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¿Cuándo fue destruida Jerusalén? Primera parte

¿Cuándo fue destruida Jerusalén? Primera parte

¿Cuándo fue destruida Jerusalén? Primera parte

¿Por qué es importante saberlo? ¿Qué muestran las pruebas?

Este es el primero de dos artículos que analizarán cuestiones relacionadas con la fecha en que fue destruida la antigua Jerusalén. Esta serie, que aparecerá en dos números consecutivos de La Atalaya, ofrece respuestas bien documentadas y basadas en la Biblia a preguntas que han intrigado a algunos lectores.

“Muchos historiadores y arqueólogos consideran que Jerusalén fue destruida en el año 586 ó 587 a.e.c. [antes de la era común]. * Entonces, ¿por qué dicen los testigos de Jehová que ocurrió en el año 607 a.e.c.? ¿Qué pruebas sustentan esa fecha?”

ASÍ se expresó uno de nuestros lectores. Pero ¿por qué debe interesarnos la fecha exacta en que el rey babilonio Nabucodonosor II arrasó Jerusalén? Primero, porque ese acontecimiento marcó un antes y un después en la historia del pueblo de Dios. Un historiador bíblico afirmó que ese suceso encaminó a los judíos a “una catástrofe, la gran catástrofe”. En esa fecha dejó de existir el templo que por más de cuatrocientos años había sido el centro de adoración del Dios Todopoderoso. Un salmista se lamentó así: “Dios mío, [...] han profanado tu Templo santo, han reducido a ruinas Jerusalén” (Salmo 79:1, Biblia de Navarra [BN]). *

La segunda razón para interesarnos en qué año exacto comenzó “la gran catástrofe” es que nuestra fe en la Palabra de Dios se verá reforzada. ¿Por qué? Porque nos ayudará a entender que la restauración de la religión verdadera en Jerusalén cumplió una profecía detallada. Así pues, ¿por qué defienden los Testigos una fecha que difiere en unos veinte años de la cronología más aceptada? En pocas palabras, por las pruebas que la misma Biblia aporta.

¿“Setenta años” para quién?

Años antes de la destrucción de Jerusalén, el profeta judío Jeremías dio una pista esencial para entender la cronología bíblica. “A todos los habitantes de Jerusalén” les advirtió: “Este país entero se convertirá en ruina, en espanto. Estas naciones servirán al rey de Babilonia setenta años” (Jeremías 25:1, 2, 11, BN). El profeta añadió más tarde: “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Conforme se cumplan setenta años en Babilonia yo dirigiré mi atención a ustedes, y ciertamente estableceré para con ustedes mi buena palabra trayéndolos de vuelta a este lugar’” (Jeremías 29:10). ¿Qué importancia tienen estos “setenta años”? ¿Y cómo nos ayuda este período de tiempo a concretar la fecha de la destrucción de Jerusalén?

Algunas traducciones vierten Jeremías 29:10 de forma diferente, y en vez de hablar de setenta años “en Babilonia”, dicen “para Babilonia” (BN). De ahí que algunos historiadores afirmen que este período de setenta años alude al dominio del Imperio babilónico. Según la cronología extrabíblica, los babilonios dominaron la tierra de la antigua Judá y Jerusalén durante unos setenta años, que van desde alrededor del año 609 a.e.c. hasta el 539 a.e.c., año en que la capital del imperio, Babilonia, fue conquistada.

No obstante, la Biblia indica que esos setenta años serían un castigo de Dios contra la gente de Judá y Jerusalén, un pueblo que se había comprometido a obedecerle (Éxodo 19:3-6). Cuando ellos se negaron a corregir su mala conducta, Dios les avisó: “Envío a buscar [...] a Nabucodonosor, rey de Babilonia, [...] contra este país, contra sus habitantes y contra todas las naciones de su alrededor” (Jeremías 25:4, 5, 8, 9, BN). Es cierto que las naciones vecinas también sufrirían la ira de Babilonia, pero Jeremías llamó a la destrucción de Jerusalén y a los setenta años de exilio que le seguirían “el castigo [...] de mi pueblo”, pues como él mismo señaló, “mucho ha pecado Jerusalén” (Lamentaciones 1:8; 3:42; 4:6, La Santa Biblia, Evaristo Martín Nieto, 1980).

Por tanto, la Biblia muestra que Judá fue castigada con dureza durante setenta años y que Dios utilizó a los babilonios como instrumento de castigo. Con todo, Dios les dijo a los judíos: “Cuando se cumplan setenta años [...], me ocuparé de ustedes [...] trayéndolos de nuevo a este lugar”, es decir, a Judá y Jerusalén (Jeremías 29:10, La Biblia de Nuestro Pueblo [BNP]).

¿Cuándo comenzaron los “setenta años”?

El historiador inspirado Esdras, quien vivió después de que se cumplieran los setenta años que profetizó Jeremías, escribió respecto al rey Nabucodonosor: “Desterró a Babilonia a los supervivientes de la matanza, donde se convirtieron en esclavos suyos y de sus descendientes, hasta la llegada del imperio persa. Así se cumplió la palabra del Señor pronunciada por medio de Jeremías: ‘Hasta que haya recuperado sus descansos sabáticos, el país descansará durante el tiempo de la desolación que durará setenta años’” (2 Crónicas 36:20, 21, La Palabra [LP]).

Esto significa que los setenta años serían un período de “descanso sabático” para la tierra de Judá y Jerusalén. Durante ese tiempo no sería cultivada: ni se plantarían semillas ni se podarían las viñas (Levítico 25:1-5, BN). En vista de la desobediencia del pueblo de Dios, entre cuyos pecados tal vez estuviera no guardar todos los años sabáticos, el castigo consistió en que su tierra no sería cultivada ni habitada por setenta años (Levítico 26:27, 32-35, 42, 43).

¿Cuándo estuvo la tierra de Judá desolada y abandonada? Lo cierto es que los babilonios, cumpliendo órdenes de Nabucodonosor, atacaron Jerusalén dos veces, y entre ambos ataques transcurrieron unos diez años. ¿Cuándo comenzaron los setenta años? No pudo ser tras el primer asedio. ¿Por qué no? Porque aunque en esa ocasión Nabucodonosor se llevó muchos prisioneros a Babilonia, también dejó gente en el país. Además, permitió que Jerusalén quedara en pie. Durante los años que siguieron a la primera deportación, “la clase de condición humilde” que quedó en Judá vivió de lo que producía la tierra (2 Reyes 24:8-17). Pero después, los acontecimientos dieron un giro radical.

A causa de una rebelión de los judíos, los babilonios regresaron a Jerusalén (2 Reyes 24:20; 25:8-10). Esta vez arrasaron la ciudad y su sagrado templo, y llevaron a muchos de sus habitantes al cautiverio en Babilonia. En dos meses, “todos [los que habían quedado] huyeron a Egipto, grandes y pequeños, junto con los oficiales, pues temían a los babilonios” (2 Reyes 25:25, 26, Nueva Versión Internacional). Fue solo entonces, en el séptimo mes judío de tisri (septiembre-octubre) de ese año, cuando la tierra quedó desolada y abandonada y comenzó su descanso sabático. Mediante el profeta Jeremías, Dios recordó a los refugiados judíos que estaban en Egipto: “Ustedes han visto todas las calamidades que envié sobre Jerusalén y sobre las ciudades de Judá: ahí las tienen hoy, arruinadas y sin habitantes” (Jeremías 44:1, 2, BNP). Así pues, todo apunta a que este suceso marcó el inicio de los setenta años. ¿Y en qué año ocurrió eso? Para responder a esta pregunta, debemos averiguar cuándo concluyeron los setenta años.

¿Cuándo concluyeron los “setenta años”?

El profeta Daniel, quien vivió en Babilonia “hasta la llegada del imperio persa”, calculó cuándo debían concluir los setenta años. “Yo, Daniel —escribió⁠—, estuve investigando en las Escrituras sobre los setenta años que tenía que permanecer Jerusalén en ruinas, según la palabra dirigida por el Señor al profeta Jeremías.” (Daniel 9:1, 2, LP.)

Esdras meditó en las profecías de Jeremías y asoció el final de los “setenta años” con el momento en que “Jehová movió el espíritu de Ciro rey de Persia; y éste hizo pasar pregón por todo su reino” (2 Crónicas 36:21, 22, Versión Moderna). ¿Cuándo fueron liberados los judíos? El pregón que puso fin al exilio se emitió en el primer año de Ciro, el rey de Persia (véase el recuadro  “Una fecha histórica aceptada por todos”). Y para el otoño del 537 a.e.c., los judíos habían regresado a Jerusalén a fin de restablecer la adoración verdadera (Esdras 1:1-5; 2:1; 3:1-5).

Así pues, la cronología bíblica indica que los setenta años fueron un período literal que finalizó en el año 537 a.e.c. Y si retrocedemos setenta años en el tiempo, llegamos a la fecha en que comenzó ese período: el año 607 a.e.c.

Ahora bien, si las pruebas que ofrecen las Escrituras inspiradas señalan que Jerusalén fue destruida en el año 607 a.e.c., ¿por qué aseguran muchos expertos que eso ocurrió en el 587 a.e.c.? Ellos se apoyan en dos fuentes de información: las obras de varios historiadores clásicos y el Canon de Tolomeo. ¿Son estas dos fuentes más confiables que las Santas Escrituras? Veamos.

Los historiadores clásicos

Los historiadores de épocas más cercanas a la destrucción de Jerusalén presentan datos distintos sobre los reyes neobabilónicos (véase el recuadro  “Reyes neobabilónicos”). * La secuencia de acontecimientos que ellos proponen no concuerda con la de la Biblia. Entonces, ¿se puede confiar en sus escritos?

Uno de los historiadores que vivió más cerca de la época neobabilónica fue Beroso, quien era babilonio y “sacerdote de Bel”. Escribió su obra Babyloniaca alrededor del año 281 a.e.c., pero actualmente solo se conservan fragmentos en los escritos de otros historiadores. Beroso afirma que empleó “libros que se habían conservado con gran esmero en Babilonia”.1 ¿Fue Beroso un historiador fidedigno? Examinemos un caso en particular.

Beroso escribió que el rey asirio Senaquerib ascendió al trono después del “reinado de [su] hermano”, y “después de él su hijo [Asarhaddón reinó] ocho años, y luego Sammuges [Šamaš-šum-ukin] veintiún años” (III, 2.1, 4). Sin embargo, documentos históricos babilónicos escritos mucho antes de la época de Beroso indican que Senaquerib sucedió en el trono a su padre, Sargón II, no a su hermano; que Asarhaddón gobernó doce años y no ocho, y que Šamaš-šum-ukin gobernó veinte años, no veintiuno. El historiador Robartus J. van der Spek admitió que Beroso consultó las Crónicas de Babilonia, pero escribió: “Esto no le impidió hacer sus propias añadiduras e interpretaciones”.2

¿Qué opinan sobre Beroso otros especialistas? “En el pasado se consideraba que Beroso era un historiador”, declaró Stanley M. Burstein, quien estudió a fondo las obras de Beroso. Y llegó a la siguiente conclusión: “Como historiador, su trabajo sería inaceptable. Incluso en su estado fragmentario actual, la Babyloniaca contiene inexactitudes que sorprenden por su obviedad [...]. Un historiador no puede equivocarse así, pero claro, el objetivo de Beroso no era elaborar un registro histórico”.3

Llegados a este punto, ¿qué piensa usted? ¿Deben calificarse los cálculos de Beroso como coherentes y exactos? ¿Y qué hay de otros historiadores antiguos que, en su mayor parte, basaron sus cronologías en los escritos de Beroso? ¿Puede decirse que sus conclusiones son dignas de confianza?

El Canon de Tolomeo

Esta lista de reyes de Claudio Tolomeo, astrónomo del siglo II de nuestra era, también se utiliza para respaldar la fecha tradicional de 587 a.e.c. El Canon está considerado la columna vertebral de la cronología de la historia antigua, que incluye el período neobabilónico.

Tolomeo compiló su lista unos seiscientos años después de finalizar el período neobabilónico. Entonces, ¿cómo determinó la fecha en que el primer rey de su lista comenzó a regir? Tolomeo explicó que empleó cálculos astronómicos —en parte basados en eclipses lunares⁠— “para calcular cuándo comenzó el reinado de Nabonasar”, el primer monarca de su lista.4 Christopher Walker, del Museo Británico, señaló que el Canon de Tolomeo estaba pensado “para facilitar a los astrónomos una cronología coherente”, y no “para dar a los historiadores una crónica exacta del ascenso y muerte de los reyes”.5

El profesor Leo Depuydt, uno de los defensores más entusiastas de Tolomeo, declaró: “Se sabe desde hace mucho que el Canon es astronómicamente fidedigno. [...] Pero eso no implica que lo sea en sentido histórico”. Y añadió: “Respecto a los primeros reyes [entre los que figuran los neobabilónicos], habría que comparar el Canon, reino por reino, con los textos cuneiformes”.6

¿Qué son los “textos cuneiformes” que nos permiten evaluar la exactitud histórica del Canon de Tolomeo? Son documentos escritos por escribas que vivieron durante la época neobabilónica o cerca de ella, como las Crónicas de Babilonia, listas de reyes y tablillas administrativas.7

¿Hay diferencias entre la lista de Tolomeo y los textos cuneiformes? En el recuadro de abajo, titulado  “Diferencias entre el Canon de Tolomeo y las tablillas antiguas”, se compara una porción del Canon con un documento cuneiforme. Observe que Tolomeo solo anotó cuatro reyes entre los gobernantes babilónicos Kandalanu y Nabonido. Sin embargo, en el texto cuneiforme que contiene la lista de reyes de Uruk aparecen siete reyes en ese mismo período. ¿Acaso esos reinados fueron breves e insignificantes? Según varias tablillas administrativas cuneiformes, uno de ellos duró siete años.8

Los documentos cuneiformes también indican que antes del reinado de Nabopolasar (el primer rey del período neobabilónico), otro rey (Ashur-etil-ilani) gobernó cuatro años en Babilonia. Además, durante más de un año el país no tuvo ningún rey.9 Ninguno de estos datos figura en el Canon de Tolomeo.

¿Por qué omitió Tolomeo a algunos monarcas? Al parecer, no creía que fueran legítimos gobernantes de Babilonia.10 Por ejemplo, excluyó a Labasi-Marduk, un rey neobabilónico. No obstante, existen documentos cuneiformes que confirman que los reyes omitidos por Tolomeo sí gobernaron Babilonia.

En general, se considera que el Canon de Tolomeo es exacto. Pero, en vista de las omisiones que hace, ¿puede servir de base para una cronología histórica incuestionable?

¿A qué conclusión nos llevan las pruebas?

Hagamos un resumen. La Biblia dice claramente que hubo un exilio que duró setenta años. Hay pruebas sólidas —que la mayoría de los especialistas aceptan⁠— de que los judíos exiliados habían regresado a su patria para el año 537 a.e.c. Si retrocedemos setenta años desde ese momento, hallamos que Jerusalén fue destruida en el año 607 a.e.c. Aunque los historiadores antiguos y el Canon de Tolomeo no concuerdan con esta fecha, lo cierto es que hay dudas razonables sobre la exactitud de sus escritos. Desde luego, la información que aportan estas dos fuentes no basta para cuestionar la cronología bíblica.

Sin embargo, todavía quedan preguntas por responder. ¿Es verdad que no existen pruebas históricas que respalden la fecha que la Biblia señala, es decir, el año 607 a.e.c.? ¿Qué demuestran documentos cuneiformes que se pueden fechar, muchos de los cuales fueron escritos por contemporáneos? Estas cuestiones se analizarán en el próximo número.

[Notas]

^ párr. 4 Ambos años aparecen en fuentes extrabíblicas. Para simplificar la redacción, en esta serie solo nos referiremos al año 587 a.e.c.

^ párr. 5 Los testigos de Jehová publican una traducción confiable de la Biblia conocida como la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Si usted no es testigo de Jehová, quizás prefiera consultar otras traducciones. En este artículo se citan varias versiones que gozan de amplia aceptación.

^ párr. 23 El Imperio neobabilónico comenzó con el reinado de Nabopolasar, el padre de Nabucodonosor, y terminó con el reinado de Nabonido. A los expertos les interesa este período porque abarca la mayor parte de los setenta años de la desolación de Judá y Jerusalén.

[Ilustraciones y recuadro de la página 28]

 UNA FECHA HISTÓRICA ACEPTADA POR TODOS

Fuentes en que se basan los expertos para calcular que Ciro II conquistó Babilonia en el año 539 a.e.c.:

Antiguos textos históricos y tablillas cuneiformes: Diodoro de Sicilia (c. 80-20 a.e.c.) escribió que Ciro subió al trono de Persia en “el año en que se celebraba la quincuagésima quinta Olimpíada” (Biblioteca Histórica, libro IX, 21). Ese año fue el 560 a.e.c. Según el historiador griego Heródoto (c. 485-425 a.e.c.), Ciro fue asesinado “después de un reinado, en total, de veintinueve años”, lo que implica que murió en el año treinta de su reinado, el 530 a.e.c. (Historia, libro I, Clío, 214). Las tablillas cuneiformes muestran que Ciro dominó la región del imperio babilónico por nueve años antes de fallecer. Si retrocedemos nueve años a partir de su muerte en el 530 a.e.c., llegamos al 539 a.e.c., cuando Ciro conquistó Babilonia.

Tablilla babilónica cuneiforme que confirma un dato clave: Esta tablilla astronómica de arcilla (BM 33066) confirma que Ciro falleció en el 530 a.e.c. Aunque contiene errores en las posiciones de los astros, describe dos eclipses lunares que tuvieron lugar en el séptimo año de Cambises II, hijo y sucesor de Ciro. Ambos eclipses coinciden con los observados en Babilonia el 16 de julio del 523 a.e.c. y el 10 de enero del 522 a.e.c., lo que indica que el séptimo año de Cambises comenzó en la primavera del 523 a.e.c. Eso convertiría al 529 a.e.c. en el primer año de su reinado. Por tanto, el último año de Ciro sería el 530 a.e.c., y el 539 a.e.c. el primero en que gobernó Babilonia.

[Reconocimiento]

Tablilla: © The Trustees of the British Museum

[Recuadro de la página 31]

EN RESUMEN

▪ Muchos historiadores afirman que Jerusalén fue destruida en el año 587 a.e.c.

▪ La cronología bíblica indica de manera inequívoca que la destrucción ocurrió en el año 607 a.e.c.

▪ Las conclusiones de los historiadores modernos se basan sobre todo en escritos de historiadores clásicos y en el Canon de Tolomeo.

▪ Algunos escritos de los historiadores clásicos contienen errores importantes y no siempre coinciden con los datos hallados en tablillas de arcilla.

[Recuadro de la página 31]

Notas y referencias bibliográficas

1. Babyloniaca (Chaldaeorum Historiae), libro I, 1.1.

2. Studies in Ancient Near Eastern World View and Society, pág. 295.

3. The Babyloniaca of Berossus, pág. 8.

4. Almagest, III, 7, traducido por G. J. Toomer, en Ptolemy’s Almagest, publicado en 1998, pág. 166. Tolomeo sabía que los babilonios podían calcular matemáticamente eclipses pasados y futuros, pues habían descubierto que cada dieciocho años se repiten eclipses similares (Almagest, IV, 2).

5. Mesopotamia and Iran in the Persian Period, págs. 17, 18.

6. Journal of Cuneiform Studies, tomo 47, 1995, págs. 106, 107.

7. El término cuneiforme se refiere a un sistema de escritura. Un escriba grababa signos sobre una tablilla de arcilla fresca valiéndose de un punzón con la punta en forma de cuña.

8. Sin-shar-ishkun gobernó siete años, y se han fechado 57 tablillas administrativas del período comprendido entre su ascenso al trono y su séptimo año (véase Journal of Cuneiform Studies, tomo 35, 1983, págs. 54-59).

9. La tablilla administrativa C.B.M. 2152 está fechada en el cuarto año de Ashur-etil-ilani (Legal and Commercial Transactions Dated in the Assyrian, Neo-Babylonian and Persian Periods​—Chiefly From Nippur, de A.T. Clay, 1908, pág. 74). Además, en las inscripciones de Nabonido descubiertas en la zona de Harrán (H1B, columna I, línea 30), este rey aparece justo antes de Nabopolasar (Anatolian Studies, tomo VIII [1958], págs. 35, 47). Para el período sin reyes, véase Assyrian and Babylonian Chronicles, crónica 2, línea 14, págs. 87, 88.

10. Algunos expertos sostienen que Tolomeo —quien supuestamente solo registró reyes de Babilonia⁠— omitió ciertos monarcas porque ostentaban el título de rey de Asiria. Pero como muestra el recuadro de la página 30, algunos gobernantes del Canon de Tolomeo también aparecen con ese título. Diversas tablillas administrativas, cartas cuneiformes e inscripciones prueban que Ashur-etil-ilani, Sin-shumu-lishir y Sin-shar-ishkun reinaron en Babilonia.

[Ilustración y tabla de la página 29]

 (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

REYES NEOBABILÓNICOS

Si estos historiadores son confiables, ¿por qué no coinciden en algunos datos?

Reyes

Nabopolasar

BEROSO c. 350-270 a.e.c. (21)

POLIHISTOR 105-? a.e.c. (20)

JOSEFO 37-?100 e.c. (—)

TOLOMEO c. 100-170 e.c. (21)

Nabucodonosor II

BEROSO c. 350-270 a.e.c. (43)

POLIHISTOR 105-? a.e.c. (43)

JOSEFO 37-?100 e.c. (43)

TOLOMEO c. 100-170 e.c. (43)

Awēl-Marduk

BEROSO c. 350-270 a.e.c. (2)

 POLIHISTOR 105-? a.e.c. (12)

JOSEFO 37-?100 e.c. (18)

TOLOMEO c. 100-170 e.c. (2)

Neriglissar

BEROSO c. 350-270 a.e.c. (4)

POLIHISTOR 105-? a.e.c. (4)

JOSEFO 37-?100 e.c. (40)

TOLOMEO c. 100-170 e.c. (4)

Labasi-Marduk

BEROSO c. 350-270 a.e.c. (9 meses)

POLIHISTOR 105-? a.e.c. (—)

JOSEFO 37-?100 e.c. (9 meses)

TOLOMEO c. 100-170 e.c. (—)

Nabonido

BEROSO c. 350-270 a.e.c. (17)

POLIHISTOR 105-? a.e.c. (17)

JOSEFO 37-?100 e.c. (17)

TOLOMEO c. 100-170 e.c. (17)

(#) = Duración de los reinados (en años) según los historiadores clásicos

[Reconocimiento]

Fotografía tomada por gentileza del Museo Británico

[Ilustraciones y tabla de la página 30]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

DIFERENCIAS ENTRE EL CANON DE TOLOMEO Y LAS TABLILLAS ANTIGUAS

¿Por qué omite Tolomeo algunos reyes en su lista?

CANON DE TOLOMEO

Nabonasar

Nabu-nadin-zeri (Nadinu)

Nabu-mukin-zeri y Pulu

Ululai (Salmanasar V), rey de Asiria

Merodac-baladán

Sargón II, rey de Asiria

Primer período sin reyes

Belibos (Bēl Ibni)

Assur-nadin-shumi

Nergal-uzhezib

Mushezib-Marduk

Segundo período sin reyes

Asarhaddón, rey de Asiria

Šamaš-šum-ukin

Kandalanu

Nabopolasar

Nabucodonosor

Awēl-Marduk

Neriglissar

Nabonido

Ciro

Cambises

LISTA DE LOS REYES DE URUK HALLADA EN TABLILLAS ANTIGUAS

Kandalanu

Sin-shumu-lishir

Sin-shar-ishkun

Nabopolasar

Nabucodonosor

Awēl-Marduk

Neriglissar

Labasi-Marduk

Nabonido

[Ilustración]

Las Crónicas de Babilonia forman parte del conjunto de textos cuneiformes que nos permiten evaluar la exactitud del Canon de Tolomeo

[Reconocimiento]

Fotografía tomada por gentileza del Museo Británico

[Reconocimiento de la página 31]

Fotografía tomada por gentileza del Museo Británico