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¿Cuándo fue destruida Jerusalén? Segunda parte

¿Cuándo fue destruida Jerusalén? Segunda parte

¿Cuándo fue destruida Jerusalén? Segunda parte

¿Qué muestran las tablillas de arcilla?

Este es el segundo de dos artículos que analizan cuestiones relacionadas con la fecha de la primera destrucción de la antigua Jerusalén. Esta serie, que aparece en dos números consecutivos de La Atalaya, ofrece respuestas bien documentadas y basadas en la Biblia a preguntas que han intrigado a algunos lectores.

Resumen de la primera parte:

▪ Muchos historiadores afirman que Jerusalén fue destruida en el año 587 a.e.c. *

▪ La cronología bíblica indica que la destrucción ocurrió en el año 607 a.e.c.

▪ Las conclusiones de los historiadores modernos se basan en escritos de historiadores clásicos y en el Canon de Tolomeo.

▪ Algunos escritos de los historiadores clásicos contienen errores importantes y no siempre coinciden con los datos hallados en tablillas de arcilla. *

LA Biblia dice que “para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías”, los judíos cautivos estarían exiliados en Babilonia “hasta cumplirse setenta años”. ¿Cuándo fueron liberados? En el “primer año [de reinado] de Ciro, rey de Persia” (2 Crónicas 36:21, 22, Nueva Traducción Viviente). La historia bíblica y la extrabíblica concuerdan en que el exilio en Babilonia finalizó después de que Ciro conquistara la ciudad y liberara a los judíos, quienes regresaron a Jerusalén en el año 537 a.e.c. Puesto que la Biblia especifica que el exilio duró setenta años, tuvo que comenzar en el año 607 a.e.c.

Sin embargo, la mayoría de los investigadores fechan la destrucción de Jerusalén en el año 587 a.e.c. Si así fuera, el exilio solo habría durado cincuenta años. ¿Cómo han llegado a esa fecha? Fundamentan sus cálculos en antiguos documentos cuneiformes que arrojan luz sobre Nabucodonosor II y sus sucesores.1 Muchos de estos documentos fueron escritos durante la época en que Jerusalén fue destruida o cerca de ella. Pero ¿son fiables los cálculos que señalan al año 587 a.e.c.? ¿Qué demuestran realmente esos documentos antiguos?

Para responder a estas preguntas, examinemos tres tipos de documentos en los que suelen apoyarse los investigadores: 1) las Crónicas de Babilonia, 2) tablillas administrativas y 3) tablillas astronómicas.

Las Crónicas de Babilonia.

¿Qué son? Una colección de tablillas que registran acontecimientos sobresalientes de la historia babilónica.2

¿Qué dicen los expertos? Ronald H. Sack, una eminencia en documentos cuneiformes, declaró que las Crónicas brindan un registro incompleto de acontecimientos importantes. * Además, escribió que los historiadores deben investigar “otras fuentes [...] para determinar lo que de verdad sucedió”.

¿Qué muestran las tablillas? Que los datos históricos de las Crónicas de Babilonia son muy incompletos (véase el  recuadro abajo).3 Así pues, es lógico preguntarse cuánta confianza merecen las conclusiones basadas en un registro incompleto.

Tablillas administrativas.

¿Qué son? La mayoría de las pertenecientes al período neobabilónico son recibos legales. En ellas constaba el día, el mes y el año del monarca reinante. Por ejemplo, una tablilla corresponde a una transacción realizada “el día 27 de nisán del undécimo año del rey Nabucodonosor [también llamado Nabucodonosor II], rey de Babilonia”.4

Cuando un rey fallecía o era destronado y otro ocupaba su lugar, los restantes meses de ese año se consideraban el año de ascenso del nuevo gobernante. *5 Es decir, la transición de un rey a otro transcurría durante el mismo año del calendario babilónico. Por consiguiente, lo correcto es fechar las tablillas del año de ascenso del nuevo rey en los meses posteriores al último mes del rey anterior.

¿Qué dicen los expertos? Ronald H. Sack examinó numerosas tablillas administrativas del período neobabilónico y tuvo acceso a varios textos del Museo Británico que no habían sido puestos a disposición del público. En 1972 escribió que estos nuevos datos “alteraron por completo” las conclusiones previas sobre la transición entre Nabucodonosor II y su hijo Awēl-Marduk (también llamado Evil-merodac).6 ¿Por qué dijo eso? Él sabía por ciertas tablillas que Nabucodonosor II aún reinaba en el sexto mes de su último año (el año 43). Pero las tablillas recién descifradas del año de ascenso del siguiente rey, Awēl-Marduk, fueron fechadas en el cuarto y quinto mes de, supuestamente, el mismo año.7 A todas luces, había una discrepancia.

¿Qué muestran las tablillas? Hay más discrepancias en las transiciones entre monarcas. Por ejemplo, un documento revela que Nabucodonosor II todavía era rey en el décimo mes de su último año, o sea, unos seis meses después de la supuesta fecha en que su sucesor comenzó a reinar.8 Existe una discrepancia similar en la transición entre Awēl-Marduk y su sucesor, Neriglissar.9

¿Por qué son importantes estas diferencias? Como ya se mencionó, las lagunas que se observan en las Crónicas de Babilonia apuntan a que no disponemos de un registro cronológico continuo.10 ¿Habrán ocupado el trono otros reyes entre los reinados de dichos monarcas? En tal caso, tendrían que sumarse más años al período neobabilónico. Por tanto, ni las Crónicas de Babilonia ni las tablillas administrativas bastan para asegurar que Jerusalén fue destruida en el 587 a.e.c. *

Tablillas astronómicas.

¿Qué son? Tablillas cuneiformes que describen posiciones del Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, y que asocian esas posiciones a datos históricos, como el año de reinado de un monarca en particular. Por ejemplo, en el diario astronómico que aparece abajo se registró un eclipse lunar observado el primer mes del primer año del reinado de Nabu-mukin-zeri.11

¿Qué dicen los expertos? Coinciden en que los babilonios crearon tablas y listas detalladas para predecir cuándo sería más probable observar eclipses.12

Pero ¿podían los babilonios determinar la fecha de eclipses pasados? El historiador John M. Steele declaró: “Es posible que algunas de las supuestas predicciones de los primeros eclipses se hicieran cuando se elaboró el texto, aplicando los cálculos de sus tablas hacia atrás en el tiempo” (cursivas nuestras).13 El profesor David Brown, quien piensa que los mapas astronómicos contenían predicciones realizadas poco antes de los sucesos registrados, reconoce que algunas de estas anotaciones quizás fueran el resultado de “retrocálculos que hicieron escribas del siglo IV a.e.c. y de siglos posteriores”.14 A menos que otras pruebas los respalden, ¿podría afirmarse que estos cálculos hechos hacia atrás son del todo fiables?

Suponiendo que sea cierto que hubo un eclipse en una fecha en particular, ¿garantiza eso que la información histórica que el escriba asoció a esa fecha sea exacta? No necesariamente. El historiador Robartus J. van der Spek puntualiza: “Los compiladores eran astrólogos, no historiadores”. En su opinión, las secciones de las tablillas que contienen registros históricos “no son tan rigurosas” y advierte que esos datos deben “manejarse con cautela”.15

¿Qué muestran las tablillas? Veamos el caso de la tablilla VAT 4956. En su primera línea dice: “Año 37 de Nabucodonosor, rey de Babilonia”.16 A partir de esa línea contiene descripciones detalladas de la posición de la Luna y los planetas respecto a diversas estrellas y constelaciones, así como un eclipse lunar. Según los especialistas, esa era la posición de los astros en 568-567 a.e.c., lo que implicaría que el año dieciocho de Nabucodonosor II, cuando destruyó Jerusalén, fue el 587 a.e.c. Ahora bien, ¿apuntan estas referencias astronómicas de forma irrebatible y exclusiva al año babilónico que corresponde a 568-567 a.e.c.?

El eclipse lunar que menciona la tablilla tuvo lugar, según cálculos babilónicos, el día 15 de siranu, el tercer mes babilónico. Es un hecho probado que en ese mes —el día 4 de julio del 568 a.e.c. según el calendario juliano⁠— ocurrió un eclipse lunar. No obstante, también se observó un eclipse veinte años antes: el 15 de julio del 588 a.e.c.17

Si el 588 a.e.c. correspondiera al año treinta y siete de Nabucodonosor II, entonces su año dieciocho sería el 607 a.e.c.: justo el año en que, según la cronología bíblica, Jerusalén fue destruida (véase la  línea cronológica abajo). Pero ¿ofrece VAT 4956 más pruebas que señalen al año 607 a.e.c.?

Además de los eclipses ya mencionados, en la tablilla hay trece observaciones lunares y quince planetarias que detallan la posición de la Luna y de los planetas en relación con ciertas estrellas o constelaciones.18 También hay ocho intervalos de tiempo entre la salida y la puesta del Sol y de la Luna.18a

Debido a que las posiciones lunares son más confiables, los investigadores han estudiado cuidadosamente las trece posiciones lunares registradas en VAT 4956. Analizaron los datos valiéndose de un programa informático diseñado para conocer la ubicación de los cuerpos celestes en una fecha específica del pasado.19 ¿Qué reveló este análisis? Que de las trece observaciones lunares, no todas coinciden con las posiciones de la Luna en el año 568-567 a.e.c., pero todas sí coinciden con las del año 588-587 a.e.c., veinte años antes.

Aquí al lado aparece una cara de la tablilla VAT 4956. Se resalta uno de los casos en que las observaciones lunares se ajustan mejor al año 588 a.e.c. que al 568 a.e.c. La tercera línea dice que en la “noche del día 9 [de nisanu]”, la Luna estaba en cierta posición. Sin embargo, los investigadores que fecharon por primera vez esa posición en el año 568 a.e.c. (el año astronómico -567) reconocieron que en ese año la Luna estaba en esa posición el “día 8 de nisanu, y no el 9”. Para justificar haber fechado la tablilla en el 568 a.e.c., alegaron que, por error, el escriba había anotado 9 en vez de 8.20 Pero la posición lunar anotada en la tercera línea coincide a la perfección con el 9 de nisanu del 588 a.e.c.21

Está claro que muchos de los datos astronómicos de VAT 4956 confirman que el año 588 a.e.c. fue el año treinta y siete de Nabucodonosor II. Por tanto, estos datos respaldan que en el año 607 a.e.c. tuvo lugar la destrucción de Jerusalén, tal y como señala la Biblia.

¿Por qué confiar en la Biblia?

En la actualidad, la mayoría de los historiadores sostienen que Jerusalén fue destruida en el año 587 a.e.c. Por otro lado, los escritores bíblicos Jeremías y Daniel afirman con claridad que los judíos estuvieron exiliados setenta años, y no cincuenta (Jeremías 25:1, 2, 11; 29:10; Daniel 9:2). Sus afirmaciones permiten concluir que Jerusalén fue destruida en el año 607 a.e.c. Y como se desprende de las pruebas ya examinadas, esa conclusión cuenta con cierto apoyo extrabíblico.

Vez tras vez, los expertos han puesto en duda la exactitud de la Biblia. Pero cuando se descubren nuevas pruebas, se vuelve a confirmar la veracidad de este libro. * Quienes confían en la Biblia tienen buenas razones para hacerlo, pues han visto pruebas de su fiabilidad en sentido histórico, científico y profético. Esas pruebas los impulsan a creer lo que la Biblia misma asegura ser: la Palabra inspirada de Dios (2 Timoteo 3:16). Si usted mismo decide investigar estas pruebas, es muy posible que llegue a la misma conclusión.

[Notas]

^ párr. 5 Hay varias formas de expresar las fechas. Aquí utilizamos la abreviatura a.e.c. (antes de la era común) para las fechas anteriores a nuestra era.

^ párr. 8 Consulte el artículo “¿Cuándo fue destruida Jerusalén? ¿Por qué es importante saberlo? ¿Qué muestran las pruebas?”, publicado en La Atalaya del 1 de octubre de 2011.

^ párr. 14 Nota: Ninguno de los expertos citados en este artículo sostiene que Jerusalén fue destruida en el año 607 a.e.c.

^ párr. 18 Los “años de reinado” de los reyes de Babilonia comenzaban y terminaban en el mes de nisanu. Si un rey fallecía antes de terminar su último año de reinado, su sucesor gobernaba el resto de ese año, el cual se consideraba su “año de ascenso” al trono. No obstante, el primer año de reinado del nuevo monarca se contaba a partir del siguiente mes de nisanu.

^ párr. 21 Hay tablillas administrativas para todos los años que suelen atribuirse a los reyes neobabilónicos. Sumando los años en que esos reyes gobernaron y contando hacia atrás a partir del último rey neobabilónico, Nabonido, la fecha de la destrucción de Jerusalén resulta ser el 587 a.e.c., esto es, el año dieciocho del reinado de Nabucodonosor II. Pero este método de fechar solo funciona si cada rey de la lista relevó a su predecesor inmediatamente, sin nadie que gobernara entre ellos.

^ párr. 36 Hallará más ejemplos en los capítulos 4 y 5 del libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, editado por los testigos de Jehová.

[Recuadro y tabla de la página 23]

 (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

LAS CRÓNICAS DE BABILONIA: HISTORIA CON LAGUNAS

Las Crónicas de Babilonia relatan lo ocurrido en solo treinta y cinco de los aproximadamente ochenta y ocho años que suelen atribuirse al período neobabilónico.

AÑO NO INCLUIDO EN LAS CRÓNICAS

AÑO INCLUIDO EN LAS CRÓNICAS

BM 21901

BM 21946

BM 35382

PERÍODO NEOBABILÓNICO

PERSA

Nabopolasar

Nabucodonosor II

Awēl-Marduk

Nabonido

Neriglissar

Labasi-Marduk

BM 25127

BM 22047

BM 25124

[Reconocimientos]

BM 21901 y BM 35382: fotografía tomada por gentileza del Museo Británico; BM 21946: Copyright British Museum; BM 22047, 25124, 25127: © The Trustees of the British Museum

[Ilustración y recuadro de la página 24]

EL DIARIO ASTRONÓMICO BM 32238

Los eclipses lunares registrados en esta tablilla se anotaron tras producirse el último de ellos, unos cuatrocientos años después del primero. Puesto que el escriba no fue testigo de todos esos acontecimientos, quizás empleó cálculos matemáticos para determinar cuándo se observaron los más antiguos. A menos que otras pruebas respalden sus conclusiones, puede que esos cálculos no sean una fuente confiable de información cronológica.

[Reconocimiento]

© The Trustees of the British Museum

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 26 y 27]

¿QUÉ DICE REALMENTE LA TABLILLA VAT 4956?

¿Cuál es el debate? Según la tercera línea de esta cara de la tablilla, en la “noche del día 9” del primer mes (nisanu/nisán), la “Luna estaba un codo por delante de [la estrella] ß-Virginis”. Sin embargo, Paul V. Neugebauer y Ernst F. Weidner escribieron en 1915 que en el año 568 a.e.c. (año que indicaría que la destrucción de Jerusalén ocurrió en el 587 a.e.c.) “la Luna estaba situada un codo por delante de esta estrella el día 8 de nisán, y no el 9 de nisán” (cursivas nuestras). Ahora bien, la descripción de la tablilla coincide a la perfección con la posición lunar del 9 de nisán del 588 a.e.c., el año que apunta al 607 a.e.c.

¿Debe ser el día 8 o el 9?

1. El signo acadio que se aprecia en la sección ampliada corresponde al número 9.

2. En su transliteración del texto cuneiforme, Neugebauer y Weidner cambiaron el 9 por un 8.

3. Solo en la nota a pie de página indicaron que había un 9 en el texto original.

4. Hasta en su traducción al alemán escribieron un 8.

5. En 1988, Abraham J. Sachs y Hermann Hunger publicaron el texto tal como se lee en la tablilla: con un 9.

6. Aun así, conservaron la alteración al traducirlo al inglés y calificaron el 9 de “error al transcribir el 8”

[Reconocimiento]

bpk / Vorderasiatisches Museum, SMB / Olaf M. Teßmer

[Recuadro de la página 28]

Notas y referencias bibliográficas del artículo “¿Cuándo fue destruida Jerusalén? Segunda parte”

1. El término cuneiforme se refiere a un sistema de escritura con caracteres en forma de cuña. Un escriba grababa signos sobre una tablilla de arcilla fresca valiéndose de un punzón con la punta en forma de cuña.

2. Assyrian and Babylonian Chronicles, de A. K. Grayson, publicado en 1975, reimpresión de 2000, pág. 8.

3. El período neobabilónico comenzó durante el siglo VII a.e.c., cuando la dinastía caldea regía el Imperio babilónico. El primer rey fue Nabopolasar, padre de Nabucodonosor II. El período finalizó cuando el último rey, Nabonido, fue derrocado por Ciro el persa en el 539 a.e.c.

4. Neo-Babylonian Business and Administrative Documents, de Ellen Whitley Moore, publicado en 1935, pág. 33.

5. Archimedes, Volume 4, New Studies in the History and Philosophy of Science and Technology, “Observations and Predictions of Eclipse Times by Early Astronomers”, de John M. Steele, publicado en 2000, pág. 36.

6. Amel-Marduk 562-560 B.C.​—A Study Based on Cuneiform, Old Testament, Greek, Latin and Rabbinical Sources. With Plates, de Ronald H. Sack, publicado en 1972, pág. 3.

7. Las tablillas BM 80920 y BM 58872 datan del cuarto y quinto mes del año de ascenso de Awēl-Marduk. Fueron publicadas en Amel-Marduk 562-560 B.C.—A Study Based on Cuneiform, Old Testament, Greek, Latin and Rabbinical Sources. With Plates, de Ronald H. Sack, págs. 3, 90, 106.

8. La tablilla BM 55806 del Museo Británico data del décimo mes del año 43.

9. Las tablillas BM 75106 y BM 61325 son del séptimo y décimo mes del que se considera el segundo y último año del reinado de Awēl-Marduk. Pero la tablilla BM 75489 data del segundo mes del año de ascenso de Neriglissar, su sucesor (Catalogue of the Babylonian Tablets in the British Museum, vol. VIII, “Tablets From Sippar 3”, de Erle Leichty, J. J. Finkelstein y C. B. F. Walker, publicado en 1988, págs. 25, 35).

Catalogue of the Babylonian Tablets in the British Museum, vol. VII, “Tablets From Sippar 2”, de Erle Leichty y A. K. Grayson, publicado en 1987, pág. 36.

Neriglissar​—King of Babylon, de Ronald H. Sack, publicado en 1994, pág. 232. El mes que aparece en la tablilla es airu (el segundo mes).

10. Examine el caso de Neriglissar. En una inscripción de la casa real se declara que era “el hijo de Bêl-shum-ishkun”, quien era el “rey de Babilonia” (cursivas nuestras). En otra inscripción se llama a Bêl-shum-ishkun el “príncipe sabio”. La palabra original que se traduce “príncipe” es rubû, título que también significa “rey, gobernante”. Puesto que hay una discrepancia obvia en las fechas en que reinaron Neriglissar y su supuesto predecesor, Awēl-Marduk, ¿pudiera ser que Bêl-shum-ishkun hubiera sido “rey de Babilonia” por algún tiempo entre ambos monarcas? El profesor Raymond P. Dougherty reconoció que “no se pueden descartar los indicios del linaje noble de Neriglissar” (Nabonidus and Belshazzar​—A Study of the Closing Events of the Neo-Babylonian Empire, de Raymond P. Dougherty, publicado en 1929, pág. 61).

11. Astronomical Diaries and Related Texts From Babylonia, vol. V, editado por Hermann Hunger, publicado en 2001, págs. 2, 3.

12. Journal of Cuneiform Studies, vol. 2, núm. 4, 1948, “A Classification of the Babylonian Astronomical Tablets of the Seleucid Period”, de Abraham J. Sachs, págs. 282, 283.

13. Astronomical Diaries and Related Texts From Babylonia, vol. V, pág. 391.

14. Mesopotamian Planetary Astronomy -Astrology, de David Brown, publicado en 2000, págs. 164, 201, 202.

15. Bibliotheca Orientalis, L N° 1/2, Januari-Maart, 1993, “The Astronomical Diaries as a Source for Achaemenid and Seleucid History”, de Robartus J. van der Spek, págs. 94, 102.

16. Astronomical Diaries and Related Texts From Babylonia, vol. I, de Abraham J. Sachs, completado y editado por Hermann Hunger, publicado en 1988, pág. 47.

17. Babylonian Eclipse Observations From 750 BC to 1 BC, de Peter J. Huber y Salvo De Meis, publicado en 2004, pág. 186. Según la tablilla VAT 4956, este eclipse se observó el día 15 del tercer mes babilónico, lo que da a entender que el mes de siranu comenzó quince días antes. Si el eclipse fue visto el 15 de julio del 588 a.e.c. conforme al calendario juliano, el primer día de siranu sería el 30 de junio-1 de julio del 588 a.e.c. Así pues, el primer mes babilónico (nisanu) habría iniciado el nuevo año dos meses antes: el 2-3 de mayo. Aunque lo habitual habría sido que el año de ese eclipse hubiera comenzado el 3-4 de abril, VAT 4956 declara en la sexta línea que se añadió un mes adicional (intercalar) después del duodécimo y último mes (addaru) del año anterior. La tablilla dice: “Día 8 del mes XII2 [decimotercero]”. Por tanto, el nuevo año no comenzó hasta el 2-3 de mayo. Así que la fecha del eclipse del 588 a.e.c. armoniza con los datos de esta tablilla.

18. En un artículo de Paul V. Neugebauer y Ernst F. Weidner (“Ein astronomischer Beobachtungstext aus dem 37. Jahre Nebukadnezars II”) citado en una obra especializada (Berichte über die Verhandlungen der Königl. Sächsischen Gesellschaft der Wissenschaften zu Leipzig; vol. 67; 1 de mayo de 1915), se indica que hay trece observaciones lunares en las que se describe la posición de la Luna con respecto a cierta estrella o constelación (págs. 67-76). También hay una lista con quince observaciones planetarias (págs. 72-76). Aunque el signo cuneiforme para Luna es claro e inconfundible, algunos de los signos para los nombres de los planetas y sus posiciones son confusos (Mesopotamian Planetary Astronomy​—Astrology, de David Brown, publicado en 2000, págs. 53-57). Por eso, las observaciones planetarias están sujetas a especulación y a diferentes interpretaciones. Como es fácil averiguar la trayectoria lunar, las posiciones de los demás astros que VAT 4956 conecta con la Luna pueden identificarse y fecharse con un grado razonable de certeza.

18a. Estos intervalos (“tríos lunares”) corresponden al tiempo que transcurre, por ejemplo, entre la puesta del Sol y la puesta de la Luna del primer día del mes y de otros dos períodos posteriores del mismo mes. Los investigadores han relacionado estas mediciones de tiempo con fechas de calendario (“The Earliest Datable Observation of the Aurora Borealis”, de F. R. Stephenson y David M. Willis, incluido en Under One Sky​—Astronomy and Mathematics in the Ancient Near East, editado por John M. Steele y Annette Imhausen, publicado en 2002, págs. 420​-​428). Los antiguos observadores empleaban algún tipo de reloj para medir este período, pero esas mediciones no eran confiables (Archimedes, Volume 4, New Studies in the History and Philosophy of Science and Technology, “Observations and Predictions of Eclipse Times by Early Astronomers”, de John M. Steele, publicado en 2000, págs. 65, 66). Sin embargo, lograron calcular con mayor acierto la posición de la Luna respecto a otros astros.

19. Se utilizó un programa informático de astronomía llamado TheSky6. Además, el análisis se amplió con el programa gratuito Cartes du Ciel/Sky Charts (CDC) y un convertidor de fechas facilitado por el U.S. Naval Observatory. Como los signos cuneiformes de muchas posiciones planetarias se prestan a la especulación y a diversas interpretaciones, dichas posiciones no se tuvieron en cuenta para fijar el año al que apunta este diario astronómico.

20. Berichte über die Verhandlungen der Königl. Sächsischen Gesellschaft der Wissenschaften zu Leipzig; vol. 67; 1 de mayo de 1915; “Ein astronomischer Beobachtungstext aus dem 37. Jahre Nebukadnezars II, (-567/66)”, de Paul V. Neugebauer y Ernst F. Weidner, pág. 41.

21. La tablilla VAT 4956 dice en la tercera línea: “La Luna estaba un codo [dos grados] por delante de ß- Virginis”. El análisis ya mencionado concluyó que el 9 de nisanu, la Luna estaba 2°04ʹ por delante y 0° por debajo de la estrella ß-Virginis. En opinión de los investigadores, VAT 4956 y el resultado del análisis coinciden perfectamente.

[Tabla de la página 25]

 (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

BASÁNDONOS EN LA TABLILLA VAT 4956, ¿EN QUÉ AÑO FUE DESTRUIDA JERUSALÉN? ¿EN EL 587 a.e.c., O EN EL 607 a.e.c.?

◼ Esta tablilla contiene acontecimientos astronómicos que ocurrieron en el año treinta y siete del reinado de Nabucodonosor II.

◼ Nabucodonosor II destruyó Jerusalén en el año dieciocho de su reinado (Jeremías 32:1).

Si el año treinta y siete de Nabucodonosor II fue el 568 a.e.c., Jerusalén debió ser destruida en el 587 a.e.c.

610 a.e.c.

600

590

580

570

560

Si su año treinta y siete fue el 588 a.e.c., Jerusalén debió ser destruida en el 607 a.e.c., la fecha que coincide con la cronología bíblica.

◼ VAT 4956 apunta de forma más convincente al 607 a.e.c.

[Reconocimiento de la página 22]

Fotografía: gentileza del Museo Británico