Ir al contenido

Ir al índice

Un joven rico toma una mala decisión

Un joven rico toma una mala decisión

Un joven rico toma una mala decisión

AQUEL gobernante joven y rico era una persona recta, religiosa y respetuosa de la ley. Cuando llegó hasta Jesús, se puso de rodillas y le preguntó: “Buen Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar vida eterna?” (Marcos 10:17).

Jesús le indicó que debía obedecer los mandamientos de Dios. Entonces el joven le pidió que fuera más específico, así que Jesús dijo: “No debes asesinar, No debes cometer adulterio, No debes hurtar, No debes dar falso testimonio, Honra a tu padre y a tu madre, y, Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”. Aquellos eran mandamientos básicos de la Ley que Dios entregó a Moisés. Pero el joven insistió: “Todos estos los he guardado; ¿qué me falta aún?” (Mateo 19:16-20).

El relato indica que “Jesús sintió amor por él” y le dijo: “Una cosa falta en cuanto a ti: Ve, vende las cosas que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sé mi seguidor” (Marcos 10:18-21).

De repente, el joven gobernante se vio ante una importante decisión. ¿Qué haría? ¿Estaría dispuesto a renunciar a las riquezas materiales y hacerse discípulo de Jesús, o se aferraría a sus posesiones? Es decir, ¿preferiría tener tesoros en la Tierra, o tesoros en el cielo? La decisión no debió de resultarle nada fácil. Es evidente que este joven estaba interesado en los valores espirituales, pues obedecía la Ley e incluso había preguntado qué más podía hacer para obtener el favor de Dios. Pero ¿qué decidió finalmente? “Se fue contristado, porque tenía muchas posesiones.” (Marcos 10:22.)

Aquel joven gobernante obviamente tomó una mala decisión, pues si se hubiera convertido en un fiel discípulo de Jesús, podría haber alcanzado la vida eterna que tanto anhelaba. La Biblia no explica qué ocurrió con este joven después de aquel suceso. Lo que sí sabemos es que, unos cuarenta años después, muchos judíos perdieron todo lo que tenían —incluso sus vidas— cuando el ejército romano asoló Jerusalén y gran parte de Judea.

A diferencia del joven gobernante, el apóstol Pedro y otros discípulos sí tomaron una buena decisión: dejaron “todas las cosas” y siguieron a Jesús. ¡Y qué sabio fue eso! Jesús les dijo que los beneficios compensarían con creces todo lo que habían dejado atrás, e incluso que heredarían la vida eterna. Sin duda, estos hombres jamás se arrepintieron de su decisión (Mateo 19:27-29).

Todos tenemos que tomar decisiones en la vida. Puede que algunas no sean muy importantes, pero otras sí lo son. ¿Qué dijo Jesús al respecto? ¿Aceptará usted sus consejos? Si lo hace, recibirá abundantes recompensas. A continuación analizaremos de qué formas podemos seguir a Jesús y beneficiarnos de lo que él enseñó.