HOY día, el trabajo más importante que podemos hacer es predicar el mensaje del Reino. Cuando predicamos, estamos representando a Jehová, y ese es un gran honor. Pero a veces se nos puede hacer difícil mantener el entusiasmo. ¿Por qué?

Algunos hermanos se desaniman porque la mayoría de la gente no está en casa y no logran hablar con nadie. Y cuando la gente sí está en casa, muchas personas no se interesan o hasta los tratan mal. Otros hermanos tienen un territorio grande y encuentran a muchas personas que quieren escuchar, pero se desaniman porque les parece que nunca lograrán predicarles a todas. Y otros se desaniman porque llevan muchos años predicando pero el fin todavía no ha llegado.

Cosas como estas pueden hacer que perdamos el entusiasmo en la predicación. Claro, sabemos que no va a ser fácil predicar, porque este mundo está controlado por Satanás (1 Juan 5:19).

Puede que usted también encuentre algunas dificultades en la predicación. Pero puede estar seguro de que Jehová lo ayudará. ¿Cómo puede tener más entusiasmo en la predicación? Veamos varias cosas que puede hacer.

Todos los años, miles de personas se bautizan y se hacen testigos de Jehová. Si usted se bautizó hace poco, puede aprender de los que se bautizaron hace muchos años. Y si usted se bautizó hace muchos años, puede enseñar a los que son nuevos. Eso hará que usted se sienta muy feliz.

Jesús sabía que sus discípulos necesitarían ayuda para ser buenos maestros. Por eso les enseñó a predicar (Lucas 8:1). Hoy día, los nuevos  también necesitan que les enseñen a ser buenos maestros.

¿Cómo podemos ayudar a los nuevos? Recordemos que ningún publicador aprende a ser un buen maestro con solo salir a predicar. Necesita que un hermano con más experiencia le enseñe con paciencia y amor. Así que si usted tiene experiencia, primero enseñe al nuevo a prepararse y a practicar lo que va a decir. Segundo, enséñele a hablar con la gente. Tercero, enséñele a ofrecer publicaciones. Cuarto, enséñele a volver a visitar a los interesados. Y quinto, enséñele a empezar cursos bíblicos. También es necesario que lo felicite y le haga sugerencias (Eclesiastés 4:9, 10). Si el publicador nuevo se fija en el que tiene experiencia y copia su ejemplo, llegará a ser un buen maestro (Lucas 6:40). Además, tendrá más confianza, porque sabrá que alguien puede ayudarlo cuando lo necesite.

Por mucho que nos esforcemos, a veces no logramos hablar con nadie en la predicación. Así que solo podemos hablar con el hermano que nos acompaña. ¿Le ha pasado eso a usted? Recuerde que Jesús envió a sus discípulos “de dos en dos” (Lucas 10:1). Así podían ayudarse y hacer “un intercambio de estímulo”, o sea, animarse el uno al otro (Romanos 1:12).

¿De qué puede hablar con el hermano que lo acompaña? Puede contarle algo bueno que le pasó predicando, algo que aprendió en su estudio personal o familiar, o algo animador que escuchó en una reunión. ¿Y si está predicando con alguien que no conoce bien? Puede preguntarle cómo llegó a ser Testigo, por qué está seguro de que esta es la religión verdadera o dónde ha servido en el pasado. También pueden hablar de algo que les pasó en la predicación a alguno de los dos. Así, sin importar cómo reaccione la gente, los dos tendrán la oportunidad de animarse el uno al otro (1 Tesalonicenses 5:11).

Para mantener su entusiasmo en la predicación, asegúrese de tener un buen estudio personal todas las semanas. El “esclavo fiel y discreto” ha publicado mucha información que puede  estudiar de forma personal (Mateo 24:45). Por ejemplo, podría buscar las razones por las que es tan importante predicar. Encontrará varias de esas razones en el recuadro “ ¿Por qué es tan importante predicar?”.

Lea los puntos del recuadro y piense en ellos. Eso le ayudará a tener más deseos de seguir predicando. Además, busque otras razones que da la Biblia para predicar. Si dedica tiempo a pensar en esas razones, su entusiasmo en la predicación aumentará.

La organización de Jehová nos anima a menudo a predicar de diferentes formas, además de ir de casa en casa. Por ejemplo, nos dice que podemos predicar por carta, por teléfono, en las calles, en otras zonas públicas y en lugares donde la gente trabaja. También podemos hacer planes para ir a predicar a sitios donde hay muy pocos Testigos o donde no hay ninguno.

¿Está usted dispuesto a probar estas formas de predicar? Muchos hermanos lo han hecho y les ha ido muy bien. Veamos tres ejemplos.

Una hermana vio que un artículo de Nuestro Ministerio del Reino daba una sugerencia para ofrecer cursos bíblicos y quiso probarla. Así que les ofreció un curso a tres compañeras de trabajo. Se sorprendió porque las tres aceptaron y empezaron a ir a las reuniones.

La organización también nos ha animado a preguntarnos a quiénes les podrían interesar los artículos que leemos en las revistas. En Estados Unidos, un superintendente viajante leyó un artículo de ¡Despertad! que hablaba sobre neumáticos. Así que decidió ofrecérselo a los  encargados de todas las tiendas de neumáticos de una zona. Él y su esposa también fueron a más de 100 consultorios médicos para ofrecer una serie de artículos titulada “Los retos del médico de hoy”. Él dice que así las personas conocen mejor nuestra obra y nuestras publicaciones. También dice que ahora él y su esposa conocen mejor a las personas de la zona y tienen más oportunidades de volver a visitar a las que muestran interés.

Otra hermana escribió una carta a la central mundial para dar gracias por la idea de predicar por teléfono. Dijo que su madre tenía 86 años y muchos problemas de salud, así que predicaba por teléfono. Gracias a eso pudo darle clases bíblicas a una señora de 92 años.

Las ideas que dan nuestras publicaciones sí funcionan. ¡Pruébelas! Si lo hace, mantendrá el entusiasmo y disfrutará más de la predicación.

¿Qué se necesita para tener éxito en la predicación? Algunos creen que hay que dejar muchas publicaciones, dirigir muchos cursos bíblicos o ayudar a muchas personas a hacerse testigos de Jehová. Pero eso no es cierto. Piense en Noé. ¿Tuvo él éxito en la predicación? Claro que sí. Pero ¿a cuántas personas ayudó a hacerse siervos de Jehová? ¡Solo a su familia! ¿Qué nos enseña esto? Que lo que de veras importa es ser fieles a Jehová (1 Corintios 4:2).

Muchos hermanos entienden que para tener entusiasmo en la predicación tienen que ponerse metas realistas. ¿Como cuáles? Encontrará algunos ejemplos en el recuadro “ Póngase metas realistas”.

Pídale a Jehová que le ayude a disfrutar al máximo de la predicación. Cuando alcance sus metas, se sentirá bien porque sabrá que está haciendo todo lo que puede.

Es cierto que predicar no siempre será fácil. Pero hay varias cosas que le ayudarán a mantener el entusiasmo. Hable con el hermano que lo acompaña en la predicación. Asegúrese de tener un buen estudio personal todas las semanas. Pruebe las ideas que da el esclavo fiel. Póngase metas realistas. Y lo más importante, recuerde que Jehová le ha dado el honor de predicar y ser uno de sus Testigos (Isaías 43:10). No lo dude: si mantiene el entusiasmo en la predicación, será muy feliz.