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“Hijos, sean obedientes a sus padres”

“Hijos, sean obedientes a sus padres”

“Hijos, sean obedientes a sus padres”

“Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo.” (EFESIOS 6:1.)

1. ¿Por qué podemos decir que la obediencia nos protege?

SI HOY estamos vivos, tal vez sea por haber obedecido, a diferencia de otros que no obedecieron y por eso han muerto. ¿Qué hemos obedecido? Las advertencias. Por ejemplo, hay veces que nuestro cuerpo “maravillosamente hecho” nos advierte del peligro (Salmo 139:14). Imaginemos que nuestros ojos ven negros nubarrones y que nuestros oídos escuchan el estallido de los truenos. Luego, el pelo se nos eriza debido a la carga eléctrica del aire. Quienes han aprendido lo que estas señales significan saben que se acerca una peligrosa tormenta y que deben buscar refugio, ya que el granizo o los rayos pueden quitarles la vida.

2. ¿Por qué necesitan advertencias los hijos, y por qué deben obedecer a sus padres?

2 Los jóvenes necesitan que se les advierta de los peligros que los amenazan, y sus padres tienen el deber de hacerlo. Joven, quizá recuerdes cuando te decían: “No toques el fuego, que te vas a quemar”. “No te acerques al río, que te puedes ahogar.” “Mira a los dos lados antes de cruzar la calle.” Por desgracia, muchos niños han resultado heridos o hasta han muerto por ser desobedientes. Obedecer a tus padres “es justo”, es decir, correcto y apropiado. Pero también es lo más sabio (Proverbios 8:33). Otro texto bíblico dice que ser obediente es “muy agradable” a nuestro Señor Jesucristo. Y además, Dios te manda que obedezcas a tus padres (Colosenses 3:20; 1 Corintios 8:6).

La obediencia tiene recompensas eternas

3. ¿Qué es “la vida de verdad” para la mayoría de nosotros, y qué tienen que hacer los hijos para disfrutar de ella?

3 La obediencia a tus padres protege tu “vida de ahora”, pero además hará posible que disfrutes de la vida “que ha de venir”, llamada “la vida que realmente lo es” o “la vida de verdad” (1 Timoteo 4:8; 6:19; Nuevo Testamento de José María Valverde). Para la mayoría de nosotros, “la vida de verdad” es una vida sin fin sobre la Tierra en el nuevo mundo de Dios, que él promete a quienes siguen fielmente sus mandamientos. Y entre estos, uno de los más importantes dice así: “‘Honra a tu padre y a tu madre’; que es el primer mandato con promesa: ‘Para que te vaya bien y dures largo tiempo sobre la tierra’”. Por tanto, si obedeces a tus padres, serás feliz. Tendrás un futuro seguro y podrás disfrutar de la vida eterna en un paraíso terrestre (Efesios 6:2, 3).

4. ¿Cómo pueden los hijos honrar a Dios, y cómo les beneficia hacerlo?

4 Cuando obedeces a tus padres, los honras, y también honras a Dios, ya que es él quien te da el mandato de obedecerles. Al mismo tiempo, te beneficias tú. La Biblia dice: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies a ti mismo” (Isaías 48:17; 1 Juan 5:3). ¿Cómo te beneficia ser obediente? Pues bien, tu obediencia hace felices a tus padres, y ellos sin duda te mostrarán de diversas maneras lo complacidos que están, de modo que tú también serás más feliz (Proverbios 23:22-25). Pero lo principal es que harás feliz a tu Padre celestial, y él te recompensará de formas que ni te imaginas. Veamos ahora el ejemplo de Jesús, quien ‘hizo siempre las cosas que agradaban’ a su Padre celestial, y por ello, disfrutó de su bendición y su protección (Juan 8:29).

Jesús, un buen trabajador

5. ¿Por qué podemos decir que Jesús fue un buen trabajador?

5 Jesús fue el primogénito de su madre, María. Su padre adoptivo, José, era carpintero, y probablemente fue él quien le enseñó este oficio a Jesús (Mateo 13:55; Marcos 6:3; Lucas 1:26-31). ¿Qué clase de carpintero crees tú que fue Jesús? Cuando vivía en el cielo —antes de que María lo concibiera de manera milagrosa siendo virgen—, Jesús, personificando a la sabiduría, había afirmado: “Llegué a estar [al] lado [de Dios] como un obrero maestro, y llegué a ser aquella con quien él estuvo especialmente encariñado día a día”. Como vemos, Dios estaba complacido con él, ya que Jesús fue un buen trabajador en el cielo. ¿No crees, entonces, que cuando Jesús estuvo en la Tierra también debió de esforzarse por ser un joven trabajador y un buen carpintero? (Proverbios 8:30; Colosenses 1:15, 16.)

6. a) ¿Por qué crees que Jesús debió de trabajar en casa cuando era joven? b) ¿Cómo pueden los hijos imitar a Jesús?

6 No hay duda de que Jesús jugaba cuando era pequeño, como lo hacían los niños de tiempos bíblicos (Zacarías 8:5; Mateo 11:16, 17). Pero puedes estar seguro de que, siendo el hijo mayor de una familia humilde, tendría tareas que hacer aparte de aprender el oficio de carpintero. Con el tiempo se dedicó por entero a la labor de predicar, hasta el punto de sacrificar su propia comodidad (Lucas 9:58; Juan 5:17). ¿Puedes ver maneras de imitar a Jesús? ¿Te piden tus padres que ordenes tu habitación o que hagas otras tareas? ¿Te animan a adorar a Dios asistiendo a las reuniones cristianas y hablando de tus creencias a la gente? ¿Cómo crees que habría respondido Jesús si se le hubieran pedido cosas como estas?

Un excelente estudiante y maestro de la Biblia

7. a) ¿Con quiénes, posiblemente, viajó Jesús para celebrar la Pascua? b) ¿Dónde estaba Jesús cuando los demás comenzaron el viaje de regreso, y por qué estaba allí?

7 Durante las tres fiestas judías, todos los miembros varones de las familias israelitas debían ir al templo para adorar a Jehová (Deuteronomio 16:16). Cuando Jesús tenía 12 años, parece que toda su familia viajó a Jerusalén para celebrar allí la Pascua, de modo que es casi seguro que también fueran sus medio hermanos y hermanas. Además, quizá los acompañara Salomé, quien probablemente era hermana de María, junto con su esposo, Zebedeo, y sus hijos, Santiago y Juan, que con el tiempo llegaron a ser apóstoles (Mateo 4:20, 21; 13:54-56; 27:56; Marcos 15:40; Juan 19:25). * En el viaje de vuelta, José y María debieron de suponer que Jesús estaba con algunos parientes, así que al principio no notaron su ausencia. Cuando por fin lo hallaron tres días después, estaba en el templo, “sentado en medio de los maestros, [...] escuchándoles e interrogándolos” (Lucas 2:44-46).

8. ¿Qué hacía Jesús en el templo, y por qué quedaban asombrados quienes le escuchaban?

8 ¿En qué sentido ‘interrogaba’ Jesús a aquellos maestros? Es muy probable que el propósito de sus preguntas no fuera sencillamente satisfacer su curiosidad o conseguir información. La palabra griega que aquí se utiliza podría referirse a preguntas como las que se harían en un juicio y, por tanto, como las que se emplearían para responder a otras preguntas. Esto demuestra que, pese a su juventud, Jesús ya era tan buen estudiante de la Biblia que dejaba atónitos a expertos maestros religiosos. De hecho, la Biblia dice que “todos los que le escuchaban quedaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas” (Lucas 2:47).

9. ¿Cómo puedes seguir el ejemplo de Jesús en lo relacionado con el estudio de la Biblia?

9 ¿Por qué te parece que, a tan temprana edad, Jesús podía dejar asombrados con su conocimiento de las Escrituras a maestros de experiencia? Entre otras cosas, porque contaba con la bendición de tener unos padres temerosos de Dios que desde niño le impartieron la enseñanza divina (Éxodo 12:24-27; Deuteronomio 6:6-9; Mateo 1:18-20). Además, podemos tener la seguridad de que José llevaba a Jesús a la sinagoga para que escuchara mientras se leían y comentaban las Escrituras. ¿Tienes tú la bendición de que tus padres se sienten contigo a estudiar la Biblia y te lleven a las reuniones de la congregación? ¿Valoras sus esfuerzos, tal como Jesús valoró los de sus padres? ¿Hablas a otras personas de lo que aprendes, igual que hizo Jesús?

Jesús fue sumiso

10. a) ¿Por qué debían haberse imaginado los padres de Jesús dónde encontrarlo? b) ¿Por qué es Jesús un ejemplo excelente para todos los jóvenes?

10 ¿Cómo crees que María y José se sintieron cuando, después de tres días, encontraron a Jesús en el templo? Sin duda, muy aliviados. No obstante, a Jesús le sorprendió que sus padres no se hubieran imaginado dónde estaba. Ambos sabían que él había tenido un nacimiento milagroso. Y aunque no conocieran todos los detalles, seguramente sabrían algo de su futuro papel como Salvador y Rey del Reino de Dios (Mateo 1:21; Lucas 1:32-35; 2:11). Por eso les preguntó: “¿Por qué tuvieron que andar buscándome? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?”. Sin embargo, Jesús volvió obedientemente con sus padres a Nazaret, y la Biblia indica que “continuó sujeto a ellos”. Además, “su madre guardaba cuidadosamente todos estos dichos en su corazón” (Lucas 2:48-51).

11. ¿Qué lección sobre la obediencia puedes aprender de Jesús?

11 ¿Se te hace fácil imitar a Jesús y obedecer siempre a tus padres? ¿O te parece que a menudo no entienden el mundo de hoy y que tú sabes más que ellos? Es verdad que quizá sepas más de algunas cosas, como de teléfonos celulares, de computadoras o de otros aparatos modernos. Pero piensa en Jesús, quien dejó “asombrados de su entendimiento y de sus respuestas” a maestros de gran experiencia. Probablemente reconocerás que, en comparación con él, sabes muy poco. Aun así, Jesús fue sumiso a sus padres. Eso no significa necesariamente que siempre estuviera de acuerdo con sus decisiones. Sin embargo, “continuó sujeto a ellos” durante toda su adolescencia. ¿Ves alguna lección que puedas aprender de su ejemplo? (Deuteronomio 5:16, 29.)

Obedecer no es fácil

12. ¿Cómo puede la obediencia salvarte la vida?

12 No siempre es fácil ser obediente, como lo demuestra un incidente ocurrido hace unos años. Dos niñas estaban a punto de cruzar corriendo una autopista de seis carriles. “¡Vamos, John! Vienes con nosotras, ¿no?”, le dijeron a un compañero que se dirigía a un paso elevado cercano. Al ver que dudaba, una de ellas quiso provocarlo y le gritó: “¡Eres un gallina!”. Aunque no tenía miedo, John contestó: “Lo siento, pero tengo que obedecer a mi madre”. Momentos más tarde, sobre el paso elevado, John oyó un chirrido de neumáticos y miró hacia abajo, justo en el instante en que un automóvil atropellaba a las dos niñas. Una de ellas murió, y la otra quedó tan malherida que le tuvieron que amputar una pierna. La madre de las niñas, que les había advertido que cruzaran siempre por el paso elevado, le dijo más tarde a la madre de John: “¡Ojalá ellas hubieran sido tan obedientes como tu hijo!” (Efesios 6:1).

13. a) ¿Por qué debes obedecer a tus padres? b) ¿Cuándo estaría justificado que un hijo no hiciera lo que sus padres piden?

13 ¿Por qué dice Dios: “Hijos, sean obedientes a sus padres”? Pues bien, al obedecer a tus padres, también le obedeces a él. Además, tus padres tienen más experiencia que tú. Por ejemplo, pensemos en la madre de John. Tan solo cinco años antes, el hijo de una amiga suya había perdido la vida... tratando de cruzar esa misma autopista. Claro, quizá haya veces que no sea fácil obedecer a tus padres, pero Dios te manda hacerlo. Ahora bien, si tus padres u otras personas te piden que mientas, robes o hagas algo que Jehová no aprueba, entonces debes “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. Esa es la razón por la que, tras decir “sean obedientes a sus padres”, la Biblia añade “en unión con el Señor”. Esto significa que debes obedecer a tus padres en todo lo que esté en armonía con las leyes divinas (Hechos 5:29).

14. ¿Por qué es más fácil para una persona perfecta ser obediente, pero por qué tendría que aprender más al respecto?

14 ¿Te parece que si fueras perfecto —es decir, “incontaminado [y] separado de los pecadores” como Jesús—, te resultaría siempre fácil obedecer a tus padres? (Hebreos 7:26.) Es verdad que si fueras perfecto no tendrías la tendencia a hacer lo que es malo, como te sucede ahora (Génesis 8:21; Salmo 51:5). No obstante, hasta el propio Jesús tuvo que aprender algunas lecciones sobre la obediencia. La Biblia señala: “Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por las cosas que sufrió” (Hebreos 5:8). ¿Cómo le ayudó el sufrimiento a aprender una lección acerca de la obediencia que nunca había tenido que aprender en el cielo?

15, 16. ¿Cómo aprendió Jesús la obediencia?

15 Con la guía divina, José y María protegieron a Jesús de todo daño cuando era pequeño (Mateo 2:7-23). Sin embargo, con el tiempo, Dios le retiró la protección sobrenatural. El sufrimiento mental y físico que Jesús tuvo que pasar fue tan grande que la Biblia dice que “ofreció ruegos y también peticiones [...] con fuertes clamores y lágrimas” (Hebreos 5:7). ¿Cuándo sucedió eso?

16 En particular, durante las últimas horas de su vida en la Tierra, cuando Satanás intentó por todos los medios quebrantar su integridad a Dios. Es evidente que a Jesús lo atormentaba la idea de que morir como un malhechor pudiera manchar el buen nombre de su Padre. Tanto es así, que en el jardín de Getsemaní “continuó orando más encarecidamente; y su sudor se hizo como gotas de sangre que caían al suelo”. Pocas horas después, la muerte que sufrió en un madero de tormento fue tan dolorosa que elevó a Dios “fuertes clamores [con] lágrimas” (Lucas 22:42-44; Marcos 15:34). De esta forma, Jesús “aprendió la obediencia por las cosas que sufrió”, y así alegró el corazón de su Padre. Ahora que está en los cielos, Jesús puede comprender el dolor que sentimos cuando luchamos por ser obedientes (Proverbios 27:11; Hebreos 2:18; 4:15).

Aprende la lección de la obediencia

17. ¿Cómo debemos ver la disciplina que recibimos?

17 Cuando tu padre y tu madre te disciplinan, lo hacen por tu bien, porque te quieren. La Biblia pregunta: “¿Qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?”. ¿Verdad que sería lamentable que tus padres no te quisieran lo bastante como para dedicar tiempo y energías a corregirte? De igual modo, Jehová te corrige porque te ama. “Es cierto que ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo, después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia.” (Hebreos 12:7-11.)

18. a) ¿Qué demuestra el padre que disciplina con cariño a su hijo? b) ¿Qué influencia positiva ha tenido la disciplina amorosa en la vida de personas que conoces?

18 Salomón, a quien Jesús se refirió como un hombre de gran sabiduría, habló de la necesidad de que los padres corrijan con amor a sus hijos. Este rey del antiguo Israel escribió: “El que retiene su vara odia a su hijo, pero el que lo ama es el que de veras lo busca con disciplina”. Incluso dijo que, mediante la corrección amorosa, se puede librar de la muerte la propia alma del hijo (Proverbios 13:24; 23:13, 14; Mateo 12:42). Cierta cristiana comenta que, de pequeña, cuando se portaba mal en las reuniones, su padre le advertía que iba a castigarla en cuanto llegaran a casa. Ahora recuerda a su padre con cariño por haberla disciplinado con amor, pues eso ha tenido una influencia muy positiva en su vida.

19. ¿Por qué razón, principalmente, debes obedecer a tus padres?

19 Si tus padres te aman tanto que dedican tiempo y energías a disciplinarte con amor, tienes motivos para estar agradecido. Obedéceles, tal como nuestro Señor Jesucristo obedeció a sus padres, José y María. Pero, principalmente, obedéceles porque quien te lo manda es tu Padre celestial, Jehová. Si así lo haces, recibirás muchas recompensas, pues ‘te irá bien y durarás largo tiempo sobre la tierra’ (Efesios 6:2, 3).

[Nota]

^ párr. 7 Véase la obra Perspicacia para comprender las Escrituras, vol. 2, págs. 908, 909, editada por los testigos de Jehová.

¿Qué responderías?

¿Cómo se benefician los hijos que obedecen a sus padres?

• Cuando Jesús era niño, ¿qué ejemplo dio en cuanto a obedecer a sus padres?

• ¿Cómo aprendió Jesús la obediencia?

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 24]

A la edad de 12 años, Jesús ya conocía muy bien las Escrituras

[Ilustración de la página 26]

¿Por qué podemos decir que Jesús aprendió la obediencia por las cosas que sufrió?