La fe de una madre triunfa sobre la tragedia
La fe de una madre triunfa sobre la tragedia
“Si estáis leyendo esta carta, es porque en la operación algo no ha salido bien y ya no estoy con vosotras.”
ESTAS fueron las palabras con las que una madre cristiana llamada Carmen dio inicio a la carta que escribió a sus tres hijas, de 25, 19 y 16 años de edad. En efecto, la operación no resultó como se esperaba y, lamentablemente, Carmen murió.
La idea de tener que dejar a tres hijas en circunstancias tan dolorosas es suficiente como para partirle el corazón a cualquier madre. Sin embargo, Carmen pudo hacer frente a esta tragedia gracias a la fe firme que tenía en Jehová y sus promesas. Esa fe le infundió gran paz interior, una paz que puede apreciarse en toda su hermosura a lo largo de la conmovedora carta que dejó a sus hijas. Veamos lo que les dijo:
“Ante todo, os digo que os quiero con todo mi corazón. [...] Sois las mejores hijas que una madre pueda tener y estoy muy orgullosa de vosotras.
”Me hubiera encantado que continuáramos juntas hasta el nuevo mundo [...], pero ya que no puede ser, pido a Jehová que os ayude hasta entonces a que seáis fieles y le sigáis mostrando lealtad como estáis haciendo ahora. Sabéis que juntas hemos pasado por muchas pruebas y que Jehová nunca nos ha abandonado. [...] Así pues, seguid confiando en las directrices que marque su organización y apoyando a su congregación y a los ancianos, predicando todo cuanto podáis y queriendo a los hermanos.
”Esta será una separación temporal. [...] Os ruego que me perdonéis todos los errores que haya cometido, por todas las veces que no os haya comprendido o dicho cuánto os quiero. Sé que cada una de vosotras tiene una necesidad especial y diferente; Jehová lo sabe también, mejor que vosotras mismas, y Él os dará todo lo que necesitéis y os recompensará por todo lo sufrido.
”No perdáis de vista vuestra meta, que es el nuevo mundo. [...] Tenéis que seguir luchando por conseguirlo. Le pido a Jehová que os bendiga y os haga fuertes para que seáis fieles hasta el final. [...] No estéis tristes. ¡Preciosas, os quiero!”
Una tragedia puede sobrevenirle a cualquiera en el momento menos esperado. “El tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos”, escribió el rey Salomón de la antigüedad (Eclesiastés 9:11). No obstante, quienes confían plenamente en Dios pueden tener la misma certeza que tenía el apóstol Pablo, quien dijo: “Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, [...] ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor” (Romanos 8:38, 39; Hebreos 6:10).