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¿Será cierto que ya nada es pecado?

¿Será cierto que ya nada es pecado?

¿Será cierto que ya nada es pecado?

NO HACE tanto, los sacerdotes clamaban desde el púlpito contra los famosos “siete pecados capitales”: soberbia, avaricia, envidia, ira, lujuria, gula y pereza. En sus encendidos sermones exhortaban a los fieles a arrepentirse para no sufrir las terribles consecuencias del pecado. Pero la realidad actual es diferente. “Hoy día —señala cierto escritor—, la mayoría de los mensajes religiosos ignoran la incómoda realidad del pecado y se centran en hacer sentir bien a los feligreses.”

Esta tendencia no les ha pasado desapercibida a los periodistas, quienes han hecho comentarios como los siguientes:

▪ “Términos como pecado, arrepentimiento y redención están pasados de moda; lo que ahora se estila son los conceptos terapéuticos relacionados con la autoestima y la realización personal.” (Star Beacon, de Ashtabula, Ohio.)

▪ “Prácticamente se ha perdido el temor al pecado.” (Newsweek.)

▪ “Ya nadie se plantea: ‘¿Qué espera Dios de mí?’, sino: ‘¿Qué puede hacer Dios por mí?’.” (Chicago Sun-Times.)

En la sociedad pluralista y tolerante en la que vivimos, no está bien visto hacer juicios morales, pues se considera políticamente incorrecto. Si hay algo que a casi todo el mundo le parece mal, es precisamente juzgar los actos ajenos. “Tus ideas pueden servirte a ti —dicen algunos—, pero no debes tratar de imponérselas a los demás. Cada cual tiene su propia escala de valores. Nadie puede ser tajante y decir: ‘Esto está bien y esto está mal’. La opinión de los demás es tan válida como la tuya.”

Curiosamente, este cambio de mentalidad ha empezado a reflejarse en el vocabulario cotidiano. Así, muchos ya solo emplean la palabra pecado para hacer comentarios graciosos. Además, han cambiado la forma de referirse a ciertos actos que antes se consideraban pecado. Hoy se evitan expresiones como “cometer adulterio”, “vivir en pecado” o “ser homosexual”, y en su lugar se habla de “tener una aventura”, “vivir juntos” o “tener una orientación sexual diferente”.

Salta a la vista que los criterios de la sociedad han cambiado notablemente. ¿A qué se debe esta nueva mentalidad? ¿Será cierto que ya nada es pecado? Y ¿qué importancia tiene este tema para cada uno de nosotros?