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Mantengámonos en el amor de Dios

Mantengámonos en el amor de Dios

Mantengámonos en el amor de Dios

“Amados, [...] manténganse en el amor de Dios, [...] con vida eterna en mira.” (JUDAS 20, 21.)

1, 2. ¿Qué debemos hacer para permanecer en el amor de Dios?

JEHOVÁ ama tanto a los seres humanos que entregó a su Hijo unigénito para que quienes ejerzan fe en él tengan vida eterna (Juan 3:16). ¡Qué bendición sentirnos tan queridos! Está claro que todos los siervos de Jehová deseamos sentir ese amor eternamente.

2 Pues bien, el discípulo Judas explicó qué debemos hacer para permanecer en el amor de Dios. Escribió lo siguiente: “Edificándose sobre su santísima fe, y orando con espíritu santo, manténganse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de nuestro Señor Jesucristo con vida eterna en mira” (Judas 20, 21). Por lo tanto, es preciso que fortalezcamos la “santísima fe” —esto es, las enseñanzas cristianas— estudiando la Palabra de Dios y predicando las buenas nuevas. Además, hemos de orar “con espíritu santo”, o sea, sometiéndonos a su influencia. Y para obtener la vida eterna, también debemos demostrar fe en el sacrificio redentor de Jesucristo (1 Juan 4:10).

3. ¿Por qué han dejado de ser testigos de Jehová algunas personas?

3 Por desgracia, algunas personas que en un tiempo tuvieron fe no han permanecido en el amor de Dios. Han escogido la senda del pecado y, por eso, han dejado de ser testigos de Jehová. ¿Qué podemos hacer para que a nosotros no nos ocurra lo mismo? Reflexionar sobre los aspectos que analizaremos a continuación nos ayudará a no pecar y a mantenernos en el amor de Dios.

Demostremos nuestro amor a Dios

4. ¿Por qué es tan importante obedecer a Dios?

4 Demostramos que amamos a Dios cuando obedecemos sus mandatos (Mateo 22:37). El apóstol Juan escribió: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). Es muy importante que la obediencia a Dios forme parte de nuestra vida. Si así lo hacemos, tendremos las fuerzas para resistir las tentaciones y seremos más felices. Como dijo el salmista: “Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos [...]. Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová” (Salmo 1:1, 2).

5. ¿A qué nos motivará el amor a Jehová?

5 El amor a Jehová nos motivará a esforzarnos por no cometer un pecado grave que deshonre su nombre. “No me des ni pobreza ni riqueza —pidió Agur en oración—. Déjame devorar el alimento prescrito para mí, para que no vaya a quedar satisfecho y realmente te niegue y diga: ‘¿Quién es Jehová?’, y para que no venga a parar en pobreza y realmente hurte y acometa el nombre de mi Dios.” (Proverbios 30:1, 8, 9.) Por lo tanto, resolvámonos a no ‘acometer el nombre de Dios’ haciendo algo que lo deshonre. Más bien, procuremos siempre realizar buenas acciones que le den gloria (Salmo 86:12).

6. ¿Qué puede pasar si pecamos deliberadamente?

6 Para resistir la tentación de pecar, también debemos orar de continuo a nuestro amoroso Padre celestial y pedirle ayuda (Mateo 6:13; Romanos 12:12). Si seguimos los consejos divinos, nuestras oraciones no se verán estorbadas (1 Pedro 3:7). Pero si pecamos deliberadamente, las consecuencias pueden ser desastrosas, ya que Jehová no permite que las oraciones de las personas rebeldes lleguen hasta él. Es como si les bloqueara el paso con una masa de nubes (Lamentaciones 3:42-44). Así pues, seamos humildes y pidamos ayuda a Dios para no hacer nada que estorbe nuestras oraciones (2 Corintios 13:7).

Demostremos amor por el Hijo de Dios

7, 8. ¿Cómo nos ayudan los mandamientos de Jesús a rechazar las tentaciones de caer en el pecado?

7 Mostrar amor a Jesucristo obedeciendo sus mandamientos nos permitirá rechazar cualquier tentación de caer en el pecado. “Si observan mis mandamientos —señaló Jesús—, permanecerán en mi amor, así como yo he observado los mandamientos del Padre y permanezco en su amor.” (Juan 15:10.) ¿Cómo nos ayudan las enseñanzas de Jesús a permanecer en el amor de Dios?

8 Cuando las aplicamos en nuestra vida, nos ayudan a mantener nuestros principios morales. Veamos un ejemplo. Mediante la Ley, Dios mandó al pueblo de Israel: “No debes cometer adulterio” (Éxodo 20:14). Sin embargo, Jesús explicó el principio que había detrás de ese mandato: “Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mateo 5:27, 28). Por su parte, el apóstol Pedro dijo que algunos miembros de la congregación del siglo primero tenían “ojos llenos de adulterio” y “cautiva[ba]n almas inconstantes” (2 Pedro 2:14). ¿Cómo podemos evitar ese mismo proceder inmoral? Tenemos que amar y obedecer a Dios y a su Hijo, así como resolvernos a conservar nuestra buena relación con ellos.

Dejémonos guiar por el espíritu de Jehová

9. En relación con el espíritu santo, ¿qué puede sucedernos si persistimos en el pecado?

9 Para mantenernos en el amor de Dios, también es necesario pedir su espíritu santo y dejar que nos guíe (Lucas 11:13; Gálatas 5:19-25). Si persistiéramos en el pecado, Jehová podría retirarnos su espíritu. Consciente de este hecho, David suplicó a Dios después de haber pecado con Bat-seba: “No me arrojes de delante de tu rostro; y tu espíritu santo, oh, no me lo quites” (Salmo 51:11). El rey Saúl, por el contrario, sí llegó a perder el espíritu de Dios. ¿Por qué? Saúl pecó al ofrecer un sacrificio quemado y perdonar la vida al rey de los amalequitas, así como al rebaño y a la vacada. Sin embargo, no se arrepintió, de modo que Jehová le retiró su espíritu santo (1 Samuel 13:1-14; 15:1-35; 16:14-23).

10. ¿Por qué debemos borrar de nuestra mente la sola idea de pecar?

10 Por lo tanto, borremos de nuestra mente la sola idea de pecar. El apóstol Pablo escribió: “Si voluntariosamente practicamos el pecado después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad, no queda ya sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 10:26-31). ¡Qué lamentable sería llegar a ese extremo!

Demostremos verdadero amor al prójimo

11, 12. ¿Cómo impiden el amor y el respeto que caigamos en la inmoralidad sexual?

11 El amor al prójimo impedirá que caigamos en la inmoralidad sexual (Mateo 22:39). ¿De qué manera? Motivándonos a proteger el corazón. Así evitaremos que este nos engañe y nos lleve a querer arrebatarle a una persona el cariño de su cónyuge, lo que podría conducirnos al adulterio (Proverbios 4:23; Jeremías 4:14; 17:9, 10). Hagamos como el justo Job, quien nunca se fijó en otra mujer que no fuera su esposa (Job 31:1).

12 Respetar la santidad del matrimonio también evitará que pequemos. Dios se propuso que las relaciones sexuales en el marco de un matrimonio honorable fueran el medio de transmitir la vida (Génesis 1:26-28). Recordemos que los órganos sexuales están relacionados con la vida, y que esta es sagrada. Por consiguiente, quienes cometen fornicación o adulterio desobedecen a Dios, degradan el acto sexual, demuestran falta de respeto por la santidad del matrimonio y pecan contra su propio cuerpo (1 Corintios 6:18). En efecto, el amor a Dios y al prójimo y la obediencia a las normas divinas son fundamentales, pues evitarán que uno se comporte de tal modo que tenga que ser expulsado de la congregación cristiana.

13. ¿En qué sentido “destruye cosas valiosas” la persona inmoral?

13 Para no causar daño a nuestros seres queridos, tenemos que quitarnos de la mente cualquier idea pecaminosa. Proverbios 29:3 indica: “El que tiene compañerismo con las prostitutas destruye cosas valiosas”. Así es: el adúltero que no se arrepiente destruye su relación con Dios y destroza los vínculos familiares. Debido a su mal proceder, su esposa tiene base bíblica para divorciarse (Mateo 19:9). Sea el hombre o la mujer quien cometa adulterio, la ruptura de un matrimonio causa mucho daño al cónyuge inocente y a los hijos, además de a otras personas. ¿No es verdad que conocer los efectos destructivos de la inmoralidad debería impulsarnos a resistir las tentaciones?

14. ¿Qué lección sobre el pecado extraemos de Proverbios 6:30-35?

14 Asimismo, saber que no hay forma de compensar al cónyuge inocente debería impelernos a no cometer un acto tan egoísta como es el adulterio. Proverbios 6:30-35 muestra que la gente quizá se compadezca de un ladrón que roba para comer, pero desprecia al adúltero por sus malos motivos. De hecho, el que comete adulterio “está arruinando su propia alma”, es decir, su vida. Bajo la Ley mosaica se le hubiera condenado a muerte (Levítico 20:10). Con tal de satisfacer su apetito sexual, al adúltero no le importa el daño que pueda causar. Si no se arrepiente, no permanecerá en el amor de Dios y será expulsado de la congregación cristiana, que es limpia y pura.

Mantengamos una conciencia limpia

15. ¿En qué condición se encuentra la conciencia marcada “como si fuera con hierro de marcar”?

15 Si queremos permanecer en el amor de Dios, no podemos permitir que nuestra conciencia se vuelva insensible con respecto al pecado. Por esa razón, no adoptamos las degradantes normas morales del mundo, y tenemos mucho cuidado al escoger nuestras compañías, lecturas y formas de entretenimiento. Pablo advirtió: “En períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios, por la hipocresía de hombres que hablan mentiras, marcados en su conciencia como si fuera con hierro de marcar” (1 Timoteo 4:1, 2). Una conciencia marcada “como si fuera con hierro de marcar” es como el tejido insensible de una cicatriz. En semejante condición, la conciencia ha perdido la capacidad de prevenirnos del peligro que suponen los apóstatas y otras situaciones que podrían desviarnos de la fe.

16. ¿Por qué es tan importante tener una conciencia limpia?

16 Nuestra salvación depende de que tengamos una conciencia limpia (1 Pedro 3:21). Como hemos puesto fe en la sangre derramada de Jesús, nuestra conciencia ha quedado limpia de obras muertas, lo que nos permite rendir “servicio sagrado al Dios vivo” (Hebreos 9:13, 14). Si pecáramos deliberadamente, tendríamos contaminada la conciencia y ya no seríamos personas limpias, aptas para servir a Dios (Tito 1:15). Pero con la ayuda de Jehová, podremos mantener una buena conciencia.

Otras maneras de evitar la mala conducta

17. ¿Cómo nos beneficia ‘seguir plenamente a Jehová’?

17 Una forma más de evitar el pecado es ‘seguir plenamente a Jehová’, al igual que hizo Caleb en tiempos del antiguo Israel (Deuteronomio 1:34-36). Hagamos siempre lo que Dios exige de nosotros y ni siquiera contemplemos la posibilidad de sentarnos a “la mesa de demonios” (1 Corintios 10:21). Rechacemos con firmeza la apostasía y recibamos agradecidos el alimento espiritual que solo se ofrece en la mesa de Jehová. Si así lo hacemos, ni los falsos maestros ni las fuerzas espirituales malignas nos engañarán (Efesios 6:12; Judas 3, 4). Concentrémonos en actividades espirituales, como el estudio de la Biblia, la asistencia a las reuniones y el ministerio del campo. Si seguimos plenamente a Jehová y nos mantenemos ocupados en la obra del Señor, de seguro seremos felices (1 Corintios 15:58).

18. ¿Cómo influirá el temor a Jehová en nuestra conducta?

18 Resolvámonos también a “rendir a Dios servicio sagrado [...] con temor piadoso y reverencia” (Hebreos 12:28). Un temor reverencial a Jehová nos impulsará a rechazar cualquier mal camino. Además, nos ayudará a vivir en armonía con el consejo que Pedro dio a otros cristianos ungidos: “Si ustedes invocan al Padre que juzga imparcialmente según la obra de cada cual, compórtense con temor durante el tiempo de su residencia forastera” (1 Pedro 1:17).

19. ¿Por qué debemos aplicar de continuo lo que aprendemos en la Palabra de Dios?

19 Asimismo, debemos aplicar de continuo lo que aprendemos en la Palabra de Dios. Esto contribuirá a que no pequemos gravemente, pues estaremos entre “los que mediante el uso tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto” (Hebreos 5:14). Así pues, vigilemos nuestra manera de hablar y comportarnos a fin de andar como sabios, “comprándo[nos] todo el tiempo oportuno que queda” en estos días inicuos. “Siga[mos] percibiendo cuál es la voluntad de Jehová” y llevémosla a cabo (Efesios 5:15-17; 2 Pedro 3:17).

20. ¿Por qué debemos evitar la codicia?

20 No nos dejemos arrastrar por la codicia, es decir, el deseo intenso de poseer lo que pertenece a otros. Uno de los Diez Mandamientos dice: “No debes desear [“no codicies”, según la Nueva Versión Internacional] la casa de tu semejante. No debes desear la esposa de tu semejante, ni su esclavo, ni su esclava, ni su toro, ni su asno, ni cosa alguna que pertenezca a tu semejante” (Éxodo 20:17). Esta ley protegía a la esposa, los siervos y los animales del israelita, así como su casa y demás pertenencias. Pero la razón más importante para evitar la codicia es que, como declaró Jesús, esta contamina al hombre (Marcos 7:20-23).

21, 22. ¿Qué medidas podría tomar el cristiano para no pecar?

21 También debemos tomar medidas para que los malos deseos no nos conduzcan al pecado. El discípulo Santiago escribió: “Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. Entonces el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte” (Santiago 1:14, 15). Veamos algunos ejemplos de lo que se podría hacer. Alguien que en el pasado ha tenido problemas con la bebida quizá opte por no tener bebidas alcohólicas en su hogar. O para no entablar una relación impropia con un miembro del sexo opuesto, el cristiano tal vez tenga que trasladarse a otra área de trabajo, o incluso cambiar de empleo (Proverbios 6:23-28).

22 Es preciso que no demos ni siquiera el primer paso que nos lleve a pecar. El flirteo y los pensamientos inmorales quizá acaben en fornicación o adulterio. Las mentiras pequeñas pueden dar pie a otras más grandes y a que la persona se acostumbre a mentir. Cometer pequeños robos puede corromper la conciencia de alguien hasta el punto de no importarle robar a mayor escala. Incluso una ligera tolerancia de ideas apóstatas pudiera conducirnos a la apostasía declarada (Proverbios 11:9; Revelación [Apocalipsis] 21:8).

¿Y si ya hemos pecado?

23, 24. ¿Cómo nos brindan consuelo las palabras de 2 Crónicas 6:29, 30 y Proverbios 28:13?

23 Todos los seres humanos somos imperfectos (Eclesiastés 7:20). Pero si cometemos un pecado grave, nos servirá de consuelo la oración que el rey Salomón ofreció durante la inauguración del templo de Jehová. Él pidió a Dios: “Sea cual fuere la oración, sea cual fuere la petición de favor que se haga de parte de cualquier hombre o de todo tu pueblo Israel —porque ellos conocen cada cual su propia plaga y su propio dolor—; cuando él realmente extienda las palmas de las manos hacia esta casa, entonces dígnate oír tú mismo desde los cielos, el lugar de tu morada, y tienes que perdonar y dar a cada uno conforme a todos sus caminos, porque tú conoces su corazón (porque solo tú mismo conoces bien el corazón de los hijos de la humanidad)” (2 Crónicas 6:29, 30).

24 Así es, Dios conoce nuestro corazón y está dispuesto a perdonarnos. Proverbios 28:13 asegura: “El que encubre sus transgresiones no tendrá éxito, pero al que las confiesa y las deja se le mostrará misericordia”. Si nos arrepentimos, confesamos nuestro pecado y dejamos de practicarlo, Dios nos mostrará misericordia. Ahora bien, ¿y si nos encontramos débiles espiritualmente? ¿Qué más podemos hacer para permanecer en el amor de Dios?

¿Qué respondería?

¿Qué debemos hacer para permanecer en el amor de Dios?

• ¿Cómo nos ayudan el amor a Dios y a Cristo a rechazar las tentaciones de caer en el pecado?

• ¿Cómo nos impide caer en la inmoralidad sexual el verdadero amor al prójimo?

• ¿De qué maneras podemos evitar la mala conducta?

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 21]

Judas nos dice cómo mantenernos en el amor de Dios

[Ilustración de la página 23]

La ruptura de un matrimonio causa mucho daño al cónyuge inocente y a los hijos

[Ilustración de la página 24]

¿Estamos resueltos a ‘seguir plenamente a Jehová’, como hizo Caleb?

[Ilustración de la página 25]

Pidamos ayuda a Dios de continuo a fin de resistir las tentaciones