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La lengua es poderosa: úsela bien

La lengua es poderosa: úsela bien

“Deseo que te complazca todo lo que digo.” (SALMO 19:14, La Palabra de Dios para Todos)

CANCIONES 82 Y 77

1, 2. ¿Por qué dice la Biblia que nuestra capacidad de hablar es como un fuego?

EN 1871 se produjo en un bosque el peor incendio en la historia de Estados Unidos. En poco tiempo mató a más de 1.200 personas y quemó 2.000 millones de árboles. ¿Qué lo provocó? Al parecer, fueron las chispas de algunos trenes que pasaban por el bosque. Esto nos recuerda lo que dice Santiago 3:5: “¡Con cuán pequeño fuego se incendia tan grande bosque!”. ¿Por qué dijo esto Santiago?

2 Santiago explicó: “La lengua es un fuego” (Santiago 3:6). Aquí la lengua representa nuestra capacidad de hablar. Así como el fuego puede hacer mucho daño, lo que decimos también puede hacer daño a los demás. ¿Significa eso que nunca deberíamos decir nada? Claro que no. ¿Verdad que no dejamos de usar el fuego solo porque podríamos hacer daño a otros? Lo que hacemos es asegurarnos de usarlo bien. Por ejemplo, podemos usarlo para cocinar, calentarnos o darnos luz. De forma parecida, la Biblia enseña que lo que decimos puede hacer mucho daño o mucho bien (Proverbios 18:21). Por eso debemos asegurarnos de usar bien nuestra capacidad de hablar. Por ejemplo, podemos usarla para honrar a Jehová y para ayudar a los demás (Salmo 19:14).

3. Si queremos animar a los demás, ¿qué necesitamos saber?

3 Jehová nos dio la capacidad de expresar lo que pensamos y sentimos, sea por palabras o por lenguaje de señas. ¿Cómo podemos usar este regalo para animar a los demás? (Lea Santiago 3:9, 10.) Necesitamos saber cuándo hablar, qué decir y cómo decirlo.

CUÁNDO HABLAR

4. ¿En qué momentos no debemos hablar?

4 La Biblia dice que hay un “tiempo de callar” (Eclesiastés 3:7). Esto significa que hay momentos en los que no debemos hablar. Por ejemplo, cuando otros están hablando, por respeto debemos escuchar en silencio (Job 6:24). Cuando sabemos cosas confidenciales, no debemos contarlas a otros (Proverbios 20:19). Y cuando alguien nos dice algo que nos molesta, debemos mantener la calma y no decir nada (Salmo 4:4).

5. ¿Cómo le demostramos a Jehová que agradecemos que nos haya dado la capacidad de hablar?

5 Claro, hay momentos en los que sí es bueno hablar (Eclesiastés 3:7). Por ejemplo, podemos hablar cuando queremos alabar a Jehová, animar a otros o expresar nuestros sentimientos y necesidades (Salmo 51:15). Así le demostramos a Jehová que agradecemos que nos haya dado la capacidad de hablar. Y es que cuando un amigo nos hace un regalo valioso, queremos usarlo de la mejor manera posible.

6. ¿Por qué es importante elegir bien cuándo hablar?

6 ¿Por qué es importante que elijamos bien cuándo hablar? Proverbios 25:11 dice que una buena palabra dicha en el momento correcto es como manzanas de oro sobre adornos de plata. ¿Qué quiere decir esto? Las manzanas de oro son preciosas. Pero si las ponemos sobre algo hecho de plata, se verán todavía más bonitas. De forma parecida, tal vez tengamos unas buenas palabras que decirle a alguien. Pero si elegimos el momento adecuado para decírselas, esas palabras darán un resultado todavía mejor. Veamos un ejemplo que lo demuestra.

7, 8. ¿Cómo siguieron el ejemplo de Jesús los hermanos de Japón?

7 Si hablamos en el momento incorrecto, puede que la gente no entienda o no acepte lo que le decimos (lea Proverbios 15:23). Por ejemplo, en marzo de 2011, un terremoto y un tsunami destruyeron varias ciudades de Japón. Murieron más de 15.000 personas. Muchos Testigos perdieron a familiares y amigos, pero querían ayudar con la Biblia a sus vecinos. Aun así, decidieron no hablarles de la resurrección en ese momento. ¿Por qué? Porque allí muchas personas son budistas y saben muy poco de la Biblia. Así que los hermanos se concentraron en consolarlas y en explicarles por qué pasan cosas malas.

8 Jesús sabía cuándo hablar y cuándo callar (Juan 18:33-37; 19:8-11). Por ejemplo, él esperó el momento adecuado para enseñarles ciertas cosas a sus discípulos (Juan 16:12). Los hermanos de Japón siguieron el ejemplo de Jesús y esperaron el momento adecuado para hablarles a las personas de la resurrección. Dos años y medio después del tsunami les ofrecieron el tratado ¿Será posible que los muertos vuelvan a vivir? Muchos lo aceptaron y se sintieron aliviados con su mensaje. Nosotros también debemos pensar en la cultura y las creencias de las personas de nuestra zona. Así sabremos cuándo es el momento de hablarles.

Seamos pacientes y busquemos un momento en el que las personas estén dispuestas a escucharnos

9. ¿En qué otras situaciones debemos esperar antes de hablar?

9 ¿En qué otras situaciones debemos esperar antes de hablar? Una situación es cuando alguien dice algo que nos molesta. Si respondemos rápido, tal vez digamos algo de lo que luego nos arrepintamos. Por eso, primero debemos preguntarnos: “¿De verdad es algo tan serio que no puedo dejarlo pasar?”. Si no es tan importante, tal vez sea mejor no decir nada. Pero si nos parece que debemos hablar con la persona, mejor esperemos a estar calmados (lea Proverbios 15:28). Otra situación en la que debemos esperar antes de hablar es cuando queremos animar a nuestros familiares no Testigos a que aprendan de Jehová. Antes de hablarles, seamos pacientes, pensemos bien lo que diremos y busquemos un momento en el que estén dispuestos a escuchar.

QUÉ DECIR

10. a) ¿Por qué debemos pensar bien lo que vamos a decir? b) ¿De qué formas no hablamos nunca los cristianos?

10 Lo que decimos puede hacer que otras personas se sientan mejor o peor. Por eso debemos pensar bien lo que vamos a decir (lea Proverbios 12:18). Muchas personas son crueles y usan las palabras para herir, como si fueran una espada o una flecha (Salmo 64:3). Aprenden esa forma de hablar en las películas y los programas de televisión. Pero los cristianos nunca hablamos de forma ruda o cruel, ni siquiera en broma. Decir cosas graciosas no es malo, y puede hacer más interesante una conversación. Pero jamás debemos decir cosas ofensivas o burlarnos de alguien solo para que otros se rían. La Biblia dice que no debemos usar malas palabras ni lenguaje grosero, sino hablar de cosas que ayuden y animen a los demás (Efesios 4:29, 31).

11. ¿Qué nos ayudará a usar siempre palabras buenas y animadoras?

11 Jesús dijo que “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Esto significa que las cosas que decimos demuestran lo que tenemos en el corazón. Si en nuestro corazón hay verdadero amor por las personas, siempre usaremos palabras buenas y animadoras.

12. ¿Qué otras cosas nos ayudarán a encontrar las palabras adecuadas al hablar?

12 El rey Salomón era muy sabio, pero tuvo que pensar mucho para escribir palabras correctas y agradables (Eclesiastés 12:9, 10). Esto nos enseña que se requiere esfuerzo para encontrar las palabras adecuadas al hablar. ¿Qué nos ayudará a encontrarlas? Podemos aprender nuevas expresiones leyendo la Biblia y nuestras publicaciones. Y si no conocemos alguna expresión, podemos buscar su significado. También podemos fijarnos en el ejemplo de Jesús. Él dijo que Jehová le había enseñado a dar siempre palabras de ánimo y consuelo a las personas que sufren (Isaías 50:4). Además, debemos pensar en cómo afectará a otros lo que digamos (Santiago 1:19). Podemos preguntarnos: “Si digo esto, ¿qué entenderá la otra persona? ¿Cómo se sentirá?”.

13. ¿Por qué es importante que nuestra manera de hablar sea fácil de entender?

13 Es importante que nuestra forma de hablar sea fácil de entender. Para ver por qué, veamos un ejemplo. Los israelitas usaban trompetas para dar señales. Una de las señales servía para mandar al pueblo que se reuniera en algún lugar. Otra señal servía para mandar a los soldados que atacaran al enemigo. Si la señal de la trompeta no era clara, los soldados podían confundirse. Con nuestra manera de hablar pasa algo parecido. La Biblia dice que debemos hablar de una manera fácil de entender. Si no, las personas tal vez se confundan o no nos entiendan. Eso sí, aunque hablemos con claridad, tengamos cuidado de no ser bruscos ni faltarles el respeto a los demás (lea 1 Corintios 14:8, 9).

14. ¿Qué ejemplo demuestra que Jesús siempre hablaba de una manera fácil de entender?

14 Jesús siempre hablaba de una manera fácil de entender. Pensemos en el discurso que leemos en los capítulos 5 a 7 de Mateo. Él no usó palabras innecesarias ni difíciles para impresionar a la gente. Tampoco ofendió a nadie con lo que dijo. Explicó cosas muy importantes, pero siempre con palabras sencillas. Por ejemplo, en este discurso enseñó a sus discípulos que no debían preocuparse por lo que comerían cada día. Para que siempre recordaran esta idea, les dijo que se fijaran en cómo Jehová alimenta a las aves. Y luego les preguntó: “¿No valen ustedes más que ellas?” (Mateo 6:26). De esta manera tan sencilla los animó y les enseñó una lección muy importante.

CÓMO HABLAR

15. ¿Por qué debemos ser amables al hablar?

15 Como hemos visto, debemos pensar bien lo que vamos a decir. Pero también debemos pensar en cómo decirlo. A la gente le gustaba escuchar a Jesús porque él hablaba de manera amable (Lucas 4:22). Si nosotros también somos amables al hablar, las personas estarán más dispuestas a escucharnos y a aceptar lo que les decimos (Proverbios 25:15). ¿Qué nos ayudará a ser amables? Respetar a los demás y tomar en cuenta sus sentimientos. Eso era lo que hacía Jesús. Por ejemplo, cuando vio que un grupo de personas había hecho un gran esfuerzo para encontrarlo y escucharlo, con gusto les dedicó tiempo y les enseñó muchas cosas (Marcos 6:34). Y cuando en otras ocasiones la gente lo insultó, él nunca respondió de la misma manera (1 Pedro 2:23).

16, 17. a) ¿Cómo podemos copiar a Jesús cuando hablamos con nuestros familiares y amigos? (Vea la foto del principio del artículo.) b) ¿Qué logró una madre por hablar con amabilidad?

16 Todos queremos mucho a nuestros familiares y amigos. Pero como tenemos confianza, tal vez nos parezca que no es tan necesario tener cuidado al hablar con ellos. A veces hasta puede que digamos algo que les haga daño. Pero pensemos en Jesús. Él siempre trató con respeto a sus amigos. Cuando algunos de ellos discutieron sobre quién era más importante, los corrigió con cariño. Hasta les puso de ejemplo a un niñito para ayudarlos a cambiar de actitud (Marcos 9:33-37). En la congregación, los ancianos deben copiar a Jesús y dar consejos con amabilidad (Gálatas 6:1).

17 ¿Y si alguien nos dice algo que nos ofende? Lo mejor siempre es responder con amabilidad (Proverbios 15:1). Veamos lo que le pasó a una madre que estaba criando sola a su hijo adolescente. El joven estaba haciendo cosas malas a escondidas. Un día, una hermana se enteró y quiso animar a la madre. Sin mala intención, le dijo: “¡Qué lástima que no lo hayas sabido educar!”. Antes de responder, la madre se detuvo a pensar y se esforzó por mantener la calma. Luego le respondió con amabilidad que no se había dado por vencida y que seguiría esforzándose por educar a su hijo. Gracias a su buena reacción, las dos siguieron siendo amigas. Además, el hijo escuchó lo que su madre había dicho. Al darse cuenta de que ella no lo había dado por perdido, dejó de hacer cosas malas, se bautizó y más tarde sirvió en Betel. ¿Qué aprendemos de esto? Que sin importar que estemos hablando con hermanos, familiares o personas desconocidas, nuestra forma de hablar debe estar “sazonada con sal”. En otras palabras, siempre debemos hablar con respeto (Colosenses 4:6).

18. ¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Jesús?

18 La capacidad de expresar a otros lo que pensamos y sentimos es un regalo precioso de Jehová. Por eso, sigamos el ejemplo de Jesús y elijamos bien cuándo hablar, qué decir y cómo decirlo. Seamos siempre amables y usemos las palabras para animar a los demás y para hacer feliz a Jehová.