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¿Lo sabía?

¿Lo sabía?

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¿Cómo se financiaban los servicios religiosos del templo de Jerusalén?

Los servicios del templo de Jehová se financiaban con los impuestos. Aunque el impuesto principal era el diezmo obligatorio, también había otros. Por ejemplo, durante la construcción del tabernáculo, Jehová le dijo a Moisés que recaudara medio siclo de plata por cada israelita inscrito en el censo, en concepto de “contribución a Jehová” (Éxodo 30:12-16).

Parece que con el tiempo se estableció la costumbre de que cada judío contribuyera esa misma cantidad como impuesto anual para el templo. Este fue el impuesto que Jesús dijo a Pedro que pagara con la moneda que este último sacaría de la boca de un pez (Mateo 17:24-27).

Hace algunos años se hallaron en Jerusalén dos monedas de plata de las que se usaban para pagar dicho impuesto. Una de ellas, acuñada en Tiro en el año 22 de nuestra era, se encontró en un túnel de alcantarillado del siglo primero. En una de sus caras aparece el perfil de la deidad principal de dicha ciudad —Melqart, el Baal de Tiro⁠—, mientras que en la otra cara se ve un águila sobre la proa de un barco. La segunda moneda se halló entre los escombros en el monte del templo y data del primer año de la revuelta judía contra Roma, que comenzó en el año 66 de nuestra era. Esta moneda tiene un cáliz por un lado, tres granadas brotando por el otro y dos inscripciones que dicen “Medio siclo” y “Santa Jerusalén”. Con respecto a este último hallazgo, el arqueólogo Gabriel Barkay explica que la moneda tiene “marcas de haber sido dañada por el fuego, probablemente de uno de los incendios que destruyeron el segundo templo en el año 70 de nuestra era”.

¿Eran de verdad impresionantes las construcciones de Nabucodonosor, rey de Babilonia?

El libro bíblico de Daniel registra las siguientes palabras de Nabucodonosor: “¿No es esta Babilonia la Grande, la cual yo mismo he construido para la casa real con la fortaleza de mi poder y para la dignidad de mi majestad?” (Daniel 4:30). ¿Era tan grandiosa la ciudad como él decía?

A Nabucodonosor se le atribuyen grandes obras de construcción en Babilonia: templos, palacios, las murallas de la ciudad y unos espléndidos jardines colgantes. El principal templo, ubicado en el centro de la ciudad, tenía una torre, o zigurat, de más de 70 metros (230 pies) de altura. Sin embargo, de acuerdo con el libro Babylon​—City of Wonders (Babilonia, la ciudad de las maravillas), “los mayores logros [de Nabucodonosor] fueron la Vía Procesional y la Puerta de Istar”. La Vía Procesional, cuyos muros estaban adornados con leones en relieve, conducía a la Puerta de Istar y seguía más allá. El libro describe lo impresionante que era dicha puerta —la más grandiosa de las entradas de Babilonia⁠— de la siguiente manera: “Revestida de ladrillos esmaltados de color azul intenso y adornada con cientos de filas de toros y dragones en relieve, la visión debía resultar inolvidable para los que llegaban a la capital”.

A principios del siglo XX se desenterraron miles de fragmentos de la Vía Procesional y la Puerta de Istar. Con muchos de ellos se hizo la reconstrucción que hoy alberga el Museo de Pérgamo, ubicado en Berlín (Alemania).

[Ilustraciones de la página 12]

MONEDAS A ESCALA REAL

[Reconocimientos]

Arriba: Clara Emit, gentileza de la Autoridad de Antigüedades de Israel; abajo: Zev Radovan

[Ilustración de la página 12]

RECONSTRUCCIÓN DE LA PUERTA DE ISTAR