Ir al contenido

Ir al índice

¿Lo sabía?

¿Lo sabía?

¿Lo sabía?

¿Quiénes eran “los de la casa de César” que Pablo mencionó en su carta a los Filipenses?

▪ Entre los años 60 y 61 de nuestra era, el apóstol Pablo escribió una carta desde Roma a la congregación de Filipos. En dicha carta incluyó saludos de “los de la casa de César”, quien en ese momento era el emperador Nerón (Filipenses 4:22). Ahora bien, podría parecer extraño que alguien de la casa de Nerón enviara saludos a unos cristianos. ¿Cuál es la explicación?

No hay que dar por sentado que “la casa de César” era necesariamente la familia inmediata del emperador. Más bien, la expresión se refiere a los miles de personas —entre ellas esclavos y libertos— que estaban a su servicio tanto en Roma como en las provincias. Algunos trabajaban en los palacios, tierras y demás propiedades del emperador —en puestos de servicio o de administración—, mientras que otros tal vez formaban parte del propio gobierno.

Todo indica que algunos de los que estaban al servicio del emperador en Roma se habían hecho cristianos, aunque no se sabe si fue debido al ministerio de Pablo. En cualquier caso, parece ser que tenían un interés especial por la congregación de Filipos. Como aquella ciudad era una colonia romana habitada por funcionarios del gobierno y soldados retirados, es posible que algunos cristianos filipenses fueran amigos de “los de la casa de César”, cuyos saludos transmitió Pablo.

¿En qué consistía el matrimonio de levirato?

▪ En el antiguo Israel, si un hombre moría sin hijos varones, se esperaba que su hermano se casara con la viuda a fin de darle descendientes que perpetuasen el nombre de la familia (Génesis 38:8). Esta costumbre, que fue incorporada más tarde a la Ley mosaica, se conocía como matrimonio de cuñado, o de levirato (Deuteronomio 25:5, 6). Si el fallecido no tenía más hermanos vivos, otros varones de la familia tenían que cumplir con este deber, como lo muestra el caso de Boaz, narrado en el libro bíblico de Rut (Rut 1:3, 4; 2:19, 20; 4:1-6).

En Marcos 12:20-22 leemos que unos miembros de la secta de los saduceos hicieron referencia al matrimonio de levirato, lo que indica que en los días de Jesús seguía celebrándose. ¿Cuál era el objetivo de esta práctica? Flavio Josefo, historiador judío del siglo primero, explica que no solo conservaba el nombre familiar, sino que también mantenía las propiedades en la familia y protegía a la viuda. En aquella época, la mujer no tenía derecho a heredar los bienes de su difunto esposo, mientras que el hijo nacido del matrimonio de levirato sí podía recibir las posesiones del fallecido.

La Ley permitía a los parientes negarse a “edificar la casa de su hermano” —es decir, cumplir con el matrimonio de cuñado—, pero tal actitud era considerada una deshonra (Deuteronomio 25:7-10; Rut 4:7, 8).