El 2 de abril de 2013, unas inundaciones repentinas en las ciudades de Buenos Aires y La Plata causaron graves daños y dejaron 57 muertos. Aproximadamente, quinientos testigos de Jehová se vieron afectados por las inundaciones, y unos doscientos fueron evacuados de sus hogares. Los Testigos organizaron labores de socorro y enviaron más de 30.000 litros (8.000 galones) de agua potable, 30 toneladas de alimento y cientos de colchones, mantas y almohadas para el beneficio tanto de sus hermanos cristianos como de otras personas. Cientos de Testigos participaron en dichas labores; algunos incluso viajaron hasta 500 kilómetros (300 millas) para ayudar con los trabajos de limpieza y restauración.

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