SELTERS (Alemania). El 22 de febrero de 2013, una testigo de Jehová llamada Mathilde Hartl recibió la condecoración de la Orden del Mérito de manos de Horst Seehofer, primer ministro de Baviera. Dicha condecoración es la más importante que la República Federal de Alemania puede otorgarle a alguien por sus servicios a la nación.

La señora Hartl, que vive en Baviera, recibió esta distinción debido a la atención personal que ha dispensado a su hijo Martin, quien es discapacitado y ahora tiene 26 años de edad. De niño, se le diagnosticó distrofia muscular de Duchenne, una enfermedad que va deteriorando y debilitando los músculos. Mathilde tiene que pasar la noche atendiéndolo, lo cual implica vigilar constantemente su respiración y sacarle las flemas a fin de evitar que contraiga una infección o neumonía. Su otro hijo, Max —quien falleció en 2008, a la edad de 19 años—, también sufría esa misma enfermedad, además de padecer discapacidad mental. Por muchos años, Mathilde cuidó con esmero y amor a sus dos hijos.

Se le preguntó a esta mujer de dónde sacaba las fuerzas para atender a sus hijos. “De mis creencias religiosas —respondió—. Soy testigo de Jehová y, como tal, respeto la vida. Mientras pueda, procuraré hacer que mi hijo sea feliz a pesar de su enfermedad.”

El primer ministro Seehofer elogió a esta mujer y a los demás premiados al declarar: “Cada uno de ustedes ha contribuido a que el mundo sea un poco mejor”.

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