“Educa al niño en el camino por el que debe ir, y no lo dejará ni siquiera cuando llegue a viejo” (Proverbios 22:6, Traducción del Nuevo Mundo).

 “Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se apartará de él” (Proverbios 22:6, Reina-Valera, 1995).

 Los padres que enseñan a sus hijos a amar a Dios y a respetar sus normas pueden esperar que toda esa educación los ayude durante el resto de sus vidas.

 “Educa al niño en el camino por el que debe ir”. Estas palabras también pueden traducirse como “inicia al niño en el camino que debe seguir”. Muchos versículos del libro de Proverbios animan a los padres a enseñarles a sus hijos lo que está bien y lo que está mal desde pequeñitos (Proverbios 19:18; 22:15; 29:15). Pero los padres reconocen que sus hijos, como ocurre con los adultos, tienen libertad de elección. Así que, en vez de simplemente decirles lo que tienen que hacer, razonan con ellos y los ayudan a convertirse en adultos maduros y responsables capaces de tomar buenas decisiones por ellos mismos (Deuteronomio 6:6, 7; Colosenses 3:21).

 Algunos especialistas afirman que esta expresión significa “entrenar al niño de acuerdo con su naturaleza”, es decir, de acuerdo con sus inclinaciones naturales. Esa explicación pudiera parecer lógica, pero la expresión hebrea traducida “en el camino por el que debe ir” o “en su camino” es probable que se refiera a vivir de una manera buena y justa. El libro de Proverbios habla en más de una ocasión de dos caminos por los que puede ir una persona. A uno de ellos lo llama “los senderos de los justos”, “los senderos de la rectitud” y “el camino correcto” (Proverbios 2:20; 4:11; 23:19). Al otro camino se le llama “el camino de los perversos”, “el camino del tonto” y “el mal camino” (Proverbios 4:14; 12:15 [Traducción del Nuevo Mundo, 1987]; 16:29). Así que el camino por el que un niño debe ir se refiere al “camino correcto”, es decir, al tipo de vida que se enseña en la Palabra de Dios, la Biblia (Salmo 119:105).

 “No lo dejará ni siquiera cuando llegue a viejo”. Cuando los padres les enseñan a sus hijos las normas morales de Dios, es mucho más probable que vayan por el camino correcto durante toda la vida. Sin embargo, eso no significa que un hijo que recibe la educación adecuada nunca dejará el camino correcto ni desobedecerá las leyes de Dios. Por ejemplo, si alguien pasa tiempo con personas que lo animan a hacer lo que está mal, puede que abandone “los senderos de la rectitud” y haga cosas malas (Proverbios 2:12-16; 1 Corintios 15:33). Aunque es cierto que eso puede pasar, cuando los padres les enseñan a sus hijos a seguir las normas de Dios, les dan la oportunidad de que les vaya lo mejor posible en la vida (Proverbios 2:1, 11).

 El capítulo 22 de Proverbios es un conjunto de frases breves que nos ayudan a poner en práctica los sabios consejos de Dios en diferentes situaciones de la vida. Estos proverbios enfatizan lo importante que es tener una buena reputación ante Jehová, a algo que se consigue cuando una persona es humilde, generosa y trabajadora (Proverbios 22:1, 4, 9, 29). Sin embargo, otros versículos muestran que quienes no les hacen caso a las normas de Dios y tratan mal a los pobres sufrirán las consecuencias (Proverbios 22:8, 16, 22-27).

 Aunque la mayoría de los versículos del capítulo 22 de Proverbios no hablan de la educación de los hijos, sí describen cómo vivir para tener la aprobación de Dios y ser felices de verdad (Proverbios 22:17-19). Los padres que les enseñan a sus hijos a vivir de esa manera demuestran que quieren lo mejor para ellos (Efesios 6:1-3).

 Para tener una visión general de lo que trata el libro de Proverbios, vea este breve video.