1, 2. a) ¿Por qué estaba preocupado Pablo por los hermanos de Colosas? b) ¿Qué consejo les dio Pablo?

EL APÓSTOL Pablo estaba preocupado por los hermanos de la ciudad de Colosas. En la congregación se estaban metiendo ideas que separaban a los hermanos. Algunos defendían la tradición de que había que obedecer la ley de Moisés. Otros defendían la filosofía que decía que estaba mal disfrutar de las cosas buenas de la vida. Por eso, Pablo les dijo que tuvieran cuidado con las tradiciones y las filosofías del mundo. Les recordó que no eran ideas de Cristo (Colosenses 2:8).

² Si se dejaban influir por esas ideas humanas, sería como si estuvieran rechazando a Dios (Colosenses 2:20-23). Pablo no quería que esos cristianos ungidos dejaran de ser amigos de Dios. Por eso les dio este consejo: “Mantengan la mente fija en las cosas de arriba, no en las cosas sobre la tierra” (Colosenses 3:2). En otras palabras, tenían que concentrarse en el premio que les esperaba:  vivir para siempre en el cielo (Colosenses 1:4, 5).

3. a) ¿Qué premio esperan recibir los cristianos ungidos de hoy día? b) ¿Qué veremos en este artículo?

³ Los cristianos ungidos de hoy día siguen el mismo consejo de Pablo. Ellos se concentran en el Reino de Dios y en el premio que esperan recibir: ser “coherederos con Cristo” en el cielo (Romanos 8:14-17). Pero los cristianos que esperan vivir para siempre en la Tierra también pueden seguir el consejo de Pablo. En este artículo veremos qué significa para estos cristianos concentrarse “en las cosas de arriba” (Juan 10:16). También estudiaremos los ejemplos de Abrahán y Moisés. Veremos que ellos se concentraron “en las cosas de arriba” cuando tenían problemas y aprenderemos a imitarlos.

4. ¿Cómo podemos concentrarnos “en las cosas de arriba” los que esperamos vivir en la Tierra?

⁴ Los que esperamos vivir en la Tierra también debemos concentrarnos “en las cosas de arriba”. ¿Cómo podemos hacerlo? Demostrando que Jehová y su Reino son lo más importante en nuestra vida (Lucas 10:25-27). Eso fue lo que hizo Jesús, y nosotros debemos hacer lo mismo (1 Pedro 2:21). Los primeros cristianos se enfrentaron a razonamientos falsos, filosofías humanas y a gente que daba mucha importancia al dinero. Nosotros nos enfrentamos a esas mismas cosas hoy día (lea 2 Corintios 10:5). Por eso debemos copiar a Jesús y no dejar que nada dañe nuestra amistad con Jehová.

5. Para saber si damos mucha importancia al dinero y a las cosas que tenemos, ¿qué debemos preguntarnos?

⁵ La gente del mundo le da mucha importancia al dinero y a las cosas que tienen. Si nosotros hacemos lo mismo, podemos dañar nuestra amistad con Jehová. Para saber qué es lo más importante para nosotros, debemos fijarnos en lo que pensamos y en lo que hacemos. Jesús dijo: “Donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón” (Mateo 6:21). Así que preguntémonos: “¿Pienso a menudo en el dinero? ¿Estoy siempre pensando en vivir una vida mejor o en conseguir un trabajo mejor? ¿O trato de vivir de forma sencilla para dedicar más tiempo a Jehová?” (Mateo 6:22). Jesús dijo que si nos concentramos en tener “tesoros sobre la tierra”, podríamos dañar nuestra amistad con Jehová (Mateo 6:19, 20, 24).

6. ¿Cuál es la única manera de ganar la lucha contra nuestros malos deseos?

⁶ Todos somos imperfectos, así que es fácil que hagamos cosas que a Jehová no le gustan (lea Romanos 7:21-25). Si no nos dejamos corregir por el espíritu de Dios, podríamos  llegar a participar en juergas, emborracharnos o cometer pecados sexuales. También podríamos hacer cosas que demuestran una falta de respeto descarada por las normas de Dios (Romanos 13:12, 13). Tenemos que luchar continuamente contra esos malos deseos. Pero la única manera de ganar es concentrándonos “en las cosas de arriba”. Y esto no es fácil. Hay que esforzarse mucho. Por eso Pablo dijo: “Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a esclavo” (1 Corintios 9:27). Vemos que Pablo era estricto con él mismo. Nosotros debemos ser igual de estrictos para no dañar nuestra amistad con Dios. Veamos cuánto se esforzaron dos hombres fieles por hacer lo que Dios quería (Hebreos 11:6).

7, 8. a) ¿Qué problemas tenían Abrahán y su familia? b) ¿En qué se concentró Abrahán?

⁷ Abrahán obedeció de buena gana cuando Jehová le pidió que se mudara a la tierra de Canaán. Para premiar su fe y su obediencia, Jehová le hizo una promesa: “Haré de ti una nación grande y te bendeciré” (Génesis 12:2). Pero pasaron los años y Abrahán y Sara seguían sin tener hijos. ¿Pensó Abrahán que Jehová se había olvidado de su promesa? Su vida no era fácil en aquel momento. Abrahán y su familia habían dejado la vida cómoda de la ciudad rica de Ur. Habían viajado más de 1.600 kilómetros (1.000 millas) para llegar a Canaán y vivían en tiendas. A veces les faltó comida, y otras veces los atacaron y les robaron (Génesis 12:5, 10; 13:18; 14:10-16). Aun así, nunca quisieron volver a Ur (lea Hebreos 11:8-12, 15).

⁸ Abrahán no se concentró “en las cosas sobre la tierra”. Al contrario, “puso fe en Jehová” y se concentró en las promesas que Él le había hecho (Génesis 15:6). Jehová vio su fe y le dijo: “Mira hacia arriba, por favor, a los cielos, y cuenta las estrellas, si es que se te hace posible contarlas”. Y luego le dijo: “Así llegará a ser tu descendencia” (Génesis 15:5). Al oír esto, Abrahán supo que Dios no se había olvidado de su promesa. Y seguro que recordaba estas palabras cada vez que veía las estrellas. Por fin, Dios decidió que era el momento de cumplir su promesa y le dio un hijo a Abrahán (Génesis 21:1, 2).

9. ¿Cómo podemos imitar a Abrahán?

⁹ Nosotros también estamos esperando que se cumplan las promesas de Jehová (2 Pedro 3:13). Como hizo Abrahán, debemos concentrarnos “en las cosas de arriba”. Si no lo hacemos, podemos pensar que Jehová está tardando y dejar de hacer tanto como antes por Él. Puede que en el pasado sacrificáramos algunas cosas para  ser precursores o para hacer más por Jehová. Pero ¿qué estamos haciendo ahora? Si queremos imitar a Abrahán, haremos todo lo que podamos por Jehová y nos concentraremos en sus promesas (Hebreos 11:10). Abrahán puso fe en Jehová y, por eso, se convirtió en su amigo (Romanos 4:3).

10. ¿Qué educación recibió Moisés?

¹⁰ Moisés es otro ejemplo de alguien que se concentró “en las cosas de arriba”. Él no recibió una educación cualquiera. Fue criado como un príncipe de Egipto, que era la nación más poderosa de aquel entonces. Además, la Biblia dice que recibió la mejor educación que daban los egipcios. Por eso, Moisés era “poderoso en sus palabras y hechos” (Hechos 7:22). Podía haber sido alguien muy importante en Egipto. Pero a él le interesaba más otro tipo de educación.

11, 12. a) ¿Cuál era la educación más importante para Moisés? b) ¿Cómo lo demostró?

¹¹ ¿Cuál era la educación más importante para Moisés? Lo que su madre le había enseñado de Jehová cuando era niño. Gracias a esa educación, Moisés puso fe en Jehová y pudo concentrarse “en las cosas de arriba”. En vez de esforzarse por conseguir riquezas y poder, decidió hacer lo que Jehová quería (lea Hebreos 11:24-27).

¹² La Biblia dice que renunció a ser un príncipe de Egipto y prefirió “ser maltratado con el pueblo de Dios”. Así que no usó lo que había aprendido en Egipto para hacerse rico, famoso y poderoso. Con el tiempo, usó lo que había aprendido de Jehová para dirigir a los israelitas.

13, 14. a) Antes de liberar a los israelitas, ¿qué tuvo que aprender Moisés? b) ¿Qué tenemos que aprender nosotros?

¹³ Moisés amaba a Jehová y a la nación de Israel. Por eso, cuando tenía 40 años, Moisés quiso liberar a los israelitas, que eran esclavos de los egipcios (Hechos 7:23-25). Pero Jehová sabía que todavía no estaba preparado. En el futuro, Moisés tendría que enfrentarse a problemas graves. Por eso tenía que aprender a controlarse  y a ser más humilde, paciente y manso (Proverbios 15:33). Tuvo que trabajar 40 años de pastor para aprender estas cualidades.

¹⁴ ¿Le sirvió de algo esta preparación? Claro que sí. La Biblia dice que Moisés se convirtió en “el más manso de todos los hombres” (Números 12:3). También aprendió a ser humilde. Y esto le permitió ser paciente con todo tipo de personas y entender sus problemas (Éxodo 18:26). Al igual que Moisés, nosotros también necesitamos prepararnos. Necesitamos aprender cualidades que nos ayuden a aguantar durante el tiempo difícil que se acerca y entrar en el nuevo mundo de Dios (Revelación 7:14). Pensemos en las personas que se molestan o se ofenden con facilidad. ¿Nos llevamos bien con ellas? El apóstol Pedro dio un consejo útil: “Honren a hombres de toda clase, tengan amor a toda la asociación de hermanos” (1 Pedro 2:17).

15, 16. a) ¿Por qué debemos concentrarnos “en las cosas de arriba”? b) ¿Por qué debemos portarnos bien los cristianos?

¹⁵ Vivimos en tiempos “difíciles de manejar” (2 Timoteo 3:1). Pero si queremos  seguir siendo amigos de Dios, debemos concentrarnos “en las cosas de arriba” (1 Tesalonicenses 5:6-9). ¿Cómo podemos hacerlo? Veamos tres formas.

¹⁶ Portándonos bien. El apóstol Pedro dijo: “Mantengan excelente su conducta entre las naciones”. Y luego explicó que si las personas ven que nos portamos bien, podemos conseguir que ellas den honra a Dios (1 Pedro 2:12). Por eso debemos esforzarnos por portarnos bien cuando estamos en casa, en el trabajo o en la escuela. También debemos portarnos bien cuando nos estamos divirtiendo o cuando estamos predicando. Claro, todos somos imperfectos y cometemos errores (Romanos 3:23). Pero cuando esto pase, no nos desanimemos. Jehová nos ayudará a seguir luchando contra nuestra imperfección (1 Timoteo 6:12).

17. ¿Qué tenemos que hacer para tener la actitud de Jesús? (Vea el dibujo del principio del artículo.)

¹⁷ Teniendo la actitud correcta. Para portarnos bien, debemos tener la actitud correcta. El apóstol Pablo dijo cuál era la actitud correcta. Él dijo: “Mantengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). Pero ¿qué actitud tenía Jesús? Él era humilde y quería dar lo mejor de sí a Jehová. Por eso siempre estaba pensando en predicar el mensaje del Reino de Dios (Marcos 1:38; 13:10). Y siempre se guiaba por lo que decía la Palabra de Dios (Juan 7:16; 8:28). Para eso, tenía que estudiarla bien para poder citarla, defenderla y explicarla. Si nosotros queremos tener la misma actitud que Jesús, también tenemos que ser humildes. Así predicaremos con entusiasmo y seremos buenos estudiantes de la Biblia.

18. ¿Qué quiere Jehová que hagamos?

¹⁸ Haciendo lo que Dios nos pide. Dios quiere que sus siervos que están en el cielo y sus siervos que están en la Tierra obedezcan a Jesús (Filipenses 2:9-11). Aunque Jesús tiene un puesto muy importante, es humilde y obedece a su Padre. Así que nosotros debemos hacer lo mismo y obedecer a Dios (1 Corintios 15:28). Pero ¿qué quiere Jehová que hagamos nosotros? Quiere que hagamos “discípulos de gente de todas las naciones” (Mateo 28:19). También quiere que hagamos cosas buenas por nuestros hermanos y todas las demás personas (Gálatas 6:10).

19. ¿Qué tenemos que hacer para que Jehová nos premie?

¹⁹ ¡Qué buen consejo nos da Jehová! Debemos concentrarnos “en las cosas de arriba”. Claro, esto exige esfuerzo y aguante (Hebreos 12:1). Pero estamos convencidos de que si nos esforzamos y trabajamos duro para Jehová, él nos premiará (Colosenses 3:23, 24).