¿Lo sabía?
¿Lo sabía?
¿Le agradaba a Dios que los israelitas practicaran la astrología?
Según cierto diccionario, la astrología es el “estudio de la influencia que tienen sobre la vida y los acontecimientos humanos la posición y el movimiento de los cuerpos celestes”. A medida que la Tierra viaja alrededor del Sol, al observador terrestre le parece que las constelaciones van cambiando de posición. Pues bien, desde tiempos antiguos ha habido personas que afirman que dichos movimientos tienen un significado oculto.
Todo indica que la astrología nació en la antigua Babilonia, pues allí se adoraba a las estrellas y a las constelaciones. Los israelitas comenzaron a practicar esta forma de culto cuando se desviaron de la religión verdadera. Tanto fue así que, para el tiempo del rey Josías, la astrología se había extendido por todo Judá. Ahora bien, hacía siglos que Dios había dejado claro lo que pensaba sobre este asunto, pues en la Ley mosaica había prohibido, bajo pena de muerte, adorar a las estrellas (Deuteronomio 17:2-5).
Una de las medidas que tomó el rey Josías para restaurar la religión verdadera fue proscribir los sacrificios “al sol y a la luna y a las constelaciones del zodíaco y a todo el ejército de los cielos”. ¿Por qué lo hizo? Según indica el relato bíblico, porque quería “andar tras Jehová y [...] guardar sus mandamientos” (2 Reyes 23:3-5). Sin duda, este rey dio un buen ejemplo a todos los que desean adorar a Dios “con espíritu y con verdad” (Juan 4:24).
¿Quiénes eran los “Hijos de Zeus” mencionados en Hechos 28:11?
El libro bíblico de Hechos cuenta que el apóstol Pablo, durante su viaje a Roma, navegó de Malta a Puteoli en un barco que llevaba en lo alto de la proa dos esculturas de los “Hijos de Zeus” (Hechos 28:11). En aquella época, el uso de estas figuras, llamadas mascarones, estaba muy extendido.
Según la mitología grecorromana, Zeus (Júpiter) y Leda tuvieron dos hijos gemelos, Cástor y Pólux. A estos “Hijos de Zeus” se los consideraba, entre otras cosas, expertos marinos capaces de controlar el viento y el mar. Con el tiempo, se los empezó a venerar como dioses patronos de los marineros. Los navegantes les presentaban sacrificios e invocaban su protección cuando se producían tormentas. Además, creían que estos dioses gemelos demostraban su poder manifestándose en lo que se conoce como el fuego de Santelmo, una ráfaga luminosa que a veces aparece sobre los mástiles de las embarcaciones durante tormentas fuertes.
El culto a Cástor y Pólux se extendió por todo el mundo grecorromano, y cierta fuente antigua menciona específicamente su existencia en la región cercana a Cirene, en el norte de África. El barco del que habla el relato de Hechos procedía de Alejandría (Egipto), una ciudad cercana a Cirene.
[Ilustración de la página 9]
ESTELA BABILONIA DEL REY NAZIMARUTTASH, RODEADO DE CONSTELACIONES
[Ilustración de la página 9]
DENARIO CON LA IMAGEN DE LOS “HIJOS DE ZEUS” (114-113 ANTES DE NUESTRA ERA)
[Reconocimientos de la página 9]
Estela: Réunion des Musées Nationaux/Art Resource, NY; moneda: gentileza de Classical Numismatic Group, Inc./cngcoins.com