar una reunión social y es el responsable de ella, debe planearla con cuidado. Esto es cierto aun cuando solo piense invitar a unos cuantos hermanos para comer y conversar amigablemente (Romanos 12:13). Procure que “todas las cosas se efectúen decentemente”, dejándose guiar por “la sabiduría de arriba” (1 Corintios 14:40; Santiago 3:17). El apóstol Pablo escribió: “Sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios. Eviten hacerse causas de tropiezo” (1 Corintios 10:31, 32). ¿Qué aspectos requerirán particular atención? Pensar en ellos de antemano le permitirá asegurarse de que tanto usted como sus invitados demuestren su fe mediante obras (Romanos 12:2).

¿Cómo será la reunión?

5. ¿Por qué debe el anfitrión pensar detenidamente en si servirá bebidas alcohólicas o pondrá música?

5 Muchos anfitriones se han enfrentado a la cuestión de si servir o no bebidas alcohólicas. En realidad, estas no son necesarias para que la reunión sea edificante. Recordemos lo que hizo Jesús para alimentar a un grupo considerable de personas que acudió a él: multiplicó unos pocos panes y pescados. El relato no dice que les diera vino milagrosamente, aunque sabemos que él podía haberlo hecho (Mateo 14:14-21). Si usted decide ofrecer bebidas alcohólicas en una reunión social, sea moderado en cuanto a la cantidad y asegúrese de que haya opciones atrayentes para los que prefieran no tomar alcohol (1 Timoteo 3:2, 3, 8; 5:23; 1 Pedro 4:3). Y desde luego, nunca haga que nadie se sienta presionado a beber; no olvide que, en muchas ocasiones, el alcohol “muerde justamente como una serpiente” (Proverbios 23:29-32). ¿Y con respecto a oír música y cantar? Si va a haber algún tipo de música, sin duda tendrá que seleccionar bien las canciones, teniendo en cuenta tanto el ritmo como la letra (Colosenses 3:8; Santiago 1:21). Muchos cristianos han comprobado que poner las Melodías del Reino o hasta entonarlas juntos contribuye a crear un ambiente agradable (Efesios 5:19, 20). Y, claro está, controle constantemente el volumen para que la música no impida disfrutar de la conversación ni moleste a los vecinos (Mateo 7:12).

6. En lo concerniente a la conversación y otras actividades, ¿cómo puede un anfitrión demostrar que tiene una fe viva?

6 En una reunión social, los cristianos pueden hablar de diversos temas, leer en voz alta alguna información o contar experiencias interesantes. Si la conversación se desvía hacia temas poco constructivos, el anfitrión puede volver a encauzarla con tacto. También estará atento para que nadie domine la conversación. Si ve que eso ocurre, puede tratar discretamente de hacer que otros participen, quizá preguntando algo a los jóvenes o planteando un tema que dé lugar a comentarios variados. De esta manera, tanto jóvenes como mayores disfrutarán de la ocasión. Si usted organiza una reunión de este tipo y la dirige con sabiduría y tacto, todos los presentes podrán ver que es una persona razonable (Filipenses 4:5). Observarán que tiene una fe viva, una fe que influye en todo aspecto de su vida.

Bodas y recepciones de bodas

7. ¿Por qué es necesario planificar bien las bodas y las actividades relacionadas?

7 Una boda cristiana es un motivo de especial alegría. De hecho, los siervos de Dios de la antigüedad, entre ellos Jesús y sus discípulos, asistieron a esas felices ocasiones, así como a los banquetes que tenían lugar después (Génesis 29:21, 22; Juan 2:1, 2). Ahora bien, en tiempos recientes, la experiencia ha demostrado que las actividades sociales relacionadas con las bodas deben planificarse con mucho cuidado para que reflejen buen juicio y equilibrio cristiano. Puesto que estas ocasiones son parte de la vida, constituyen oportunidades en que los cristianos pueden demostrar su fe.

8, 9. ¿Qué relación tienen las palabras de 1 Juan 2:16, 17 con lo que se hace en muchas bodas?

8 Muchas personas, que no conocen los principios divinos ni se preocupan por ellos, ven las bodas como ocasiones en las que se justifican las extravagancias, o por lo menos se toleran. En una revista europea, una recién casada describió así la “boda de ensueño” que celebró: “Íbamos en una carroza tirada por cuatro caballos, y detrás venían doce coches de caballos y un carruaje con una banda de música. Luego disfrutamos de un menú exquisito y de buena música. Fue espectacular. Tal como lo había soñado, fui reina por un día”.

9 Aunque las costumbres pueden variar de un país a otro, esta actitud no hace más que confirmar lo que escribió el apóstol Juan: “Todo lo que hay en el mundo —el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno— no se origina del Padre, sino que se origina del mundo”. ¿Puede usted imaginarse a una pareja de cristianos maduros queriendo tener una “boda de ensueño” con una recepción de cuento de hadas? Claro que no. Más bien, ambos tendrán en cuenta que “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:16, 17).

10. a) ¿Por qué es esencial la planificación para mantener una boda dentro de límites razonables? b) ¿Qué debe tenerse en cuenta al decidir a quiénes invitar?

10 Las parejas cristianas deben ser realistas y razonables, y la Biblia las puede ayudar a este respecto. Aunque el día de la boda es importante, saben que solo es el principio de su vida de casados y que tienen una vida eterna por delante. Los novios no tienen por qué celebrar un gran banquete de bodas. Ahora bien, en caso de que decidan ofrecer una recepción, deben calcular los gastos implicados y determinar qué clase de reunión será (Lucas 14:28). La Biblia indica que, cuando se casen, el esposo será el cabeza de familia (1 Corintios 11:3; Efesios 5:22, 23). Por lo tanto, el novio es el principal responsable de la recepción de bodas. Por supuesto, él tendrá en cuenta a su futura esposa y le consultará diversos aspectos, como a qué personas quieren o pueden convidar al banquete. Quizá no sea posible ni práctico invitar a todos sus amigos y parientes, de modo que tal vez deban tomar con prudencia algunas decisiones. Los novios deberían poder confiar en que si no les es posible invitar a algunos cristianos, estos serán comprensivos y no se ofenderán (Eclesiastés 7:9).

“El director del banquete”

11. ¿Qué función desempeña en una boda “el director del banquete”?

11 Si los novios optan por ofrecer una recepción de bodas, ¿cómo pueden asegurarse de que esta sea una ocasión digna? Ya por varias décadas, los testigos de Jehová han visto la sabiduría de adoptar una medida que se menciona en el relato del banquete de bodas al que Jesús asistió en Caná. En él había un “director del banquete”, de seguro un siervo de Jehová responsable (Juan 2:9, 10). Imitando este modelo, el novio prudente escogerá para esta función clave a un cristiano de probada madurez espiritual. El director del banquete debe asegurarse de cuáles son los deseos y preferencias del novio, pues esto le permitirá encargarse de diversos detalles, tanto antes de la recepción como durante ella.

12. ¿Qué debe tener en cuenta el novio respecto a las bebidas alcohólicas?

12 En armonía con lo que analizamos en el párrafo 5, algunas parejas deciden no ofrecer bebidas alcohólicas en el banquete, pues su abuso podría echar a perder la felicidad de la ocasión (Romanos 13:13; 1 Corintios 5:11). Ahora bien, si las ofrecen, el novio debe encargarse de que se sirvan con moderación y de que se limite la cantidad. Es cierto que en la boda de Caná hubo vino, y el que Jesús proporcionó era de excelente calidad. De hecho, el director de aquel banquete comentó: “Todo otro hombre pone primero el vino excelente, y cuando la gente está embriagada, el inferior. Tú has reservado el vino excelente hasta ahora” (Juan 2:10). Pero está claro que Jesús no estaba contribuyendo a que nadie se embriagara, pues él condenaba la borrachera (Lucas 12:45, 46). No obstante, al expresar su sorpresa por la calidad del vino, el director indicó que había visto bodas en las que algunos invitados se habían embriagado (Hechos 2:15; 1 Tesalonicenses 5:7). Por consiguiente, tanto el novio como el cristiano confiable a quien él designe como director del banquete deben asegurarse de que todos los presentes obedezcan este claro mandato: “No anden emborrachándose con vino, en lo cual hay disolución” (Efesios 5:18; Proverbios 20:1; Oseas 4:11).

13. ¿Qué debe analizar la pareja que piensa poner música en su banquete de bodas, y por qué?

13 Como en otras reuniones, si se decide poner música, deberá prestarse la debida atención a que el volumen no dificulte la conversación. A este respecto, un anciano cristiano comentó: “Conforme avanza la noche y la conversación se anima o comienza el baile, el volumen de la música suele subir. Lo que empezó como una suave música de fondo se vuelve tan fuerte que impide conversar. En una recepción de bodas tenemos la posibilidad de disfrutar de agradable compañía. ¡Qué triste es que el volumen de la música arruine esa oportunidad!”. También en este asunto, el novio y el director del banquete deben actuar de manera responsable. Por eso, no dejarán en manos de los músicos —contratados o no— el control del volumen y de la clase de música que se va a poner. Pablo escribió: “Cualquier cosa que hagan en palabra o en obra, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús” (Colosenses 3:17). Cuando los invitados se vayan a casa, ¿qué impresión se llevarán de la música que se escuchó en el banquete o recepción? ¿Demostraba que la pareja ‘estaba haciendo todo en el nombre de Jesús’? Así debería ser.

14. ¿Con qué agradable recuerdo se deberían quedar los cristianos tras asistir a una boda?

14 En efecto, una boda bien organizada suele ser recordada con mucho agrado. Adam y Edyta, que llevan treinta años casados, dijeron sobre una boda: “Se respiraba un ambiente cristiano. Hubo canciones de alabanza a Jehová, pero también otras diversiones apropiadas. El baile y la música no fueron lo más importante. Fue una ocasión muy agradable y animadora, y todo se hizo de acuerdo con los principios bíblicos”. Es evidente, pues, que la novia y el novio pueden demostrar de muchas maneras que su fe está respaldada por obras.

Los regalos de boda

15. ¿Qué principios bíblicos son aplicables a los regalos de boda?

15 En muchos países es común que los amigos y parientes den un regalo a los novios. Si usted desea hacer eso, ¿qué debe tener presente? Pues bien, recuerde el comentario del apóstol Juan sobre “la exhibición ostentosa del medio de vida de uno”. Él no dijo que esa fuera la actitud de los cristianos que manifiestan su fe con obras, sino la del “mundo [que] va pasando” (1 Juan 2:16, 17). En vista de estas palabras inspiradas, ¿estaría bien que los recién casados anunciaran delante de todos quién les ha hecho cada regalo? Los cristianos de Macedonia y de Acaya contribuyeron de sus bienes para los hermanos de Jerusalén, pero nada indica que se anunciaran sus nombres (Romanos 15:26). Y en nuestros días, muchos cristianos prefieren que no se den a conocer sus nombres cuando hacen un regalo de bodas, pues no desean atraer excesiva atención sobre sí mismos. A este respecto, conviene repasar el consejo de Jesús que se halla en Mateo 6:1-4.

16. En relación con los regalos de boda, ¿qué evitarán hacer los recién casados para no herir los sentimientos de otras personas?

16 Anunciar los nombres de las personas que hacen los regalos podría “promov[er] competencias” para ver quién hizo el mejor obsequio o el más costoso. Por lo tanto, los recién casados deben ser prudentes y no revelar en público tales nombres, pues quizá avergüencen a los que no pudieron permitirse hacer un regalo (Gálatas 5:26; 6:10). Por supuesto, no tiene nada de malo que los novios sepan quién les ha hecho un regalo u otro. Pueden enterarse mediante una tarjeta que lo acompañe, pero que no se leerá en público. Ya sea al comprar, al dar o al recibir regalos de boda, todos tenemos oportunidad de demostrar que, incluso en cuestiones personales como estas, nuestra fe influye en nuestros actos. *

17. ¿Qué objetivo deben tener los cristianos en lo que respecta a su fe y sus obras?

17 Demostrar nuestra fe sin duda implica más que observar ciertas normas morales, asistir a las reuniones cristianas y participar en la predicación. En realidad, nuestro objetivo es tener una fe viva que gobierne todos nuestros actos. Así demostraremos nuestra fe mediante “hechos plenamente ejecutados” en todas las facetas de la vida, incluso en las que hemos examinado (Revelación 3:2).

18. ¿Cómo podemos aplicar las palabras de Juan 13:17 a las bodas cristianas y las reuniones sociales?

18 Después de poner un magnífico ejemplo a sus apóstoles fieles al lavarles humildemente los pies, Jesús les dijo: “Si saben estas cosas, felices son si las hacen” (Juan 13:4-17). Es probable que donde vivamos no sea necesario ni normal lavarle los pies a otra persona, como por ejemplo a un huésped a quien recibimos en casa. Pero en este artículo hemos visto que hay otros aspectos de la vida —entre ellos las reuniones sociales y las bodas cristianas— en los que podemos demostrar nuestra fe con obras que reflejen amor y consideración. Tanto si vamos a casarnos como si somos invitados a una boda o a la recepción posterior, todos los cristianos queremos demostrar nuestra fe mediante obras.

[Nota]

^ párr. 16 En el siguiente artículo, titulado “Cómo hacer de su boda una ocasión digna y feliz”, se examinan otros aspectos de las bodas y las recepciones de boda.

¿Qué respondería?

¿Cómo puede demostrar su fe...

• ... al organizar una reunión social?

• ... al organizar una boda o una recepción de bodas?

• ... al dar o recibir regalos de boda?

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 24]

Incluso cuando invite a pocas personas, guíese por “la sabiduría de arriba”