¿Lo sabía?
¿Lo sabía?
¿Qué actividades tenían lugar en las puertas de la ciudad en tiempos bíblicos?
▪ La mayoría de las ciudades de tiempos bíblicos estaban rodeadas por murallas. Muchas de las puertas de entrada daban a espacios abiertos que servían de punto de encuentro y centro de actividades comerciales. Allí se comentaban las últimas noticias y se daban anuncios de interés público, por lo que era un buen lugar para que los profetas proclamaran sus mensajes (Jeremías 17:19, 20). Cierta obra explica que “prácticamente todas las transacciones públicas se realizaban en las puertas de la ciudad o cerca de ellas” (The Land and the Book [La tierra y el libro]).
Por poner un caso, cuando Abrahán compró una propiedad que pertenecía a Efrón para utilizarla como sepultura familiar, lo hizo “ante los ojos de los hijos de Het, entre todos los que entraban por la puerta de su ciudad” (Génesis 23:7-18). Allí también se resolvían asuntos legales. Por ejemplo, cuando Boaz cumplió con la ley del matrimonio de levirato con respecto a Rut y la herencia de su difunto esposo, les pidió a diez ancianos de Belén que se sentaran a la puerta de la ciudad para servirle de testigos (Rut 4:1, 2). Además, los hombres de edad avanzada que actuaban como jueces solían sentarse en las puertas de la ciudad para escuchar los casos, dictar fallos y ejecutar sentencias (Deuteronomio 21:19).
¿Se sabe dónde estaban los yacimientos del valiosísimo oro de Ofir?
▪ En la Biblia se habla en diversas ocasiones del “oro de Ofir”. Una de ellas se encuentra en el libro de Job, donde se lo equipara con el “oro puro” (Job 28:15, 16). Unos seiscientos años después del tiempo de Job, el rey David reunió una importante cantidad de “oro de Ofir” para la construcción del templo de Jehová en Jerusalén. Su hijo Salomón también importó oro de Ofir (1 Crónicas 29:3, 4; 1 Reyes 9:28).
Según la Biblia, Salomón mandó construir una flota de barcos en Ezión-guéber, a orillas del mar Rojo, y en ellos le trajeron oro de Ofir (1 Reyes 9:26). Los expertos sitúan Ezión-guéber en el extremo superior del golfo de Aqaba, en el área de las actuales Elat y Aqaba. Desde allí los barcos podían llegar a cualquier punto del mar Rojo o a colonias comerciales más lejanas en las costas de África y de la India. Es posible que Ofir se encontrase en cualquiera de estas ubicaciones. Otros piensan que estaba en Arabia, donde se han hallado antiguas minas de oro e incluso se han explotado algunos yacimientos en épocas recientes.
Hay quienes creen que las minas de las que Salomón obtenía oro no son más que una leyenda. No obstante, el egiptólogo Kenneth A. Kitchen afirma: “Ofir no es un mito. Existe un óstracon [fragmento cerámico con una inscripción], que probablemente data del siglo VIII [antes de nuestra era], donde se puede leer la siguiente anotación contable en hebreo: ‘Oro de Ofir para Bet Horón: 30 siclos’. Esta inscripción demuestra que Ofir era un lugar donde realmente había oro. Lo mismo sucede con las expresiones ‘Oro de ‛Amau’, ‘Oro de Punt’ y ‘Oro de Cus’ de los textos egipcios, ya que hacen referencia al lugar de donde provenía el oro o a un oro del mismo tipo y calidad”.
[Ilustración de la página 15]
Abrahán en la puerta de la ciudad comprando un terreno
[Ilustración de la página 15]
Óstracon hebreo con una referencia a Ofir
[Reconocimiento]
Colección de la Autoridad de Antigüedades de Israel, foto © The Israel Museum, Jerusalem